esa mujer?

Protagonista de “Mujer en la ventana con perfume de ayer...”, del grupo cipoleño “El Piso de Arriba”, que acaba de participar de la Fiesta Nacional del Teatro de Mendoza, la actriz y dramaturga dialogó con “Río Negro” acerca del origen y puesta de esta obra.

Mujer en la ventana con perfume de ayer (y el alma prendida con alfileres)”, de Emilse Giardili y Javier Santanera, integrantes del grupo cipoleño El Piso de Arriba, representa a Río Negro en la presente Fiesta Nacional del Teatro (FNT) que se desarrolla en Mendoza. El unipersonal que la actriz protagoniza y Santanera dirige subió a escena en el Teatro Cajamarca ayer a las 21. Emilse interpreta a una argentina que llega a España detrás de un sueño. Cose de noche y subalquila rincones de su departamento a inmigrantes, a cambio de botones. Entre costuras, los recuerdos se mezclan y no faltan las sonrisas, los silencios, las miradas, sin perder de vista la crítica a una realidad que golpea del otro lado de su ventana. La pieza es resultado de una tarea de investigación y búsqueda de años, que comenzó a gestarse en esas tierras europeas donde Emilse, charlando ahora con “Río Negro”, estuvo radicada del 2000 al 2012.

“La obra toca zonas que me conmueven o me importan, me atraviesan la vida. Con mi experiencia de inmigración, de ser tantos años extranjera en otra tierra, lo que cuenta me estaba pasando a mí. Y me invadía la cuestión de los afectos que son irreemplazables. Yo vivía en Cádiz y tenía en Buenos Aires mis abuelas que se iban poniendo viejas, una de ellas falleció ya. Se me estaban yendo y yo estaba lejos… Esas dos cosas, un poco, empezaron a proyectar imágenes de una posible historia atravesada por una fuerte cuestión que se transmite de generación en generación. Esas cosas de las que no somos conscientes cuando chicos, pero con las vueltas de la vida, al madurar, cobran un enorme valor”, revela Giardili.

“Se pueden perder pero están en el patrón de la herencia de cada uno de nosotros y a veces resultan inexplicables. Esto que hago, aquel gesto, es de alguna de mis abuelas… Pasé por esos planteos y tenía una máquina de coser que aprendí a usar mirándolas a ellas, y un par de telas a lunares que me regaló una amiga andaluza. Junté todo ese material y comencé a construir la historia que ahora estoy actuando, a proyectar el relato de la costurera. Me inquietaba la idea de montar algo en escena que no estuviera hecho, algo manufacturado, cosido, que fuera apareciendo. Y en el medio contarle al público una narración sencilla. Nada más…”, dice sobre el origen de la obra.

“Tenía entonces la sensación de no saber dónde estaba y sentirme en medio del Atlántico, dudando entre virar el barco para Andalucía o hacia Argentina. No ser de lado alguno y de todos a la vez. (Sonríe Emilse), Me ocurría eso. Me puse a imaginar y ahí vinieron las abuelas todas, las dos que tuve, las biológicas, y la de Pablo (Donato, técnico “Mujer en la ventana…), mi pareja, mi amor, a la que sentía como propia. Y empecé a nutrirme de cada una de ellas, me documenté, leí mucho, “Historias de mujeres” (Rosa Montero), “Mujeres de ojos grandes” (Ángeles Mastretta). Escribí y escribí, cosía, me ponía olor a jazmín, fantaseaba. Jugaba sola, no quería que nadie interviniera, sobre todo Pablo que es actor y director… Porque quería dejarla fluir sin censura alguna. Para censurarme estoy yo misma que me limito bastante bien.

”Generé una pequeña propuesta de quince minutos y la mostré a alumnos avanzados, porque fuimos muchísimos años profesores de teatro en Cádiz, pero quedó ahí. Me di cuenta que no tenía, no me sentía capaz de escribir y dirigirme. Era mucho para mí. Nunca había estado sola en un escenario, siempre lo compartí con otro o con otros. Entonces, cómo hacer orgánico para el espectador este fluir de la conciencia, de los recuerdos, de las emociones, en soledad? Me inquietaba. Hice un borrador, improvisado, y quedó. Los chicos me filmaron, lo grabaron y hasta allí llegué.

”Pasaron uno, dos años, regresé a Argentina, volvimos y nos reencontramos con los amigos. Entre ellos, Santanera. En uno de esos momentos de reunión entre colegas teatreros, Javier –una persona absolutamente generosa- después que le contara lo que había escrito, que podía ser una locura mía, no sé… Le relaté cómo venía la cosa, el tema de la inmigración como algo que me estaba atravesando, y arrancamos a laburar. Así se comenzó a coser “Mujer en la ventana…” entre lo que yo tenía, su aporte también, su mirada de afuera. Los dos la estuvimos hilvanando. Era probar, ensayar, investigar, escribir y otra vez al cuerpo, a la escritura, al cambio de ideas”.

P- ¿El resultado actual de la obra?

R- ¡Me sorprende, es maravilloso! Como todo siempre en el teatro no es un producto terminado, cerrado, es en vivo y hay elementos que se le pueden sacar o agregar, pero estoy realmente plena, feliz con el fruto. Me conmueve lo que me dice la gente, lo que me devuelve al terminar cada función, cómo resuena en cada espectador. Y por momentos, me siento agradecida de haberme permitido vivir esta experiencia nueva de un unipersonal que era un desafío para mí, y sentir el rebote en el público de al menos una parte de lo que le propongo. Quería tramar una historia para que a la gente le sucediera algo, algo, algo, nada más; que no le fuera indiferente, que conecte con el tema de la inmigración, de la vuelta al país, de los recuerdos, con algo… Chiquito, sutil. A veces creo que lo consigo por lo que me expresan quienes vienen a verla. Me conmueve también el recorrido, todo el camino que hicimos con Javier, más allá de ahora; de búsqueda y de investigación. Me nutre como artista, me hace bien!

“Era probar, ensayar, investigar, escribir y otra vez al cuerpo, a la escritura, al cambio de ideas”,

cuenta Emilse sobre el proceso de escritura, que incluyó a Javier Santanera.

¿De qué va

“El Piso de Arriba?

Desde que hace cinco años, el grupo teatral “El piso de arriba”, de Cipolletti, se rearmó en el país, produjo los espectáculos “Mujeres geniales”, “El enemigo” (que estuvo en la FNT de Salta 2015), “El desvarío”, “Mujer en la ventana con perfume de ayer (y el alma prendida con alfileres)” y “Freak Show”.

Datos

“Era probar, ensayar, investigar, escribir y otra vez al cuerpo, a la escritura, al cambio de ideas”,

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