Jóvenes Pordioseros: una historia de rock barrial en carne viva

Hace tiempo que Jóvenes Pordioseros viene mostrando “Late”, adelanto de su próximo disco, el sexto de estudio en su haber, que comenzará a grabar el próximo martes y se editará entre mayo y junio. El tema compuesto por Toti Iglesias, es el primer corte del material sucesor de “Pánico”, en cuya gira despedida está ahora. La banda de Villa Lugano, tocó el 26 de febrero en el escenario principal del Cosquín Rock y se presentará hoy en la Expo Plottier 2017.

Por delante le quedan Refugio Guernica en Córdoba, el 7 de abril; Pergamino el 8; Monte Grande (15); La Plata (22); y La Trastienda BA, Balcarce 460, el viernes 5 de mayo. Después de varias disoluciones y rearmados, JP está integrado hoy por Germán Drago en guitarra y coros, el tecladista Gustavo Zorro Cejas, Leonardo Raffa en bajo y coros, el baterista Lucas Fiorentino y Cristian “Toti” Iglesias (40), guitarra, armónica y voz líder histórica, quien habló con “Río Negro” a horas de partir hacia la región.

Avatares

Cuenta la historia que Jóvenes Pordioseros se formó en 1993, cuando sus primeros integrantes tenían entre quince y dieciséis años. En 1994 sufrió una deserción casi total y Toti quedó solo. En 1998 se reagrupó para volver a cambiar en 2002. A principios de 2008, fue Toti quien abandonó la banda por su proyecto de entonces, Hijos del Oeste. El resto de los integrantes (Pedi, Chori y Sikus) formaron Culpables De Este Sentimiento y Jóvenes Pordioseros dejó de existir… al menos un tiempo.

En septiembre del 2010 se confirmó el regreso de la banda, con espectáculos programados para el interior del país. En la nueva formación se encontrarían Toti en voz y guitarra, Hernando “Nando” Canata en guitarra (primer guitarrista de la banda), Sikus en bajo y Mariano Fiel en batería (baterista también de Hijos del Oeste).

“Nunca he hecho el cálculo porque el nombre ya lo teníamos con mis primos a los ocho años y jugábamos a que tocábamos”, recuerda Toti. “Algunos cuentan desde que nos vieron en un cumpleaños de quince, donde debutamos en Villa Soldati; para muchos, a partir del demo del que vendimos de mano en mano, en dos meses, tres mil seiscientas copias. Otros, de cuando sacamos el primer disco. Es todo como una vida y un sueño de pibes de un barrio pobre de la Capital”, asume acerca del origen de la banda

P- No hace mucho comenzaste a decir en los recitales, que cumpliste cuarenta…

R- Antes mentía con la edad y ahora, la estoy disfrutando. Ya se me nota (reímos)… Bueno, mi mamá tiene setenta y fue a Cosquín a vernos, con buena gente que conoció y sigue a la banda en todos los recitales. Eso le da muchísima vida. Sube al escenario siempre conmigo a cantar y bailamos un lento nuestro, como “Eterno” (3) del último compacto. Yo disfruto mucho con mi vieja a esta edad… Uno se va forjando en la vida y con la banda pasó lo mismo. Cuando nos separamos, a mis quince, a los diecisiete, a los diecinueve porque algunos tenían novia y quisieron seguir el noviazgo, tuve los regresos que me eran más fáciles entonces que ahora. Cuando no teníamos difusión y nos distanciamos al formar yo Hijos del Oeste, salí a hacer Toti y amigos con Ponchi (Pablo Poncharelo, bajista) de La 25, con Juanse (Ratones Paranoicos), Leo (Raffa, por entonces) de Los Pulgones. Siempre estuvimos en alguna ciudad, algún pueblo, una provincia tocando. Debo tener más de dos mil quinientos recitales… También fue una forma de curarme. Yo había agarrado la noche, no paraba, cinco días despierto; metía en un día cuatro bares, dos boliches, la casa de uno, salía a bailar y así… Lo más importante en mi vida era respetar a la gente y tocar rocanrol, y le pedía a mi mánager que metiera una fecha en Los Cardales y después otra donde pudiera, no sé, en Pilar. Y yo iba y tenía una responsabilidad para recuperarme un poco de la movida esa que me estaba re enviciando. Me ayudó a reconstruirme y a darme cuenta.

P- Villa Lugano sigue siendo un barrio de trabajadores.

R- Sí, por ahí hay más negocios de día, pero a la noche las calles se vacían y te preguntás qué me puede pasar. No sabés si te van a chorear. Creció mucho en comercios y cuando cierran, parece zona de fábricas como era antes.

La pelea

“Cuando llenamos Cemento (2003), yo pedía monedas en la calle y tocaba la guitarra en el subte”, recuerda. “Toqué un viernes y el lunes ya estaba a las siete y media para no perder el lugar en el Pasaje, abajo, de la estación Carlos Pellegrini. Siempre digo que si esa hubiera sido mi época, estaría en el horno. Mangueaba, vivía con mis abuelos jubilados, mi mamá sin trabajo. En la crisis del 2001 yo ya estaba en crisis y cuando salió ir a la costa por primera vez, en el 2000, creo, hicimos noventa y ocho recitales en enero y febrero en Villa Gesell. Poníamos los equipos y vendíamos los casetes del que luego fue ‘Probame’, el primer disco”.

Sobre cómo subsistir, Toti dice: “Siempre pegamos afiches, volanteamos, sabemos laburar esa parte, por eso cuando Jóvenes se separa y formo Hijos del Oeste que anduvo dos meses bien y la discográfica (Warner) no nos apoyó más, empecé a inventar cosas, como te decía recién. Y sigo inventando porque siempre tengo a mi lado al Colorado (Fernando) Grimaldi, mi hermano, uno de los dos manager y mi compinche de inventos. Hace dos veranos atrás fuimos a La Mega (98.3) que está en Gesell, escribí a mano los volantes para que la gente en la playa se enterara, y los repartí uno por uno…”

“Quiero decir, sé sobrevivir ante la mala circunstancia. Hoy somos bendecidos, estamos con Popart, el disco (“Pánico”) anduvo bien, tiene cuatro videos, tres para tele, uno para Internet, no dejamos de sonar… Salió el clip de “Late” la semana anterior y el martes entramos a grabar el nuevo compacto que se llamará igual, y el tema está sonando hace un mes en las radios. La verdad es que no me puedo quejar con todo lo que te conté. Amamos y tenemos convicción en lo que hacemos, trato de que la gente se vaya contenta porque cuesta mucho conseguir la moneda. Yo no me olvido que cuando tocaba en el subterráneo, me dejaban cincuenta centavos y para mí, era una fortuna…”

Parto de dolor

“Amo el país y cuando estuvimos afuera, lloraba”, recuerda Toti. “En 2007, viajamos por Estados Unidos y Méjico y me quería volver. Si sale, todo bien, voy, pero lo sufrí tanto porque quiero Argentina y me duele enormemente cuando no empiezan las clases por lo que le pagan a los maestros. Mi vieja gana la mínima y la tengo que ayudar tres veces más, la veo que no quiere comprarse algo para cuidar la plata. Llegar a decirle no trabajás más, dicho y hecho, para mí fue encontrar la felicidad. Pero, tengo los mismos amigos de siempre y no la están pasando bien, me cuentan y a veces me parto de dolor. Jóvenes Pordioseros se crió así y habla de eso, cada tanto alguna frase tiramos sobre que está difícil la cosa. Hay que estar pillo, porque si me como que canto en una banda, viajamos por todo el país y gano una buena teca, me voy de la realidad. Y está banda tiene los pies en la tierra…”

“Allá por el año 1200, Gengis Kan –hay un tema del próximo disco que se llama como él- dijo “No tuve ningún lugar donde esconderme del trueno, así que ya no le temo”. Onda voy al frente con lo que sea… Cuando estoy roto, me acuerdo de mamá yendo a laburar a las cuatro y media de la mañana. Yo era chico y la veía desde el piso 20 (de Lugano 1 y 2). Es una historia que le pasó a todo mi barrio”.

“Cuando llenamos Cemento (2003), yo pedía monedas en la calle y tocaba la guitarra en el subte. Toqué un viernes y el lunes ya estaba a las siete y media abajo, de la estación Pellegrini”,

recuerda Toti Iglesias.

Jóvenes Pordioseros será hoy el anteúltimo show de la tercera noche de la edición 2017 de la Expo Plottier. El cierre estará a cargo de Estelares.