U-27 una tragedia radial

En un futuro cercano la sociedad puede parecerse mucho a nuestras peores pesadillas. Aun así siempre quedará un espacio para la esperanza, una palabra que cobra mayor sentido incluso en medio de la guerra o el autoritarismo. "U-27. Una tragedia radial", habla de ese futuro al tiempo que revela contradictorios y apasionantes elementos del presente. La obra colectiva del grupo Libres de Luis Beltrán se erige como una de las mejores piezas teatrales que se hayan imaginado en el sur del continente. Hace unas semanas ganó el primer premio en el Encuentro Patagónico de Teatro realizado en Río Gallegos y se presentará en marzo en el Nacional, en Mendoza. El Cultural tuvo un especial encuentro con dos de sus actores, Cristian Minyersky y Sabina Gava.

Han pasado unos meses desde que vi la obra. En todo este tiempo no he dejado de hablar de ella. Especialmente con Fernando Genoud, que participó del proceso creativo desde la puesta en escena. Nuestras periódicas reuniones culinarias en su chacra cercana a Roca, junto a su mujer y proverbial cocinera, Gabriela, han sido el marco de estas conversaciones. Son muchos los caminos que se cruzan en «U-27. Una tragedia radial», la composición colectiva del grupo Libres. La imagino como una de esas piezas que con los años van ganando vigencia en lugar de desinflarse como los globos de aire que traen los chicos de los cumpleaños domingueros.

Por fin, Cristian Minyersky y Sabina Gava, su compañera, Fernando y Gabriela, yo y mi libreta de apuntes, estamos juntos alrededor de un mesa en la que – ¡oh! casualidad- hay buenos vinos y mejor comida. La actriz que completa el trío sobre el escenario, Fiorella Corona, fue atrapada por extraña alergia y no pudo venir a la cita tantas veces combinada y pospuesta.

Siento una especie de alivio, de paz interna. Ya era hora de que hablen los protagonistas de una de las más intensas y creativas obras teatrales que se han hecho en el sur del mundo. Un reconocimiento que no es sólo la mirada de este cronista sino también la de un jurado que les otorgó el primer premio del Encuentro Provincial de Teatro Patagónico realizado en Río Gallegos que los llevará, a su vez, a competir en el Nacional de Mendoza en unas semanas. Todo indica también que U-27 pronto encontrará espacio en escenarios de Latinoamérica y Europa. La cena está servida.

La tragedia y la comedia de la vida

La chacra de Fernando es un ambiente natural para Cris y Sabina. Resulta que ellos mismos viven en una en Luis Beltrán donde desarrollan una constante actividad teatral.

Cultivan parte de su dieta y generan su propia energía eléctrica a través de placas solares. Lo cuentan así, como un dato al pasar, y de pronto se me atraviesa la idea del hippismo realizado. Estos dos chicos lo han conseguido -pienso-, edificaron su pequeño paraíso en la Patagonia. «Vivimos en una isla. Y la verdad es que necesitamos muy poco, casi no gastamos», dice Cris.

Su estilo de vida se emparenta con la obra. La abarca y la sustenta. Cris y su chica llegaron a Luis Beltrán cuando tenían alrededor de 18 años -ahora tienen 30 y tantos-, con la idea de hacer una historia distinta a la que conocían en la provincia de Buenos Aires. En esos años lugares como Florida, Lanús, Lomas de Zamora, Tigre, todavía mantenían costumbres propias de la buena vecindad. «Nosotros tomábamos el mate en la vereda, estábamos sentados y pasaban los amigos, los conocidos, creo que eso ya no está más», dice Cris.

Puedo imaginar al almacenero italiano, que aún habla con el acento de su tierra natal, y el cuaderno donde anota los pedidos adeudados. La sonrisa del panadero y los chicos jugando al fútbol en la calle. Postales de un pasado que fue y ya no será más. Tal vez el destino de esta tierra sea vivir de la nostalgia. Ya alguien escribirá un tango a las tardes de sábado en las que la gente compraba facturas y los jóvenes enceraban el auto para salir a bailar por la noche sin miedo. Al placer siempre se le olvidan los finales tristes.

«Los caminos que vos inventás te llevan a lugares que no imaginás», dicen ellos. Y siento que acaban de declarar algo para guardar en la mesa de luz. Lo anoto en la libreta antes de que desaparezca en el aire. Quiero memorizarlo porque hay frases a las que uno debe acudir cuando el mundo amenaza con venirse a bajo. ¿Qué tal hoy? ¿Qué tal mañana?

U-27 nació a partir de la lectura de «1984», de George Orwell. La novela visionaria de Orwell fue la inspiración de una pieza poblada de elementos futuristas y estéticos característicos del cómic. Un concepto que parte en el diseño para prolongarse en la saturación de la expresiones y los movimientos de los personajes. «Le pusimos un tiempo lejano, el 2053, digo, nos parecía lejano. Ahora el 2050, suena ahí no más», explican.

La cada día más cercana guerra de Estados Unidos contra Irak nos acerca tenebrosamente al eje de U-27. Al tiempo que conmueve por su naturaleza, terrible y esperanzadora, el argumento no nos deja desviar la mirada. De un modo u otro, las estaciones climáticas y emocionales de hombres y mujeres están reflejadas en sus microactos planteados como fotogramas que aparecen y desaparecen, de la luz a la oscuridad, sobre el escenario.

