Cuesta arriba y con el motor en falla

Con el motor pistoneando y cuesta arriba. Así quedó el MPN frente al compromiso electoral verdadero, el del 22 de octubre próximo, tras la derrota que sufrió como partido en las primarias del domingo último.

Las PASO dejaron un resultado de interpretaciones abiertas en el lote de los más votados por el cruce que se dio entre fuerzas políticas y candidatos. La explicación matemática, no la política, es que en la interna de Cambiemos intervinieron más electores que en la del MPN, pero la principal lista del partido provincial tuvo más sufragios que la que ganó dentro del espacio político del macrismo. Traducido, el intríngulis quedó así: ganó Cambiemos pero no David Schlereth, y el MPN salió segundo con un triunfo de Alma “Chani” Sapag sin clima para el festejo.

La explicación política del resultado es más compleja, porque al tratarse sólo de una instancia que define internas y mide el posicionamiento de los candidatos, intervienen factores ajenos al voto genuino. Hay que comprender que las PASO permiten distorsiones y una cuota de “maldad” política, con candidatos que obtienen un número de sufragios que ni ellos mismos esperaban conseguir.

Cambiemos quedó con las alas desplegadas para volar las próximas semanas, pero si su candidato quiere ganar deberá al menos arrastrar los sorprendentes 20.000 votos que obtuvo la segunda lista encabezada por Alejandro Vidal.

El MPN aplicó una mirada autoindulgente sobre su desempeño electoral y batió el parche del triunfo de Chani Sapag para disimular la caída como partido. “La pasión” por Neuquén, como decía un eslogan de campaña, no le alcanzó y la cosecha quedó en el lote de las intervenciones electorales a las que es mejor olvidar.

“No lo votaron ni los empleados públicos”, ironizó ayer un referente de peso de Cambiemos al que le gustó la tapa de este diario del lunes último.

Por tratarse del partido gobernante, del MPN siempre se espera más; pero en esta ocasión la expectativa era mayor porque salió a jugar con una candidata portadora del apellido de la familia fundadora, que además fue promocionada por su hermano, el exgobernador Jorge Sapag, dirigente que lidera, ya no desde la sombra, el momento actual del MPN.

Por estas razones, un resultado como el que obtuvo la fuerza provincial el domingo pasado generó consecuencias y obligó a revisar errores, medir ausencias y falta de compromiso. Las facturas se cobrarán oportunamente.

Sapag y el gobernador Omar Gutiérrez se reunieron el jueves para hacer una primera evaluación y repensar estrategias para intentar revertir este resultado en octubre. En el gobierno ven una elección de final abierto y miran con atención los 25.000 votos blancos y nulos que hubo en las PASO y la “dispersión” de sufragios en otras fuerzas políticas. Creen que pueden recuperar algo de lo que “anda suelto”, en el segundo tiempo del partido. En esa definición imprecisa van los votos que el MPN considera propios pero que suelen moverse en internas ajenas.

Las elecciones de medio término han sido siempre difíciles para el oficialismo. Los partidos nacionales atraen como polos al electorado y juegan agendas diferentes a las que maneja la provincia. Y en rigor, en las dos PASO anteriores, la del 2013 y la del 2015, el partido provincial perdió caudal electoral entre las primarias y las definitivas, por lo que también queda con resultado incierto la cosecha de esa pesca de todo lo que “anda suelto” por ahí.

El tercer y cuarto puesto es otro núcleo de batalla porque allí hubo una delgada diferencia. El kirchnerismo que encabeza Darío Martínez se ubicó arriba de Ramón Rioseco por 120 sufragios y ambos quedaron a menos de cinco mil votos de Schlereth.

La política no es una ciencia exacta, pero esta distribución de votos concentrados entre los primeros cuatro partidos permite conjeturar que es factible esperar una interesante movilidad de votos. Y hay un incómodo en el grupo, el MPN, que se mueve como pez en el agua cuando la división es por tres.

Cambiemos quedó con las alas desplegadas para volar, pero si su candidato quiere ganar deberá arrastrar los sorprendentes 20.000 votos de Vidal.

El MPN aplicó una mirada autoindulgente sobre su desempeño y batió el parche del triunfo de Chani Sapag para disimular la derrota como partido.

Datos

Cambiemos quedó con las alas desplegadas para volar, pero si su candidato quiere ganar deberá arrastrar los sorprendentes 20.000 votos de Vidal.
El MPN aplicó una mirada autoindulgente sobre su desempeño y batió el parche del triunfo de Chani Sapag para disimular la derrota como partido.

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