Raly Barrionuevo y Lisandro Aristimuño, socios en la canción

La celebrada sociedad artística entre Lisandro Aristimuño y Raly Barrionuevo cerró su breve y emotiva gira por las provincias con una doble fecha en Beltrán y “Río Negro” estuvo ahí para contarlo.

Afuera, un pasacalle celebra en letras grandes el regreso del hijo pródigo al pueblo: “Bienvenido ciudadano ilustre de Río Negro Lisandro Aristimuño”. Más chico y en verde, un fragmento de una de sus canciones que hace referencia al pueblo, cierra el mensaje. Son las 9 de la noche y en las puertas del teatro “El Galpón” la fila se va formando hasta llegar casi al principio de la cuadra. Todos esperamos la última fecha de la gira de “Hermano Hormiga”, el espectáculo intimista de Lisandro Aristimuño y Raly Barrionuevo que no llegó a las capitales, con el objetivo de tomarse el tiempo de visitar algunos pueblos y simplemente celebrar la música.

Lejos de los teatros, festivales y eventos masivos solo 180 personas participaron del ritual que tuvo funciones el sábado y el domingo en Luis Beltrán. Un equipo de 9 personas, incluidos los dos músicos, llegó a Valle Medio para cerrar una gira de un mes. El viernes, pasaron por Río Colorado.

El escenario está al ras del suelo. A la izquierda un bombo, y una guitarra de doce cuerdas esperan la llegada del rionegrino; a la derecha un set de tres guitarras electroacústicas y un simpático cuatro venezolano aguardan al santiagueño. También hay mesas pequeñas con copas de buen vino para hidratar las gargantas. Luces de tungsteno cuelgan de la parrilla del teatro y cuatro veladores de pie completan la sencilla escenografía.

A las diez menos veinte ingresan sin mucho preámbulo los músicos. Caja y bombo en mano respectivamente, Barrionuevo entona: “Me voy a los cerros, alto, a llorar a solas, lejos, a ver si se apuna el dolor”. El primer tema es “Subo” de Jorge Cafrune. Serán más de dos horas en las que ambos compartirán con el público su música sin ataduras, libre, despojada de formas estructuradas y clichés.

Las canciones de Raly fueron elegidas por Lisandro y viceversa; además se animaron a ejecutar un par de covers de bandas y artistas que los marcaron en su carrera y formación musical. “Tu nombre y el mío”, de Aristimuño, fue la segunda canción, esta vez en la voz de Barrionuevo.

Los celulares de los asistentes al show registran cada momento. En la segunda fila, un chico sube un snap de ambos músicos. Lo acompaña un emoji de una carita sonriente. En el público hay vecinos de Valle Medio, amigos de Lisandro, su familia y un puñado de fanáticos que viajaron desde Roca, Neuquén y hasta Bariloche.

Con un santiagueño en la sala no podía faltar la chacarera. Suena el rasgueo y dos chicas se animan a bailar. “El público del sábado bailó, el del domingo viene perdiendo” arenga Raly, sobre la función de la noche anterior. En el medio otra pareja baila y la ronda se extiende. Es un matrimonio mayor. Hay caras de aprobación y ojos de ternura entre los asistentes.

Promediando un tercio de la presentación es momento de los saludos formales. El local toma la palabra y dice “hola mi Beltrán”. Le transpiran las manos y sonríe. Los músicos cuentan que se conocen desde hace varios años y que “esto lo vienen pensando hace mucho” y que “justo ahora” pudieron tomarse un mes para hacerlo. Durante septiembre, recorrieron Unquillo, La Quebrada, Rafaela, Lujan, Benito Juárez, San Rafael, Villa Mercedes, Justiniano Posse, Río Colorado y Beltrán. Con sinceridad cuentan que muchas veces los altos costos de movilidad con cada una de sus bandas, músicos y equipos técnicos, no les permite llegar a tocar en algunos pueblos más pequeños. Algo que con éste espectáculo lograron.

