El disparador: Hubiera querido

Datos

Te lo quería decir. Me acuerdo que estabas entusiasmado con la idea de encarar nuevos proyectos. No sabías con precisión cuáles, ni cómo. Tampoco dónde, ni con quién. “Solo sé que lo voy a hacer”, dijiste. Te despediste de tus padres y de tu hermano, dejaste Avellaneda, y saliste a recorrer el mundo.
Deseabas hacer algo que tuviera impacto en las personas. ¿Y eso qué significa?, te pregunté. Ayudar a la mayor cantidad de gente posible. Decías que lo importante es la coherencia entre pensar, sentir, decir y hacer. Y que, ante todo, lo esencial es lo espiritual.
Pensabas que a cada uno le tocaba un radio de influencia. Que la clave pasaba por seguir la propia misión. Que no estaba en vos determinar si lo que hacías influiría en pocos o en un continente. Que no había alguien más importante que otro, y que al final todos eran igual de necesarios. “El tamaño de verdad no importa, importa hacer lo que tenemos que hacer”, afirmabas.
Te parecía que el reconocimiento externo era una ambición del ego. Que perseguirlo era una muestra de inseguridad. Que el dinero era energía y algo relativamente importante, pero dentro de lo menos importante; y que lo fundamental era entender que la plata podía representar un esfuerzo, pero más bien era un símbolo del miedo y del poder. “Al final, la mortaja no tiene bolsillos. Solo quedará el amor”, decías.
Pero en un momento, no sé cómo ni por qué, te desanimaste. “El bien no se hace no porque no se pueda sino porque no se quiere”, resumías. Entraste en crisis. No tenías adónde ni con quién ir. Sufriste en soledad. Decepcionado, decías que no le encontrabas sentido a nada. Que estabas agotado para seguir. Que no valía la pena tanto esfuerzo. Que eras un fracaso. Que habías vivido equivocado.
Lo cierto es que ayudaste a muchos: sus corazones quedaron conmovidos. Más de veinte años después –en los que casi no supieron nada de vos–, ellos siguen diciendo que fuiste alguien muy especial, alguien que le dio sentido a sus vidas. Hubiera querido contarte esto, y preguntarte mucho más. Te lo quería decir. Pero te fuiste antes de que pudiéramos charlar.

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