Cambiemos de candidatos

En Cambiemos está abierto un juego de póquer por las candidaturas del 2019. La estrategia de Horacio Quiroga es la previsible en estos casos: extender todo lo que se pueda las definiciones para que no se diluya el poder en el tiempo que le resta como intendente.

La incógnita sobre el nombre del candidato para la sucesión en el gobierno de la capital y sobre su propio futuro político va en ese sentido. La fortaleza política de Quiroga se encuentra en la ciudad de Neuquén, pero el impedimento legal para la reelección indefinida lo empuja a reinventarse con nuevos proyectos.

La confianza del macrismo de la primera hora hacia Quiroga es relativa y lo mismo sucede en el sentido inverso. En la intimidad de Cambiemos esto se sabe, pero no llegó el tiempo de hablarlo en público sino de sobrellevar el recelo con cierta hipocresía.

El intendente se siente seguro en su territorio porque entiende que los votos que sacó el macrismo en la ciudad, y que dieron el mayor aporte al triunfo de David Schlereth en las elecciones de diputados nacionales, le pertenecen. Esa identificación de un voto vinculado al apoyo a la gestión, una interpretación posible pero no la única, lleva a pensar a Quiroga que es árbitro de las decisiones.

Cuando se lo consulta al intendente por los nombres para el 2019 surgen cuatro, una no respuesta que es útil para mantener el suspenso, especialmente dentro de Cambiemos. En la lista figuran dos secretarios de su equipo de gobierno –José Luis Artaza y Marcelo Bermúdez–, el diputado Schlereth y el nuevo presidente del Concejo Deliberante, Guillermo Monzani.

En una entrevista que este diario publicó ayer, Quiroga destacó atributos de todos pero habló un poco más de Schlereth y de Monzani, dos de sus creaciones políticas más recientes. Del grupo, el único que pertenece al Pro, el partido del presidente Mauricio Macri, es Bermúdez que hace tiempo espera turno para pelear por la jefatura del Municipio y es, junto a Artaza, un histórico dentro del equipo del gobierno municipal.

Es una posibilidad que el Pro, ya no sólo a nivel local sino con respaldo nacional, intente premiar a Bermúdez con la candidatura a intendente por Cambiemos, un jugada que, de llevarse adelante y sin el consenso de Quiroga, abriría una grieta en el frente macrista.

Con la llegada al Congreso, el diputado Schlereth tiene oportunidad de crear un canal independiente de relación con sectores del gobierno central con poder de decisión. No hay señales visibles de desconfianza entre padre e hijo político. Incluso Quiroga considera que Schlereth ha crecido lo suficiente como para transformarse en un potencial candidato a gobernador. Pero las alfombras rojas suelen confundir y Quiroga, que las conoce, lo tiene presente.

La gobernación es el otro desafío que se va a destrabar, luego o junto con el ordenamiento de la candidatura para la ciudad capital. En ese punto Quiroga también hace piruetas para desconcertar y dará un paso u otro según la forma en que se ordene el planeta Macri.

El intendente mantiene abierto el diálogo con Ramón Rioseco, del Frente Neuquino, otro dirigente dispuesto a probar suerte, una vez más, con la gobernación en el 2019. Quiroga dice que es amigo del dirigente de Cutral Co y que habla con él, pero dentro de la categoría amistad, una aclaración difícil de aceptar porque sigue en suspenso la construcción de una alianza política.

Por características específicas de Neuquén, con un MPN maleable frente a las políticas del poder central, es posible que este distrito, de cara al 2019, se sume a un armado de mapa nacional electoral con reparto de roles. Esto se ha ensayado en otras ocasiones, por lo que no sería novedoso que un acuerdo político inconfesable otorgue ciertas facilidades para que el MPN siga adelante en el gobierno de la provincia y el de la ciudad quede en manos de Cambiemos.

Quiroga dijo esta semana que “lo que no pueden permitir ni Rioseco ni Cambiemos es que siga gobernando el MPN”. Parece ser una frase hecha para fijar límites. El tiempo dirá cuánto de genuina tiene la opinión o se trata de una partida más del juego de póquer.

La fortaleza política de Quiroga es en la capital. Pero el impedimento de una nueva reelección empuja al intendente a reinventarse con nuevos proyectos.

La confianza del macrismo de la primera hora hacia el intendente es relativa y lo mismo en el sentido inverso. Esto se sabe, pero no es tiempo de reconocerlo.

Datos

La fortaleza política de Quiroga es en la capital. Pero el impedimento de una nueva reelección empuja al intendente a reinventarse con nuevos proyectos.
La confianza del macrismo de la primera hora hacia el intendente es relativa y lo mismo en el sentido inverso. Esto se sabe, pero no es tiempo de reconocerlo.

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