El horno no está para bollos

Al MPN le surgieron esta semana brotes de federalismo. Su queja dialéctica frente al planteo de Buenos Aires, que quiere mejorar los ingresos que recibe del Fondo del Conurbano, volvió con el discurso que pivotea sobre uno de sus ejes fundacionales.

Aunque algunos hombres de la gestión, como el vicegobernador Rolando Figueroa, intentan plantear esta puja con perspectiva histórica, la confrontación actual está despojada de una discusión seria acerca del modelo de país que se pretende y no incorpora otra agenda que no sea la relación fiscal con Nación. Si no fuera así, la voz alzada contra los intereses del “puerto” no debería escucharse sólo cuando se afecta el bolsillo de la provincia. Y por más cómodo que le resulte al MPN, este tipo de argumentación sólo sirve para la jugada corta, para enfrentar una coyuntura como la actual, pero poco tiene que ver con los objetivos más profundos que llevaron a enfrentarse a unitarios y federales.

Según datos oficiales, el dinero que está en juego para Neuquén en esta pulseada que planteó la gobernadora María Eugenia Vidal con un recurso que está en la Corte Suprema de Justicia de la Nación supera los 1.100 millones de pesos. Esos fondos, que se alimentan del impuesto a las Ganancias, derraman sobre la administración central, los poderes Judicial y Legislativo y los municipios, por lo que la quita, en proporciones diferentes, afecta a todos los actores políticos.

Para esta semana está planteada una reunión de gobernadores peronistas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para definir una estrategia política y judicial conjunta. El Fondo del Conurbano Bonaerense le reporta a esa provincia una cifra que quedó congelada desde los 90 en 650 millones de pesos, pero Vidal inició una cruzada, también política y judicial, para descongelar esos ingresos. La gobernadora macrista ha dicho que el resto de las provincias le deben a Buenos Aires un presupuesto completo, un monto del orden de los 460.000 millones de pesos.

En una primera intervención sobre este encuentro, el gobernador Omar Gutiérrez dijo, sin titubear, que iba a asistir. Pero en las últimas horas su entorno hizo circular la versión de que analiza una reacción más calculada y no descarta la posibilidad de dejar su silla vacía.

En encrucijadas de estas características aparecen los límites específicos del federalismo que pregona el MPN. Sumar el reclamo local junto al de los gobernadores opositores tendrá un costo en la relación que construyó el MPN y Gutiérrez con el gobierno de Mauricio Macri; pero no hacerlo también lo afectará en la política interna provincial y dentro de su partido.

En el MPN el horno no está para bollos. La derrota en las PASO como partido potenció heridas del pasado reciente y algunos tiburones ya detectaron sangre en el agua y comenzaron a moverse.

Hace poco más de una semana Jorge Sapag, arquitecto de la candidatura de su hermana Alma “Chani”, reunió a los cuadros de conducción con mayor peso del partido. Según dejaron trascender protagonistas de ese mitin, el exgobernador bajó un discurso con mucho contenido del manual del ecuatoriano Jaime Durán Barba, el asesor del macrismo. Y algunos de los allí presentes se retiraron con cierto disgusto por la “falta de autocrítica” y definieron el encuentro como “un monólogo sin debate”.

A la interna del partido provincial hay que interpretarla más por los gestos que por la confrontación visible de sus dirigentes. Después de esa reunión política convocada por Sapag, que se llevó a cabo en un salón del EPAS, nadie asomó la cabeza, excepto el vicegobernador Figueroa y el senador Guillermo Pereyra. Ambos se reunieron en la sede del gremio de los petroleros y al finalizar la cita dieron a conocer una declaración de compromiso formal de trabajo para mejorar el resultado obtenido en las PASO, un mensaje que en los sectores del gobierno que mejor responden a Sapag generó más incertidumbre que certezas.

El MPN ya está jugando una nueva partida de póker y el resultado se verá con la cosecha de votos del próximo 22 de octubre.

La derrota en las PASO como fuerza política potenció heridas del pasado reciente en el MPN, y algunos tiburones ya detectaron la sangre en el agua.

A la interna del partido provincial hay que interpretarla más por los gestos de sus dirigentes que por la confrontación visible que ofrecen.

Datos

La derrota en las PASO como fuerza política potenció heridas del pasado reciente en el MPN, y algunos tiburones ya detectaron la sangre en el agua.
A la interna del partido provincial hay que interpretarla más por los gestos de sus dirigentes que por la confrontación visible que ofrecen.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios