Fiesta Nacional del Teatro: cómo les fue a las obras regionales

El reciente Festival Nacional de Teatro, realizado a fines de mayo en las ciudades de Mendoza y Godoy Cruz, contó con las presencias de las obras “Quiero decir te amo”, de San Martín de los Andes, y “Mujer en la ventana con perfume de ayer…”, de Cipolletti. Ambas fueron de lo mejor que se vio en el encuentro más importante del teatro nacional, ambas llenaron sala y las dos se despidieron del escenario ovacionadas de pie. Lo que sigue son los comentarios de “Río Negro” de sus respectivas performances.

“Quiero decir te amo”

“Quiero decir te amo” de Mariano Tenconi Blanco, por el Grupo Humo Negro de San Martín de los Andes, es una oda al más puro de los sentimientos. Dirigida por Juan Parodi y protagonizada por Jorgelina Balsa y Clara Miglioli, suspende a los espectadores en innumerables situaciones plenas de belleza, sutileza y profundidades amorosamente tejidas. Atraviesa desde la sencillez de unos pocos recursos escenográficos tan bien puestos y aprovechados por Parodi y las actrices; desde la magnífica actuación de ambas, su ductilidad y expresividad de finos y precisos trazos. Clara es la perfecta imagen del amor sin medida, ese capaz de la mayor entrega, que puede llegar hasta desangrarse para ser. Jorgelina, con sus afectos congelados, se transfigura y se anima por fin a expresar lo que siente. Hay una escena maravillosa, cerca del final, en la que ambas, acostadas en el piso se tocan por única vez en la obra, pero no de modo directo y obvio; sus cuerpos se acercan y Jorgelina desliza en la derecha de Clara, un fruto jugoso al que ésta última acaba de quitarle su piel a pedazos. Es un segundo inmenso, eterno, inconmensurable. Solo un segundo que como una concepción, como un rayo vital emocionante, directo, inevitable, sacude, inunda de luz…

Dicho en primera persona

Hay un teatro que se ha instalado como variante, de las muchas y necesarias que tiene, imposible de esquivar. Tan seductor por los efectos, la palabra ubicada para conmover, los grandes nombres en la cartelera que alimentan al negocio del espectáculo. Es así, existe. No hay objeciones, es una forma particular que produce resultados en quien invierte en ella. También se ve en el abrumador cine comercial norteamericano que invade las salas de los centros de consumo. En la televisión, ni hablar. Son muy raras las propuestas que trascienden la pantalla y se acomodan en la memoria afectiva del espectador, tan pocas como las que siembran alguna idea para reflexionar o guardar en el cajón de los recuerdos nutritivos.

Quizás la secuela más difícil de desarmar que deja es el haber impuesto un modelo, una forma de montar las escenas, de armar el relato, de concebir –volviendo- una creación teatral. Montajes de escenografías, buenos trabajos actorales, engranajes más o menos bien armados, según el caso, luces, toques musicales para forzar la emoción, siempre al servicio de la superficie, de la cáscara, de la apariencia, de mostrar para ser visto y –como las imágenes- desaparecer sin dejar huella.

Lo expuesto en la noche del 22 y 23 de mayo pasados por el Grupo de San Martín de los Andes con “Quiero decir te amo” es una prueba de lo que se puede lograr cuando otros valores se ponen en juego. La ética por sobre la pura estética, el contenido por encima del envase, la búsqueda interna, el ser por el parecer, arriesgarse a sondear abismos humanos como el amor incondicional, hondo, que transforma. Prueba también que con poco se hace mucho si se usa la inteligencia, se aprovecha la formación, se aúnan esfuerzos, se traza un camino alejado del individualismo. Las dos actrices en escena maravillan porque detrás hay un equipo, sosteniéndolas, porque hubo mucho trabajo antes y lo sigue habiendo. Se apagaron las luces, vinieron los aplausos y los bravos de aprobación, siguieron los abrazos y las expresiones de admiración para Humo Negro todo. Tal vez la mejor devolución sea contarles que entraron sin pedir permiso en la emoción de quienes llenamos la sala 3 de la Nave Cultural de la Universidad Nacional de Cuyo. Y se instalaron junto a tantos amores archivados, vivos, latiendo otros, deseados, alcanzados, compartidos.

“Mujer en la ventana con perfume de ayer…”

Cerrando la participación de los elencos regionales en la Fiesta Nacional del Teatro en Mendoza, el miércoles 24 llenó el Teatro Cajamarca “Mujer en la ventana con perfume de ayer (y el alma prendida con alfileres)” de Emilse Giardili y Javier Santanera, representado a Río Negro. Emilse corporizó a una argentina que emigró a España antes de la crisis del 2001, se asentó en Cádiz, y en su pequeño departamento, alquila camas a sobrevivientes marroquíes al cruce del Mediterráneo que las ocupan sucediéndose unos tras otros, mientras sueña reencontrarse con su abuela que envejece en Paraná. Evoca su infancia cuando aprendió a coser, el olor a jazmín, las charlas entre telas, hilos, cintas de colores y botones…

La actriz de Cipolletti tiene la máscara, la gestualidad perfecta para expresar los contrastes que el personaje vive, su cansancio por horas y horas de confección a destajo de delantales para cocinar, la imposibilidad de volver, el diálogo con la abuela que mira desde una fotografía sepia, las risas sueltas de la niñez. Y la acción, entre los tiempos de la memoria y el ritmo de la máquina y las puntadas, fluye seduciendo, divirtiendo, emocionando. Allí queda nítida la mano sensible de Santanera en la dirección, en los cambios de climas con toques de luz o pequeños movimientos de objetos, por caso un maniquí que es tal y también hueco del que brotan recuerdos, aromas y sonidos cercanos y pasados. El resultado de este trabajo conjunto es una envolvente historia que se acomoda suave en el afecto. El final grafica la relación que la obra genera. Giardili, cansada, se ubica en un huequito entre el público sentado en el piso sobre colchones raídos, una joven le hace lugar para que duerma, mientras la escena se va a negro lentamente…

FICHA TÉCNICA

Grupo El Piso de Arriba de Cipolletti, también en producción artística

Emilse Giardili, actriz

Técnico: Pablo Donato

Edición sonora: Jorge Enei

Fotografía y diseño gráfico: Laura Ratto

Dirección: Javier Santanera


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Teatro

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