Un suicidio en toda regla

Entre las 491 páginas del fallo del juez Claudio Bonadio hay un dato que explica la responsabilidad del peronismo en el extravagante plan que llevó adelante Cristina Kirchner con el régimen de Irán. Sobre su aprobación en el Congreso, admite ante el juez el exdiputado Jorge Yoma: “Sólo se contaba con la orden del Ejecutivo y el texto del memorándum. En aquellos tiempos era una práctica muy común del bloque oficialista votar a libro cerrado las instrucciones del Poder Ejecutivo”. Una confesión similar hizo ayer el expresidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez: “El primer problema que tenemos es que nadie leyó el memorándum. [Pero] Somos todos grandes, no fuimos engañados para aprobarlo”. Es probable que la política nunca vaya a convalidar una condena a Cristina Kirchner por el pacto con Irán. Sería un suicidio en toda regla.

El trámite parlamentario ya habla de una voluntad escasa. El juez dispuso el procesamiento y prisión preventiva de la expresidenta el jueves, una semana después de que jurara como senadora. Ese mismo día ingresó al Senado el pedido de su desafuero. La ley 25320 dispone que sea enviado “de manera inmediata” a la Comisión de Asuntos Constitucionales. Hoy, 10 de diciembre, esa comisión ha quedado formalmente disuelta: su nueva composición será negociada, como es habitual en cada recambio parlamentario, durante los meses de receso. No será antes del 24 de febrero, cuando está prevista la elección de las nuevas autoridades de la Cámara. Recién entonces la comisión deberá emitir un dictamen sobre el desafuero. Cuenta con 60 días para hacerlo. La Cámara deberá votarlo en un plazo de 180 días.

Este galimatías parlamentario contradice el sentido de la aplicación del instituto de la prisión preventiva, al menos en los casos en los que depende del desafuero de un legislador. Según los criterios aplicados por el reciente fallo Irurzún, que es mencionado por Bonadio, la privación de la libertad busca impedir un eventual entorpecimiento de la causa bajo la presunción de que el acusado tiene posibilidades reales de influir en la investigación. Lo que recomienda ese fallo es en definitiva actuar rápido. Como pasó en Diputados con el desafuero de Julio De Vido.

Más allá de la pereza parlamentaria, la política ha dado su veredicto: son escasas o nulas las posibilidades de que Cristina Kirchner pierda su inmunidad de legisladora. La decisión nada tiene que ver con el contenido del fallo de Bonadio.

En el Senado prevalece el criterio del bloque peronista: un desafuero sólo es procedente si hay un fallo firme de la Corte Suprema, última instancia de un proceso judicial. Podría llevar todo un mandato o más, como muestra el caso el senador Carlos Menem, ya condenado en dos instancias. Así, a la discrecionalidad con la que cuenta un juez para disponer la prisión preventiva se agrega la del Congreso, según sea la Cámara, para convalidarla. De Vido estaría disfrutando en estas horas de sus pájaros si hubiera sido senador.

En su propia agenda, el gobierno tampoco ha mostrado ninguna inclinación por el desafuero de la expresidenta, que sumó su cuarto procesamiento. A cinco había llegado De Vido cuando el gobierno impulsó su expulsión en Diputados por inhabilidad moral. Habría que estar atentos recién con el próximo. Pero cada vez son más las voces que se pronuncian allí por la conveniencia de votar en contra del desafuero: el gobierno no quiere proveer de argumentos a la victimización de la señora y busca que nada perturbe el tratamiento del paquete de reformas. Un decreto convocó a extraordinarias a partir de hoy para que sean aprobadas antes de fin de año. No será todo lo fácil que parecía.

En la Justicia no ha habido demasiadas voces que arriesgaran una opinión sobre el fallo de Bonadio. En algunos despachos clave de Comodoro Py causó sorpresa. La fundamentación para que se investigue la denuncia del fiscal Nisman se basaba en la figura del encubrimiento: una trama para encubrir a los iraníes acusados por la AMIA a cambio de negocios. Admiten: nunca se contempló el delito de traición a la patria.