El impulso joven, clave en el regreso

Hace siete años Barda del Medio sufrió la desafiliación de su equipo de la Liga Deportiva Confluencia, la misma que había fundado más de 60 años atrás. Desde entonces, la Comisión Directiva trabaja por devolver a Obrero Dique al lugar que merece.

Confluencia

“De que te sirve un club si arreglás los paredones pero no tenés contención”. Facundo Fuentes, presidente de Obrero Dique, tiene bien en claro el rol que deben cumplir los clubes dentro de la sociedad.

De su mano, junto al trabajo invisible que realizaron quienes lo precedieron en el cargo y gracias a los otros miembros de la Comisión Directiva, el Rojinegro de Barda del Medio volvió a formar parte de la Liga Confluencia.

Siete años después de la desafiliación, el club que fundó la Liga Deportiva Confluencia en 1934 (junto a Cipolletti y Unión de Allen) volvió para quedarse, pero con un objetivo claro: “inculcarle a los chicos los valores del club”, así lo asegura Fuentes.

En 2008, Obrero se consagró campeón del torneo Apertura pero más que un empujón, aquel título fue el inicio de la debacle. Un año después participó del Argentino C, lo que le produjo un gran endeudamiento económico, del que no se pudo recuperar y lo llevó al borde de la desaparición. “Ese torneo nos terminó de matar”, afirma Facundo.

Buscando alguna explicación de por qué se llegó a esa situación, Fuentes asegura que se trata, más que nada, de un problema social: “hoy digo que fue culpa de la sociedad, sin excluir a nadie. Más que nada por no sumarse a laburar, por no acompañar, por no colaborar con el club”.

Fue en 2011 cuando un grupo de jóvenes hinchas del Rojinegro decidieron sacar a flote a la institución. Bajo la presidencia de Ramón Jara, los del Dique recuperaron la personería jurídica y decidieron reactivar el Torneo de Galpones.

“Como miembros del club, sabíamos que si queríamos recuperarlo teníamos que encarar alguna actividad deportiva y ahí pensamos que lo ideal era volver a organizar el histórico Torneo de los Galpones, que hace varios años no se hacia”, explica Fuentes.

Así fue como un grupo de pibes, de entre 25 y 30 años, revivieron uno de los certámenes más icónicos de la zona. La idea fue un éxito y el club renació.

En cada verano cientos de personas se acercan a las instalaciones para disfrutar del torneo, aunque con restricciones.

“Antes se vendían bebidas alcohólicas y a veces todo se desvirtuaba. Entonces lo que decidimos fue no vender más, a costa de perder una gran cantidad de ingresos. Pero si estamos haciendo un evento deportivo y vendemos alcohol estamos dando una gran contradicción”, asegura con firmeza el presidente.

Para Fuentes y su Comisión Directiva es muy importante mantener viva la tradición de Obrero y no olvidar que se trata de un ente social.

“La función de cualquier club en primera instancia es contener a los chicos, darles la posibilidad. Por eso nunca se le cobró por practicar en el club y tampoco lo vamos a hacer. Si les cobramos no los estamos ayudando, al contrario. Porque si el chico no tiene la plata para pagar seguramente se intimida, no quiere venir más y los corrés en vez de darles una mano”, argumenta Fuentes con mucha claridad.

Pero los fantasmas de la desafiliación todavía rondan por el predio ubicado a unos 200 metros del Dique Ballester.

“Los viejos fundadores levantaron de la nada 400 metros de paredones, hicieron la cancha, consiguieron las torres de iluminación, etc. Ellos lo lograron con trabajo, pero después tuvimos una generación que no lo hizo y hoy nosotros estamos pagando las consecuencias”, manifiesta Facundo.

Es por ello que desde la Comisión del Rojinegro sienten la necesidad de generar, junto a los más pequeños, la cultura del trabajo y el sentido de pertenencia.

Para que ello ocurra, el presidente sabe que necesitan algo que los motive: “vos a los chicos los podes traer, hablar con ellos pero si no tenemos algo para ofrecerles y que crezcan, ¿cómo los incentivamos? De ahí surgió la fuerza para volver a la Liga, para que ellos tengan su incentivo”.

Así fue que, contra viento y marea, a pesar de la falta de recursos, esta dirigencia se la rebuscó para devolver a su equipo al lugar que merece. No sólo porque la historia se lo demanda, sino porque también se lo pide el futuro.

El torneo que

nunca pasa de moda

Con la intención de financiar sus actividades y al equipo liguista, la institución de Barda del Medio creó en 1966 el Torneo de Galpones, un certamen que revolucionó el fútbol del Alto Valle y que marcó un antes y un después en la vida de Obrero Dique. En aquellos tiempos, cada galpón formaba su equipo y se inscribía en el torneo. La Liga no arrancaba hasta que el Torneo de Galpones no terminaba porque era muy grande la atracción que generaba y por la gran la convocatoria de gente.

