la era de la madurez

Reflexiva, la cantante habló con “Río Negro” sobre sus 20 años de carrera antes de actuar en Neuquén y Chos Malal

Soledad Pastorutti (36) acaba de regresar de Loja, centro sur de Ecuador, donde el 17 de noviembre se presentó en la Plaza San Sebastián durante el Primer Festival Internacional de Artes Vivas. El 26 de enero festejó veinte musicales años en el último Festival de Cosquín, acontecimiento sin igual -editado en un magnífico CD + DVD- que reunió en una misma noche a su hermana Natalia, Abel Pintos, Los Manseros Santiagueños, Luciano Pereyra, Los Nocheros, Raly Barrionuevo, Jorge Rojas y la neuquina Marité Berbel, entre otros. El 12 de mayo fue invitada por Divididos y en el Teatro Coliseo cantaron “La flor azul”. El 29 de octubre llenó el Estadio Luna Park de Buenos Aires.

Ha vendido más de 4 millones de discos y realizado más de 2.500 recitales en Argentina y el mundo. Este 2016, sólo entre agosto y el 20 diciembre habrá recorrido treinta y ocho ciudades de cinco países. Pero su expresividad actual no es resultado de una acumulación de números sino, seguramente, de un recorrido por su interior más profundo… Despliega una sensibilidad a flor de piel, como en el tema que cantó en Cosquín con Abel, “Tocando al frente” (de Almir Sater y Renato Teixeira), que eriza…

“La vida misma produce eso. El hecho de ir creciendo, de ir adquiriendo más responsabilidades, pero también más experiencia; de entender que el canto es algo más serio, no un juego. Con el paso de los años, digo. Si ponemos en tela de juicio que empecé siendo muy chica y quizás intuitivamente; no sé si consciente de qué hacía… Creo que es un poco eso y después, me parece, hubo otras cuestiones de lo personal, la llegada de mis hijas (Antonia en 2010 y Regina en el 13, de su matrimonio con Jeremías Audoglio), el accidente de tránsito (cerca de Carcarañá, Santa Fe, en mayo 2015), el robo en mi casa en julio, muchas cosas que me fueron pasando y van sensibilizando de otra manera, no sé, como que me trascienden. Creo que nada de lo que ocurre en este mundo puede estar ajeno a lo que sentimos y me sucede a mí, también”, explica sobre sus cambios.

P: Cómo te llegó “Tocando al frente”.

R: “Tocando al frente”, una canción que está traducida, me la envió mi suegro hace más de un año porque le gusta la música y cuando encuentra algo así, me manda el link. Y a mí me gustó mucho. Siempre tengo una lista de canciones elegidas para los próximos discos, repertorios, y no le encontré lugar en el anterior (disco) y además quería que fuera a dúo porque originalmente es así y está bueno, respira de otra forma. El dueto me lo había imaginado con Abel o con Raly Barrionuevo. Algún día se va a dar, dije. Justo se viene el festejo de los veinte años, con la mayoría de los artistas canté canciones más obvias, aunque es un modo feo de decir, temas relacionados con esas dos décadas y mi recorrido, que cobran otro significado en las voces de mis compañeros y a dúo. Y a Abel le dije que no sabía qué hacer porque no podíamos ensayar, entonces le mandé dos opciones, “Cuando llegue el alba” y “Tocando al frente”, a ver qué me respondía. Y gracias a Dios, porque no quise forzar nada, eligió ésta.

P: Esa canción dice exactamente “hoy me siento más fuerte, más feliz quién sabe / y llevo la certeza de que muy poco sé o nada sé”. Certeza que se logra con años vividos y con sabiduría. Siento que no la cantaron por casualidad…

R: No, totalmente. Yo creo que fue en el momento justo. Digamos, un poco por intuición y otro tanto porque, como vos bien decís, la letra me representa en la actualidad. No sé si porque tenga sabiduría, sí porque ya ando más despacito (ríe Sole), “porque ya tuve prisa” como dice la letra, “y llevo esta sonrisa porque” es verdad, “lloré de más”. Ya me preocupe por todo esto que me pasó, más allá de que una carrera artística y lo que viví fue maravilloso, también me trajo muchos dolores de cabeza, muchas preocupaciones. Lo sigue haciendo, pero ya desde un terreno donde manejo distinto las cosas. Antes era casi vida o muerte, ahora con mi familia, con veinte años de trayectoria, qué sé yo, con tranquilidad digo bueno, si algo no se da, hasta a veces puede ser mejor. Lo disfruto desde otro lugar, saboreo más subir a un escenario e interpretar una canción y mostrar lo que siento, y no pienso tanto en si la gente que está allí salta o grita, o la pasa bien, solamente. Quiero decir, quizás antes quería ser una entretenedora, ¿no? Y que público esté constantemente arriba porque me parecía que eso era el éxito del espectáculo y hoy creo que mi éxito se relaciona con que pueda generar distintos matices en un recital y pueda expresar.

P: Promediando el tema, fuiste hacia adelante con Abel, se encendieron las luces en la platea y la cámara desde atrás mostró los rostros de las primeras filas en Cosquín, algunos sonriendo embelesados, otros lagrimeando o súper atentos, en una circulación potente de emociones y comunicación que pocos artistas logran.

R: En mi caso, se logró desde los comienzos y me llamó la atención porque no es algo que busqué directamente. Me sigue sorprendiendo lo que se genera entre el público y nosotros como banda musical, porque también somos varios arriba del escenario. Y siempre digo que me cuesta entender que haya gente que me quiera tanto sin conocerme. O mejor, que se sienta identificada con lo que me ocurre. O sea, me ven una persona común y corriente como ellos, como cualquiera, sobre un tablado cantando lo que le pasa, lo que siente. Lo mismo sucede con Abel que es un ser súper sensible y genera algo así. Esa noche en Cosquín, en particular, eso se dio en muchos momentos.

P: Por citar en “Luna cautiva” con Raly y en “Esperando tu regreso” junto a Jorge Rojas.

R: Yo me bajé con la sensación de que era la primera vez que me mostraba casi desnuda frente al público. No sé si me explico… Fue otra manera de manifestarme en el escenario, con otra sensibilidad. No sé por dónde pasa, pero sí que fui muy distinta. Yo también lo noté. De hecho, me sentí extraña, el concierto lo tuve que ver después para entender qué había pasado porque estaba como en otro lugar.

P: ¿Transparente sería la palabra?

R: Creo que sí. Por primera vez me olvidé que soy una artista, de guardar las formas, de contener los sentimientos y me entregué a una noche de romance con el público, a través de todos los invitados y de los músicos, pero fundamentalmente con esa gente que me vio crecer, que me acompañó en el mejor y en el peor momento artístico, lo que vos quieras, pero siempre estuvo ahí y fue testigo de cada pasito que di en estas dos décadas.

P: Con Marité cantaste “Amutuy…” en Cosquín, también fue al Luna Park, y hoy volvés a encontrarte con ella en Chos Malal…

R: Si coincidimos en horarios seguro vamos a cantar juntas. Con ella, en los últimos años, nos hemos convertido en amigas. Siempre estamos con el teléfono contándonos cosas. Hace poquito, Traful la hizo abuela y sé que estaba feliz. Me mandó fotos del nieto y es una persona que quiero muchísimo porque además es una gran consejera, súper cariñosa, que cuando recorre la provincia de Neuquén en las fechas patrias, me va contando que escucharon a La Sole, me manda información y me acerca mucho a la gente.

Gentileza

Entre premios, amigos

y una extensa gira

Soledad recibió un Disco de Oro por “Vivir es hoy”, su décimo quinto álbum lanzado en marzo 2015, en el que participaron Natalia Pastorutti, Carlos Santana, Zezé Di Camargo, Gian Marco y Carlos Vives; tras haber ganado un Latin Grammy Mejor Álbum Folclórico, por “Raíz” junto a Lila Downs y Niña Pastori, que compitió por Mejor Álbum del Año y fue nominado Best Latin Pop Álbum Latino en los Grammy Internacionales y Mejor Álbum Artista Femenina de Folclore en los Gardel 2016.

Durante su primera gira por España, en setiembre, pasó por la isla Gran Canaria donde cantó “Zamba para olvidar” con Rosana; siguió por Valencia y en Madrid tuvo invitado al venezolano Franco De Vita; en Jaén, subió a acompañarla el grupo español de folclore argentino Vientos del Sur, en “Tren del cielo y “A don Ata”; se presentó luego en la sala Federico García Lorca de Granada, y en Málaga con entradas agotadas.

Recital y fiesta

Dos shows en la zona

En Chos Malal, la 11 Fiesta Nacional del Chivito, la Danza y la Canción en el Predio Ferial, tendrá en su escenario hoy a Soledad Pastorutti, que el domingo a las 21 cantará en el Casino Magic de Teodoro Planas 4005, recorriendo sus arrolladores veinte años con la música.


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