El Viejo y el río: La Regata va por dónde dice Coco Coronel

Hace más de 40 años que Jesús Coronel marca el camino por dónde irá cada etapa de la Regata. Balizador oficial de la travesía, Coco nos cuenta lo que nadie sabe del río Negro.

Por Walter Rodríguez

Regata del río Negro: Coco es el que marca el paso

Cuando la Regata va, Coco Coronel ya volvió.

En los días que dure la travesía, cada madrugada y desde hace más de 40 años, el viejo sale con la lancha y sus banderas a ver qué cambió en el río el último año. Coronel es el encargado de indicar el camino que será la guía de los palistas en el agua y según lo dice, es como volver a visitar a los hijos y sorprenderse de cuánto crecieron.

Donde se armó un pedrero, después fue un islote y ahora es bosque “con árboles que vi crecer verano a verano”, afirma Coco cuyos ojos vieron el río que nadie vio. Coronel corrió su primera Regata en el año 1968 y lo hizo por cuatro años consecutivos. Como el agua es su pasión, siguió ligado a la travesía pero como colaborador, hasta que el 1975 planteó algo.

“Había muchas quejas… Que yo agarré por acá, que vos fuiste por allá… Había cortadas que te ahorraban muchos minutos. Los que conocían la zona no tenían grandes problemas, pero los que venían de afuera a veces no sabían por dónde ir”, cuenta Coco sobre cómo comenzó esto del balizado del río.

Un año después llegaría la dictadura y el río cerró sus entrañas hasta 1983, cuando la travesía retomó su romance con el agua. En esos años de plomo, Coronel dejó su Neuquén natal y se fue a Cerro Policía a poner un negocio. “Llevé mucha mercadería y me volví con una mano atrás y otra adelante, pero también con una hija en brazos”. Se trata de Andrea Celeste Coronel, quien llegó a ser campeona sudamericana y es el orgullo de Coco.

En los últimos días de 1982, Coronel recibió una carta escrita “con birome roja: era de la organización de la Regata”. Coco dejó la aridez de la línea sur y volvió a sus días felices junto al río al mismo tiempo que renacía la democracia en el país. “En la edición del ‘83 eran un puñado de botes los que empezaron la Regata. Yo volví a balizar el río y desde ahí no falté nunca”.

A Coco le da cierto pudor afirmarlo, pero nadie conoce el río como él. Cada vez que clava una bandera en la punta de un islote, lo hace con la certeza que cada palista que irá hacia la derecha de esa bandera, tendrá el caudal y la menor cantidad de obstáculos para poder remar con tranquilidad.

Fue uno de los creadores de la vieja Regata sobre el Limay que duraba dos días y que iba de Senillosa a Neuquén, y también fundador del Cuerpo de Bañeros Voluntarios. No hace falta aclarar que su vida es el agua. “Esto me da cuerda para seguir. Todo lo que es pasión a uno lo ayuda para vivir”. Si Coco dice por dónde hay que ir, lo más razonable será hacerle caso. Nadie se quiere perderse, ni en el río ni en la vida.

La salud del agua

según pasan los años

Dice Coco: “Hace muchos años, con el cuerpo de bañeros de Neuquén, nos encargábamos de limpiar parte del Limay y parte del Neuquén. Parábamos en la Isla Jordán y esperábamos un camión que recogía todo la basura que juntábamos. De esto hace más de 50 años. Imaginate, en todo este tiempo no hemos desarrollado la conciencia de mantener limpio el río. Nosotros lo hacíamos ad honorem y sin ningún interés de nada. Ya nos preocupaba como no se respetaba el lugar donde viene a recrearse”.

“La contaminación es algo que duele. Llevaría a la gente a que me acompañe cuando hago el balizado y vea los lugares, muchos de ellos vírgenes, que hay en este río. Son un paraíso”.


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