El certamen se disputó en forma ininterrumpida durante más de 40 años, pero el fútbol federado y el profesionalismo lo destruyeron. Hasta que en 2011, la nueva Comisión Directiva decidió reflotarlo. Ya sin tantos galpones, se convirtió en un torneo Frutícola pero que sigue brillando con más de 20 equipos que deciden inscribirse para disfrutarlo.

“Hay que hacer formativas de dirigentes. No podemos permitirnos que el club vuelva a caer en un pozo por otros ocho años, hay que venir con ganas de laburar. Sentimos el apoyo de la gente”.

“La función de cualquier club en primera instancia es contener a los chicos, darles la posibilidad. Por eso no les cobramos”.

Fuentes, presidente del club, tiene bien en claro los pasos a seguir.

El retorno de los campeones

Diez años después de conseguir el último título de la Liga Confluencia, algunas viejas glorias del club se emocionaron al ver el regreso de su equipo al certamen que los vio tocar el cielo con las manos.

Una década pasó de aquella victoria por 2 a 0 frente a Deportivo Roca en el Luis Maiolino y hoy algunos miembros de aquel equipo están frente a la posibilidad de volver a ponerse la camiseta del rojinegro.

Cuando conocieron la noticia y vieron que el club volvía a formar parte de la Confluencia José Luis Tapia, Carlos Alegría y Jorge Lagos no dudaron en acercarse al club para dar una mano.

Tapia, de 33 años, fue uno de los marcadores centrales del conjunto campeón. “Venimos con la intención de colaborar con el club y estamos para sumar en lo que se necesite. La competencia arrancó hace un mes, todavía no hemos sido convocados nos sumamos tarde a los trabajos pero esperamos sumar algunos minutos”, expresó José.

La banda derecha del equipo que consiguió el segundo titulo liguero estaba ocupada por Alegría, quien no ocultó su emoción por el regreso del Dique.

“Es algo muy emotivo para mi en lo personal, es un honor estar de vuelta en el plantel y en la competencia después de tantos años”, aseguró Carlos.

En tanto que Lagos, a sus 41 años ya colgó los botines pero el sentido de pertenencia que lo une con el conjunto de Barda del Medio lo lleva a participar de los entrenamientos.

“Es una satisfacción grande, lo importante son los chicos. Vengo a colaborar, a aportar mi granito de arena. Yo ya cumplí mi etapa como jugador, vengo para estar un tiempo con ellos, dejar mi experiencia y de paso hacer algo para no estar parado”, explicó Jorge.

“Las ganas de ponernos la camiseta y volver a jugar un partido oficial siempre las tenemos, aunque también estamos acá para ayudar a los chicos con nuestras experiencias”, completó emocionado José.

El club está participando del torneo Clausura de la Liga Confluencia, en la que sólo pudo ganar un encuentro en seis presentaciones.

El impulso joven, clave en el regreso

“Que sea pibe no quiere decir que no haga las cosas bien. A veces no te dan bola porque sos joven, eso pasa por la cabeza de cada uno y por la gente con la que te rodeas”, con 29 años Facundo Fuentes sabe que a veces es muy difícil que lo tomen en serio como presidente del club.

Pero contrariamente a lo que muchos pueden pensar, fue el impulso y la energía de los jóvenes los que devolvieron al club al lugar que merece.

Hoy en día la Comisión Directiva está integrada por: Laura Fuentes (32 años), tesorera; Gustavo Márquez (38), secretario; y Rubén Valdéz (34), secretario.

Cuando el más viejo de ellos nació, Obrero Dique ya tenía 50 años. A pesar de ello, saben como mantener viva la pasión por el club y están convencidos en la importancia de darle a lo más pequeños un lugar donde puedan hacer deporte.

Con esa motivación y la energía característica de los jóvenes, buscan sacar adelante al club.

Números

desde Barda del Medio

Datos

“Hay que hacer formativas de dirigentes. No podemos permitirnos que el club vuelva a caer en un pozo por otros ocho años, hay que venir con ganas de laburar. Sentimos el apoyo de la gente”.
“La función de cualquier club en primera instancia es contener a los chicos, darles la posibilidad. Por eso no les cobramos”.
El club está participando del torneo Clausura de la Liga Confluencia, en la que sólo pudo ganar un encuentro en seis presentaciones.
100
son los chicos, aprox., que forman parte de las inferiores y representan a Obrero en las formativas de la Confluencia.
2
son las disciplinas que se pueden realizar en la institución: fútbol y hockey.
9
Los años que pasaron de la última vez que el Rojinegro se consagró campeón de la Liga Confluencia. En el 2010 fue desafiliado.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios