La peña: Un invento ajeno, con personalidad argentina
Columna semanal
Datos
- No hay desencanto que valga. Nada les hará perder el prestigio ni la personalidad. Porque en realidad de eso se trata, de la personalidad que tienen nuestras empanadas, distintas a todas, tentadoras, irrepetibles.
- Y no dije las mejores porque cada paladar exige a su gusto y tal vez lo que para nosotros es de excelencia, para otros sea una más.
- Que quede claro, las empanadas no son argentinas, no es como el dulce de leche que nos podemos jactar de semejante invento. Y qué importa si la inventaron otros, alcanza con conocerla, disfrutarla, degustarla a nuestro modo, con nuestros propios ingredientes.
- Pero sí podrían presumir de ser sus creadores los árabes, con quienes llegaron a España, aunque los mismos españoles dicen que de sus cocineras expertas salió semejante comida. La masa doblada con contenido del más diverso se instaló por el mundo y cada uno le pone su sello. Por eso lo de la elección de ingredientes es tan clave. Ahí está el secreto y eso las distingue en cada país.
- Las empanadas chilenas que también son una delicia, tienen diferencias en los condimentos, pero aún así en un mismo país las hay muy variadas.
- Las argentinas difieren enormemente de una región a la otra y no hay parámetros para establecer cuál es mejor.
- Claro, sólo ponemos en este plano de distinguidas a las que se hacen a mano, porque cuando intervienen las máquinas es una producción en serie.
- Un rápido repaso por las características que adopta en cada país, en Argentina y Uruguay tienen mucho en común, como tienen ambos países en otros aspectos. Y es tal la variación que pasan de tener azúcar en una zona, papas en otras, arvejas y cuanto se pueda imaginar.
- Qué maravilla esto de las comidas que no tienen frontera, que pasan de un país a otro, que se ofrecen casi como un regalo. Las empanadas, más allá de dónde las hayan inventado, serán siempre empanadas.
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