Arranca “De mi madre”, esa popular zamba del Chango Rodríguez entonada en innumerables peñas que comienza con la frase “Volveré, volveré, dónde está mi madre esperándome”. Hay cierto paralelismo con Lisandro, sus raíces y su Beltrán.

Las luces del escenario no iluminan más que la mirada de la chica que llegó temprano y se ubicó en primera fila. No quita sus grandes ojos negros del rionegrino, canta, sonríe y se frota las manos, está nerviosa, ansiosa, contenta, feliz.

El reggae llega al teatro con “Como danza la esperanza”, un clásico en el que Barrionuevo se permitió evocar al mítico Bob Marley con “Don’t Woman no cry”.

Hay pifies en las letras y tarareos cómplices. Pero eso no importa, hay buena onda y todos reímos, “ya está”. Hermano Hormiga logró conquistar al público, demostrando que en la imperfección ocasional también radica la profundidad y espontaneidad del proyecto.

Con su guitarra brillante, Aristimuño nos regala una versión minimalista de “Azúcar del estero”, que irá de menor a mayor hasta llegar al estribillo, en la voz de su compañero, cuya pronunciación del inglés es rústica pero simpática.

Los cantantes deben hacer un anuncio: la lista se está terminando. El último de la lista es un cover del gran Silvio Rodríguez. El público aplaude de pie y el teatro estalla.

Mientras piden otra, Raly agarra el bombo y marca el tiempo de chacarera, mientras las parejas vuelvan a bailar. Ahora son cuatro. Las bailarinas lucen sus vestidos con flores en los giros de “Chacarera del exilio”.

Una señora hace palmas a destiempo en el comienzo de “canción de amor”, el tema en el que el rionegrino pide “atardeceres en los cielos de Beltrán”. Es otro momento especial, justo antes del primer intento de retirada.

Solo vuelve el hombre de Frías, que se anima a confesar que con “Zamba y acuarela” no le fue tan bien, que la chica a quien le hizo esta canción “nunca le dio bola”. “Los otros changos han tenido más éxito que yo con esta canción”, dice entre risas y melancólico.

Es el turno del beltranense que con “Me hice cargo de tu luz” retoma el tercer bis. “Con este tema se hicieron demasiados chistes, como que yo me tenía que hacer cargo de la luz de todos y esto no es así, menos con los tarifazos”. Nos cuenta que se le ocurrió en la previa de los festejos de un cumpleaños suyo, y que la intro en parte está inspirada en el sonido del timbre de su departamento. La melodía, con otros acordes, la pensó sobre la base del “que los cumplas feliz”. Nos causa risa la ocurrente originalidad.

Todos sabemos que se acerca el final, Raly vuelve a empuñar el cuatro para comenzar “Cantando al amanecer”, el tema que entonamos todos en coro y que marcará la despedida del dúo, quién sabe hasta cuando. Al finalizar el show cada artista volverá a seguir su camino, prepararan nuevos discos, presentaciones y giras individuales de verano. Sin embargo, con Hermano Hormiga sellaron una alianza musical y emocional explícita que seguirá viva por años.

Gira hormiga

“Yo me crié acá, tengo mucha gente que me quiere mucho y que yo quiero un montón”,

remarca Lisandro sobre lo que significó tocar el Beltrán.

Volver. “De repente levanté la mirada y estaba mi profesora de primer grado”, dice Lisandro.

Gracias totales. El público celebró con los músicos una doble presentación inolvidable en Beltrán. Foto: Georgina Costanzo.

“Constelaciones”, el disco con nuevas canciones de Lisandro Aristimuño, fue grabado en febrero de este año y saldrá a la venta el 15 de octubre.

Datos

10
Las localidades que recorrió “Hermano Hormiga”. Sólo repitieron en Unquillo y Beltrán.
180
Las personas que vieron la presentación de “Hermano Hormiga” cada noche en Beltrán.
“Yo me crié acá, tengo mucha gente que me quiere mucho y que yo quiero un montón”,
“Constelaciones”, el disco con nuevas canciones de Lisandro Aristimuño, fue grabado en febrero de este año y saldrá a la venta el 15 de octubre.

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