«La obra habla esencialmente del ser humano, con sus distintas formas, con sus costados más oscuros. No es una obra sobre la política sino sobre el ser humano», dice Cris.

Reconozco que el día en el que vi U-27 aposté 100 a 1 a que ganaba el Provincial de Teatro y cualquier torneo en el que se la pusiera a prueba -en rigor, obtuvo en la selección de Río Negro el segundo puesto detrás de «Postales Argentinas», la sobresaliente producción barilochense del Teatrito de los Globos Rojos y adelante de la también muy lograda «El amateur» de A la Olla Producciones, de Roca-. No necesitaba ver nada más para saber que estos actores de Luis Beltrán habían conseguido abrir una de esas puertas del espíritu que de tan difíciles de hallar, terminan siendo prohibidas.

Hace unas décadas atrás, en el sur del sur, cada mañana nos despertábamos escuchando Radio Nacional, retransmitida por una pequeña emisora de Río Turbio. Era la única que funcionaba a esas horas y en el fin del mundo, además. Escuchábamos zambas, algunas baladas tristes, apenas interrumpidas por la voz de un locutor recordándonos la hora, que atravesaban las barreras del viento, la soledad y la distancia. Son las 6 y cinco minutos. Su voz parecía venir de un punto del Sistema Solar justo al otro extremo del que habitábamos nosotros. Un grupo de seres humanos perdido en la inmensidad del planeta. A veces creo que si en esos años – sin Internet, prácticamente sin televisión, ni diarios- el resto de la humanidad hubiera desaparecido en una hecatombe nos habríamos enterado mucho después o nunca. De pronto U-27 trajo todo eso a mi memoria. La obra es, como todo arte mayor, una síntesis del pasado y una ventana al futuro. Una hipótesis que sirve de prueba. Viéndola nos vemos.

En cierta forma, en el nuevo milenio sobrevivimos tal cual lo retrata U-27: vigilados, paranoicos, tristemente solos, aferrados a un montón de papelitos con saludos y un micrófono que transmite a un sitio que no adivinamos. También llenos de vida, hambrientos de nuevas historias.

«Estamos aprendiendo, no paramos de aprender. Lo que hacemos es buscar, conocer más. No hemos dado por finalizada la obra. Resulta que nos habíamos puesto a pensar en otra cosa y nos dimos cuenta de que no, de que esto es muy valioso para nosotros y que tiene mucha vida», dice Cris.

«Hay mucho por perfeccionar. No hay motivo para dejarla, olvidarla. Así que nos pusimos ahora a armar distintas cosas. Vamos a volver a trabajar con un director, con la escenografía», dice Sabina.

La puesta en escena de U-27 es un cuadro impactante. Preparándose para su actuación en Mendoza y para presentaciones en escenarios del extranjero, es que los actores están trabajando en un diseño que les permita lograr el mismo grado de impacto visual sin cargar con toneladas de estructura. «Cuando fuimos al Provincial en Río Gallegos anduvimos por toda la ruta 3 con una camioneta y el carrito. Nos pasábamos el día armando la escenografía y a la noche nos presentábamos. Terminábamos muertos», cuenta Cris.

U-27 explora los límites. Todos los límites. El hecho de que sean los actores quienes se hacen cargo de levantar la estructura durante horas para luego representar una obra densa y que requiere de una tremenda energía y concentración, prueba que tan lejos son capaces de llegar sus protagonistas.

Días después de nuestro encuentro, reviso en el archivo del diario viejos recortes de prensa donde Cristian y Sabina aparecen protagonizando otras obras teatrales. Entre los papeles hay una serie de fotografías del grupo Libres y otras en donde ambos aparecen juntos posando naturalmente para la cámara.

Algunas datan de hace casi diez años. Cristian llevaba el pelo bastante corto y Sabina, más bien largo. Justo lo contrario a lo que ocurre en la actualidad y el opuesto a los requerimientos de la obra. En U-27 él cumple un doble un rol -masculino-femenino- en el cuerpo de un trasvestido de pelo largo y ensortijado; y ella, el de un varón de gesto oscuro. Entre ambos rebota tal cual una pelota de ping pong -en una actuación desgarradora, apabullante- el tercer personaje compuesto por Fiorella Corona, sensible y voluptuoso como sus compañeros a pesar de que ha perdido la capacidad de expresarse con palabras.

U-27 es un cruce de energías, un cable de alta tensión suelto sobre nuestras cabezas, y luego de charlar por horas acerca de la obra y la inmortalidad del cangrejo con dos de sus actores, termino encontrando algunos de los motivos íntimos de sus momentos más logrados.

El último de ellos, por ejemplo, cuando después de la muerte y la parición del «hombre», aparece en escena un bebé de pocos meses a veces dormido, a veces despierto, porque en cada ocasión el bebé es real y distinto. Este detalle eleva el mensaje de U-27, le otorga cuerpo y proyecta su concepción de estética revolucionaria en una época en la que marcar la diferencia es un defecto. La vida es una maravillosa posibilidad que renace en cada función para este grupo de artistas. Por extensión, también para quienes se exponen a su arte. Por nuestra sangre corren el antídoto y la enfermedad.

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios