Baja el telón para xeneizes y millonarios

Fútbol de AFA

Los dos platos fuertes de la jornada dominguera tendrán como protagonistas a los clubes más grandes del país, que cerrarán el certamen con la mente puesta en otra cosa.

Boca (60), reciente campeón del fútbol argentino, será el primero en saltar a la cancha. Y si bien cumplirá con el compromiso de la última fecha, centrará su atención en la fiesta, esa que se debía con su gente y que tuvo que racionalizar en Bahía Blanca.

El Xeneize recibirá a Unión (32) desde las 16:15, y La Bombonera vibrará al ritmo de la hinchada. Los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto completarán la ansiada vuelta olímpica, y habrá diversas celebraciones en la previa y en el pospartido.

En lo estrictamente futbolístico, Boca saldrá con el mismo equipo de las últimas fechas. La única duda pasa por la presencia de Darío Benedetto, que sufrió algunas molestias físicas pero de igual manera estaría desde el arranque . Al cierre de esta edición, crecía la versión de una posible partida del goleador a la Roma una vez finalizado el campeonato, pero ni el jugador ni su representante dieron versiones al respecto.

River (55) será protagonista del otro plato fuerte de la jornada, aunque no será el único, puesto que tendrá un durísimo rival: Colón (48).

El Sabalero obtuvo la clasificación para la próxima Copa Sudamericana, pero quedó cerca de poder disputar un puesto de Libertadores. Con esa buena campaña como estandarte, los santafesinos intentarán cerrar un buen torneo con una victoria ante su gente.

Este encuentro, a disputarse en el Cementerio de los Elefantes, comenzará desde las 20.

Los dirigidos por Marcelo Gallardo saldrán con un mix de titulares y suplentes, puesto que no podrán formar parte de la convocatoria Lucas Martínez Quarta (dopaje), Camilo Mayada (dopaje), Sebastián Driussi (vendido), y Jonathan Maidana (lesionado) entre otros.

Por su parte, Leonardo Ponzio descansará y otros jugadores continuarán con sus respectivas recuperaciones.

Con un empate, el Millo asegurará una clasificación a la próxima Libertadores que sólo podría escaparse en una catástrofe.

River confía

en su paternidad