¡Hail a la victoria! dice la “Derecha Alternativa”

“¡Hail Trump! (…) ¡Hail nuestra victoria!”. El encantamiento que se percibe en el edificio Ronald Reagan de Washington, a dos pasos de la Casa Blanca, es recibido con saludos nazis que reflejan el radicalismo de la nueva extrema derecha estadounidense.

Dos semanas después de la elección de Donald Trump, simpatizantes de ese movimiento bautizado “alt-right” (’derecha alternativa’) se reunieron para soñar con un EE.UU. blanco, viril y anti-inmigración en torno a uno de sus líderes informales, Richard Spencer. “En el futuro, la ‘alt-right’ puede, en tanto que vanguardia intelectual, completar el trabajo de Trump”, dice en el escenario este treinteañero de traje y cuidadosamente peinado y al ras en los costados, como muchos de sus compañeros de ruta .

Trump se esforzó por tomar distancia. “No quiero impulsar a ese grupo, lo desapruebo”, declaró al New York Times. Condenó el racismo y dijo que será presidente “de todos los estadounidenses”.

A la cabeza de un oscuro think tank, el National Policy Institute, Spencer es una de las caras visibles de esta nebulosa que nació y se desarrolló en internet, a la que se unieron jóvenes educados y que cuenta con aliados como el recién nombrado asesor especial del presidente electo, Steve Bannon.

“La emergencia de Trump cambió la situación. El movimiento alt-right ve su victoria electoral como un gran avance que les ofrece un escenario que les permite tener una amplia audiencia”, explicó Nicole Hemmer, experta en movimientos extremistas de la universidad de Virginia.

Varios grupos, incluido el Ku Klux Klan, creado hace 150 años, han expresado distintas formas de racismo. El origen del movimiento nacionalista blanco actual es más reciente. Muchos se inspiran en “The Turner Diaries’’ (Los diarios de Turner), una novela de tono racista publicada en 1978. En ella, William Luther Pierce, un físico que se hizo escritor, presenta una visión aterradora de EE.UU. en la que los blancos son desarmados por las minorías.

El nacionalismo blanco tiende a apoyar la idea de que los blancos están siendo atacados en Estados Unidos y necesitan protegerse de las crecientes comunidades minoritarias y de inmigrantes. Sus partidarios a veces usan el hashtag #whitegenocide (genocidio blanco) en las redes sociales . Ven la diversidad como una amenaza .

Proponen una separación que debe sin duda, ser racial y religiosa: el movimiento es prolífico en teorías pseudocientíficas sobre la supuesta jerarquía entre las razas y profesa un profundo odio a los judíos y musulmanes.

“Lo más vergonzoso de la izquierda es que quieren más inmigración musulmana (…) Los izquierdistas quieren con más fuerza que esta enfermedad entre en nuestra sociedad”, declaró Kevin MacDonald, un profesor de psicología jubilado en Washington.

Para la Derecha Alternativa las amenazas son las ideas del multiculturalismo, lo “políticamente correcto” y la justicia social. Este culto a la homogeneidad identitaria los lleva igualmente a rechazar la economía de mercado defendida tradicionalmente por el Partido Republicano.

No hay duda de que algunos de los argumentos de campaña de Trump encontraron receptividad en el movimiento: el candidato republicano combatió ferozmente el libre cambio, prometió erigir un muro en la frontera con México y llamó a prohibir la entrada de los musulmanes al país. Tampoco se priva de criticar a la prensa liberal, aborrecida por la alt-right, y muestra un machismo a toda prueba . Spencer evocó una “conexión psíquica” con el nuevo presidente estadounidense: la alt-right era una “cabeza sin cuerpo” y Trump “una suerte de cuerpo sin cabeza” al comienzo de su campaña, dijo.

El movimiento no tiene estructura fija y abreva en la extrema derecha tradicional, en la teoría de la supremacía blanca y en el rechazo al libre comercio.