Marxismo políticamente incorrecto… con Groucho

Hoy se cumplen cuarenta años de la muerte del genial actor y humorista nacido en 1890 como Julius Henry Marx. Se lo recordará siempre por sus “one-liners”, los famosos comentarios cáusticos e irónicos que descolocaban a sus interlocutores.

El genial humorista estadounidense Groucho Marx, de cuya muerte hoy se cumplen 40 años, fue –además de un actor desopilante, creador de un estilo inconfundible– un verdadero genio de los llamados “one-liners”, comentarios cáusticos que dejaban a su interlocutor preguntándose qué corno era lo que ese señor de bigotes negros, anteojos redondos y habano inacabable había querido decirle.

Dueño de una comicidad caótica, anárquica y surrealista, desde su legendaria afirmación de que “nunca pertenecería a un club que me acepte como socio”, Groucho Marx dejó a la humanidad un legado en forma de frases agudas e hirientes marcadas con su inconfundible sello de ironía, entre las que puede mencionarse una de las más famosas: “Nunca olvido un rostro, pero en su caso haré una excepción”.

Groucho nació en Nueva York el 2 de octubre de 1890 con el nombre Julius Henry Marks, y falleció en Los Ángeles el 19 de agosto de 1977, a los 86 años, afectado de una neumonía.

Ganador en 1972 de un premio especial del Festival de Cannes y en 1973 de un Oscar Honorario, este hijo de inmigrantes alemanes se hizo famoso como miembro fundamental de los Hermanos Marx, grupo dentro del cual parodiaba a un hombre de la alta sociedad, “decidor de chistes de almanaque”, con un frac que le quedaba mal y un puro que nunca terminó de fumar.

Cínico, ingenioso, dueño de un amplio bagaje cultural, Groucho practicaba la verborragia, la ironía, los juegos de palabras y una sinceridad descarnada para socavar los cimientos, desestabilizar y revelar las miserias de una sociedad donde la hipocresía, el egoísmo y los intereses materiales llevaban la delantera.

Tanto en el teatro de variedades, donde se iniciaron, como en el cine, Groucho y sus hermanos Leonard (Chico), Arthur (Harpo), Milton (Gummo) y Herbert (Zeppo) poseían un gran poder de improvisación para satirizar sin piedad los puntos más negativos de la sociedad contemporánea, en sus aspectos sociales, económicos y políticos.

A pesar de los muchos chistes verbales de Groucho, los Marx ratificaron la noción de que la comedia cinematográfica, aún en el período sonoro, debía ser primordialmente visual, desde la vestimenta, los bigotes y las pelucas hasta la loca idea de hacer bajar de un taxi a 25 personas, sin dar explicaciones.

Tras idas y vueltas, el grupo de los hermanos Marx terminó por disolverse en 1957, trabajarían separadamente, pero luego sólo Groucho continuó en el cine, aunque en forma esporádica, para iniciar paralelamente una fructífera labor en radio y TV, donde trasladó su humor anárquico y surrealista al programa “You Bet Your Life”.

Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende me retiro a otra habitación y leo un libro”.


Éstos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”.

El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución”.

Estuve tan ocupado escribiendo la crítica que nunca pude sentarme a leer el libro”.

Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo”.

Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”.


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