¿Quién fue Carlos Robledo Puch?

La historia del Ángel de la Muerte que antes de los 20 años ya había matado a diez personas

El Ángel de la Muerte. Carlos Robledo Puch. El mayor asesino de la historia argentina. Un hombre que mató cuando era adolescente y a los 65 está “muerto en vida”, no tiene familiares, nadie lo visita.

Antes de comenzar a matar, se le atribuye un asalto en 1970, junto a quien fue su amigo y compañero de andanzas, Jorge Ibáñez. Juntos robaron un local en Olivos, y se llevaron unos 100.000 pesos. Al año siguiente mataron al encargado y al sereno de una boite, que fueron sorprendidos dormidos.

La lista de crímenes se engrosó con el asesinato del sereno de una casa de repuestos, un empleado de un supermercado junto con la violación y muerte de dos mujeres.

En agosto de 1971, Robledo Puch e Ibáñez tuvieron un accidente de auto, y el amigo del Ángel de la Muerte falleció en el acto.

Robledo Puch no podía estar solo. Por eso poco tiempo después entabló una fuerte amistad con Héctor Somoza, con quien asesinó a dos hombres de una agencia de autos.

Al otro año mataron a un hombre en una ferretería y luego Somoza fue asesinado por su propio amigo, descubierto porque se había olvidado la cédula en el bolsillo de Somoza. Fue la caída del Ángel de la Muerte.

Lo detuvieron el 3 de febrero de 1972, cuando tenía apenas 20 años. Era un jovencito de rulos con cara de nene.

En 1980 lo condenaron a prisión perpetua por diez homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abuso deshonesto.

Después de insistir varias veces, en el 2000 estuvo en condiciones de solicitar la libertad condicional, que siempre le fue negada.

Como contrapartida lo instaron a realizar un tratamiento psicológico porque tuvo brotes psicóticos y actividades que tienden a lograr su resocialización.

En ese momento advirtieron que no había tenido ningún tipo de capacitación en todo el tiempo que llevaba en la cárcel, que tenía un marcado desinterés por la actividad escolar o educativa, además de la falta de contención en el exterior, que se reflejó en que nadie más lo visitó en la cárcel desde que murió su madre.

Recluido en el penal de máxima seguridad de Sierra Chica, pasa sus días leyendo y sin mucho contacto con el resto de los internos.

El 10 de mayo de 2016 fue trasladado desde la cárcel para realizarse estudios médicos y allí se lo pudo fotografiar después de muchos años.

45 años después, sigue negando los crímenes.


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