Las rarezas del público zonal

Análisis

En Viedma, Sol de Mayo debuta en el Federal B con la chapa de candidato y lleva apenas 250 personas a la cancha. En Cutral Co, Guillermo Brown de Puerto Madryn y Chacarita juegan por la Copa Argentina y hay 6.000 almas en el Coloso del barrio Ruca Quimey, con muchos hinchas que viajaron 800 o 1.300 kilómetros.

Que son diferentes torneos, no hay dudas. Pero si el apoyo no comienza en las bases, con los torneos de liga o Federales, la historia no va a cambiar nunca en la región. Ni en Río Negro ni en Neuquén.

En el medio hay ejemplos de sobra. Algún fanático de Cipo saldrá a decir que “metimos 8.500 personas” contra Gimnasia de Mendoza en la semifinal por la Reválida. A ellos hay que responderles que contra Deportivo Madryn, en una tarde de octubre, no había más de 1.000.

Está claro que no es lo mismo una instancia inicial que una definitoria, pero son extremos peligrosos, que desacomodan cualquier objetivo.

En los clubes de la zona, casi todos con escasa cantidad de socios, la recaudación de los partidos pasa a ser fundamental y se necesita cierta regularidad para poder llevar adelante un proyecto deportivo serio.

Encima hay que sumar esa preocupante falta de identidad con los equipos de acá. Es interesante que Cutral Co se meta entre las ciudades de la Copa Argentina y que haya un gran marco de público. Pero al toque se impone otra pregunta: ¿Por qué esa gente no acompañó a Alianza, dueño del Coloso, cuando el equipo se hundió en la zona de descenso del Federal B? El fútbol zonal no despega ni despegará si no acomoda dos factores: la dirigencia tiene que trabajar en la captación de socios y la gente no ponerse tan exquisita con los espectáculos.

Podio Radar futbolero


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