El deber los llama

Panorama nacional

Con diferencia de unos pocos días, Florencio Randazzo y Cristina Kirchner declararon que hay algo, intangible, que los llevará a un acto de entrega. Frente a un sacerdote, en un video informal, el ex ministro dijo en una curiosa primera persona del plural: “Abrazamos la política como vocación de servicio. Sentimos la obligación de ser candidatos”. Frente a un equipo de periodistas que la valoran especialmente, la ex presidenta confesó el jueves: “Me siento con responsabilidades históricas. Siento la obligación de tratar de unir lo más que se pueda. Si es necesario que sea candidata, lo soy”. Obligados, el deber los llama.

Randazzo y la doctora Kirchner podrán tener seguramente intereses muy elevados. Pero lo primero que buscan es el control del peronismo de la provincia de Buenos Aires y su representación en el Congreso nacional. La provincia allí pone en juego 35 diputados, de los cuales el peronismo podría acceder a un poco más de un tercio, y tres senadores, dos de los cuales se llevará la primera minoría. Son, trazo grueso, entre 13 y 16 cargos expectables. Esas candidaturas podrán disputarlas, como propone Randazzo, o bien en las primarias de agosto, que darían como resultado una lista de unidad, con mayorías y minorías. O en las elecciones legislativas de octubre, en caso de competir con listas separadas. La lista única que impulsa la ex presidenta con la condición de conservar su liderazgo, parece una empresa difícil de alcanzar.

La incógnita no durará mucho: el 14 de junio vence el plazo de presentación de los frentes electorales y diez días más tarde, el de las listas de candidatos. Mientras tanto, el peronismo está sumido en un enorme desconcierto. Un grupo de siete de los catorce gobernadores peronistas se reunió hace diez días en la casa de Entre Ríos en Buenos Aires a iniciativa del anfitrión, Gustavo Bordet, y del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Volverán a armar una mesa ampliada en junio. Los gobernadores buscan infructuosamente tomar distancia de la pulseada bonaerense. Para ellos, Cristina Kirchner es parte del pasado. Los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires no tienen descanso. Algunos dudan de la voluntad de lucha de Randazzo, a quien le reprochan cierta indecisión. El bloque de diputados del Frente para la Victoria renueva a sus principales voces, incondicionales de Cristina Kirchner. Muchas de ellas podrían no tener regreso. En el bloque del Senado, hoy base del sostén institucional de peronismo, han vuelto inesperadamente a poner la mirada en Sergio Massa. “Es el hombre con mayor vocación del peronismo”, opina uno de su miembros.

Massa se presentó con Margarita Stolbizer en un acto cuidado en la localidad bonaerense de Tortuguitas. La diputada actúa como colchón frente a cualquier aspiración de retorno orgánico al peronismo o incluso ante la posibilidad de un entendimiento con Randazzo, según el deseo de algunos. Cristina Kirchner le ha permitido a Massa encontrar una consigna que no tenía. “Si ella vuelve a aparecer, vamos a volver a frenarla”, dijo en la tribuna.

Si consigue los avales que le demanda la ley, nada podrá impedir a Randazzo presentarse a la interna del peronismo bonaerense, último refugio del kirchnerismo. Cristina Kirchner ha dejado claro que no se someterá a una competencia con su ex ministro, suyo, no de Kirchner. No parece que su liderazgo fuera a correr riesgo en una interna: algunas encuestas hablan de una diferencia de 8 a 2 en favor de la ex presidenta. Es una cuestión de otro orden. La señora jamás consentirá un desafío. Ella considera que no hay nada que tenga que revalidar. Ignoramos qué lugar se asigna íntimamente en la República, pero sin duda es de condición vitalicia. No debería extrañar que esa misma concepción aleje finalmente a Cristina Kirchner de cualquier clase de desafío en las urnas.

En el bloque del Senado, han vuelto a poner la mirada en Sergio Massa. “Es el hombre con mayor vocación del peronismo”, según uno de sus miembros.

Ella no aceptará desafíos. Cree que no tiene nada que revalidar. Se ignora qué lugar se asigna íntimamente, pero sin duda es de condición vitalicia.