El reino donde todos piden… y a todos le dan

Fútbol de AFA

La primera conclusión que se desprende de la situación actual de AFA es que, si bien hubo “cambio” de nombres (y va entrecomillado porque siguen los mismos de siempre, solo que rotando los roles), todo marcha más o menos igual. Y, hasta en algunos casos, peor que antes.

Lejos de la imagen de seriedad que pretende dar hacia afuera, la AFA fue relegando cada vez más poder a los presidentes de los clubes, sobre todo los grandes. A diferencia de la era Don Julio (donde el “sijulismo” era práctica común y una discusión con El Padrino podía costar una represalia), todos piden y exigen cosas con el convencimiento de que tienen razón. Y en varios casos, se les terminan cumpliendo los caprichos, muchos de ellos sin fundamento alguno.

Durante las últimas semanas, hubo tres temas en particular que agitaron considerablemente el avispero en AFA: los cambios de programación de los partidos, la Copa Argentina, y las habilitaciones de jugadores.

La pelea mano a mano entre Boca y River despertó un hábito que hasta hace tiempo era poco frecuente: si uno va el domingo, el otro quiere ir el sábado. Nunca coinciden (en parte, ocurrió por pedidos de los organismos de seguridad, aún cuando jamás comparten localías), pero siempre tienen algún motivo para quejarse y pedir cambio de fecha u horario. El modelo lógico, de mismo horario para dos clubes que pelean cara a cara, parece ser demasiado pedir.

Del tema Copa Argentina se habló mucho en las últimas horas. Boca había pedido no jugar hasta que finalice el torneo, y la AFA concedió. Amparado en eso, San Lorenzo intentó cancelar su partido ante Cipolletti faltando menos de una semana y con la programación en el Boletín Oficial. Si, la AFA concedió. Tras ese pedido, Racing acusó problemas similares y pidió postergación ante Mitre. AFA, una vez más, concedió. Mientras, todo lo que los clubes del Federal habían programado (hoteles, viajes, concentraciones) parece no importar.

En el medio, llueven pedidos de habilitaciones para jugadores en reemplazo de lesionados o suspendidos. Y, con más del 60% del torneo jugado, le siguen dando para adelante, aún cuando el reglamento especifica que sólo está permitido hasta cierto punto del torneo. Acá, señores, no ha pasado nada.

AFA se transformó en una especie de medidor de poder para los presidentes. “Miente, miente, que algo quedará” reza un viejo dicho. Y en Viamonte, hace rato se tornó “pide, pide, que algo te darán”.