Federer, el eterno campeón que sigue reinventándose

El suizo volvió a conquistar un Másters 1000, alcanzó el 6° puesto en el ranking ATP y confirmó que su retorno al circuito no era un simple capricho. La eterna reinvención del más grande de todos.

Federer, el eterno campeón que sigue reinventándose

Si no fuera por el constante avance de la tecnología, o el surgimiento de nuevos talentos en el circuito tenístico, cualquier aficionado al tenis podría haberse confundido en las últimas semanas. Es que Roger Federer se alzó primero con el Abierto de Australia y, en las últimas horas, con el Másters 1000 de Indian Wells. Al igual que en 2004 o 2006. Pero, en esta oportunidad, con 35 años y mil batallas encima. En pleno 2017, la vigencia de Su Majestad parece no tener límite. Incluso cuando el tiempo mismo es un obstáculo para cualquier deportista de élite.

Lo más sorprendente del momento que atraviesa el tenista suizo no es, sin embargo, el éxito. Está acostumbrado. Y hasta era de esperarse que Roger conquistara al menos un título en su año de retorno al circuito. Claro, seguramente no de la magnitud que representan un Grand Slam o un Másters 1000, pero aún así sigue sin ser lo más sorpresivo. Es que Federer, a sus 35 años y cerca (o al menos no tan lejos) del final de su carrera, explotó nuevas habilidades.

La final de Indian Wells, ante Wawrinka:

Una de las facetas renovadas más notorias se reflejó en el revés del suizo. Si bien siempre fue un golpe ejecutado correctamente, solía traerle problemas ante aquellos que sabían atacarlo a ese sector. Rafael Nadal es un claro ejemplo: el español solía buscar el revés de Roger con pelotas con mucho top, de forma que al suizo le quedaran incómodas para la devolución. Y, efectivamente, el plan funcionaba a la perfección.

Sin embargo, desde su retorno (tras seis meses de inactividad), Federer aprendió a variar el revés considerablemente. Es mucho más preciso, mucho más esquinado y, sobre todo, mucho más agresivo. El mismo Nadal afirmó que el revés de esta versión de Roger era “el mejor de su carrera”. Y pasó de ser una complicación en los cruces decisivos a ser un arma más en el completísimo arsenal del suizo.

El cambio de raqueta también tuvo mucho que ver. Los constantes dolores de espalda de Roger llevaron a que él y su equipo diseñen, en conjunto, una nueva herramienta de trabajo. Y le tomó menos tiempo del pensado acostumbrarse. Con su flamante raqueta, Federer se animó a soltar aún más el golpe y ganó muchísima potencia, algo que parecía que perdería con el correr de los años.

Los saques, precisos aunque no tan contundentes como los de otros jugadores del circuito, no desentonan. No son su mejor arma, y Roger lo sabe. Por eso los defiende a rajatablas: durante el Másters 1000 de Indian Wells, sólo cedió su saque en la final. En el resto del campeonato no regaló ni un game, y cada vez que tuvo servicio en contra se mostró rapidísimo para devolver, apurando constantemente a sus rivales.

Tras su conquista en Indian Wells, Roger subió 4 escalones en el ranking ATP y pasó del 10° al 6° puesto. Está claro, no es un año para pensar en récords. Lo dijo el mismo Federer: 2017 sería una temporada de adaptación, de reinventarse y buscar nuevas variantes, y sobre todo de tratar de ganar regularidad sin que eso le genere molestias físicas. Pero, a la luz de las evidencias y con dos títulos importantes en un par de meses, parece imposible no preguntarse si el suizo puede apuntar a ser top 3 nuevamente.

Por lo pronto, los récords siguen apareciendo en su camino y Roger sigue rompiéndolos sin demasiados inconvenientes. Con este último título, el suizo alcanzó los 90 trofeos y es el jugador en actividad con más títulos. Y si bien está lejos del número uno, es el tercer tenista más ganador de la historia por detrás de Ivan Lendl (94) y Jimmy Connors (109). La pregunta es inevitable. ¿Alcanzará a alguno? Poco parece importarle hoy al suizo, que prefiere disfrutar de una vuelta con toda la gloria.

Una muestra del renovado revés de Roger, en el match point ante Nadal:

Está claro: Roger disfruta jugando al tenis. Y, sobre todo, el tenis disfruta viendo jugar a Roger. El objetivo del suizo será seguir sumando torneos, ganando regularidad y enfrentando a grandes rivales. En el futuro cercano asoma el Miami Open, donde podría chocar con Juan Martín Del Potro en segunda ronda, si ambos ganan sus compromisos.

Con un revés agresivo, con más top y menos slice que antes; más la elegancia de siempre y una potencia pocas veces vista, Federer está armado. Y, ya lo demostró, es peligroso. Incluso más que antes. Esta versión 2017 le sienta bien al suizo, que volvió a los courts y parece decidido a volver al reinado del circuito ATP. Por lo pronto, felices 90, Su Majestad. Y a seguir brindando, que ya llegarán más copas.


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