El disparador: Contra todo

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Estás en contra de todo. En contra, sobre todo, de no decir las cosas. “Che, me parece que tu pareja no es para vos, te está haciendo mal”: eso es algo que debería decirse, pensás. Si un amigo no habla de eso, ¿quién lo va a hacer?, planteás. Igual, vos no decís nada: preferís eludir una posible tensión.
Estás en contra de muchas cosas, pero igual las aceptás o las apoyás. En contra del intendente, pero lo votás porque te conviene. En contra de que esté normalizado socializar a través del alcohol, pero no resistís cenar con agua. Tampoco voy a ser el amargo que no toma, decís.
Estás en contra de muchas cosas, pero las alimentás. En contra de la corrupción, pero al policía que te agarra en infracción le tirás unos pesitos. En contra del trabajo informal, pero a tu empleada doméstica no la tenés en blanco. En contra de chistes y comentarios homofóbicos y racistas, pero te reís al escuchar “negro puto”. Es una forma de decir, te justificás.
Estás en contra de las corporaciones, pero tolerás sin chistar la reducción de personal -o de gastos- en tu empresa “porque así son las reglas del juego”. Rechazás la precarización laboral, pero no vas a defender a un compañero para no exponerte; ni siquiera vas a preguntarle cómo está, no vaya a ser que te identifiquen con él. Y no dejarás de obedecer a los jefes, aunque te pidan hacer las tareas de tu ex compañero. Órdenes son órdenes.
Estás en contra de dilapidar recursos: hay que cuidar el medio ambiente, decís. Pero cuando te vas a la oficina dejás prendido el aire acondicionado todo el día para que al volver tu departamento esté fresco.
Estás en contra de lo políticamente incorrecto. Realmente en contra de las cosas que tu entorno dice estar en contra, como el narcotráfico. Pero llamás al dealer, que se toma un taxi y te lleva la falopa, porque esta noche vas a necesitar un pase para aguantar. En contra de la explotación sexual; oh, sí, qué horror. Pero vas con tus amigos al puterío porque, bueno, es en una despedida de soltero y es lo que se estila.
Che, estás en contra de todo, te digo. Sí, respondés, estoy en contra de todo: sobre todo en contra de mi discurso, y de mí mismo.

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