La euforia y el ajuste

No es frecuente ver a Amado Boudou responder preguntas de la prensa, aunque es cierto que nos acostumbramos a que también lo hiciera Cristina Kirchner. El efecto es efímero, como lo demostró el caso de la expresidenta: de las últimas entrevistas de su campaña electoral apenas si despertaron curiosidad sus celos por la fortuna de la gobernadora Vidal. Por la suerte de Vidal, para que no se malentienda. Lo de Boudou está tan fresco que todavía causa sorpresa. El exvicepresidente salió de la cárcel la noche del viernes y se vio rodeado de micrófonos. No podía contener la euforia. “En estos 70 días también estuvo presa la ley de movilidad de los jubilados”, dijo Boudou y no descartó volver a la política, de la que, como Troilo, aseguró nunca haberse ido. Casi un relanzamiento.

La Sala I de la Cámara Federal concluyó que la excarcelación de Boudou no representa un riesgo para la marcha de la causa por falsificación de facturas en la rendición de viáticos de un viaje a París cuando era ministro de Economía. Es un hecho anterior al 2011. El mismo tribunal le había otorgado un día antes la libertad en la causa por enriquecimiento ilícito y lavado con un fallo que incluyó severas críticas a la actuación del juez Ariel Lijo, que lleva las dos causas. Entre otras dilaciones, la Cámara le reclama a Lijo no haber definido la situación procesal de Boudou antes de ordenar su detención.

La decisión de la Cámara pone en crisis el alcance de la prisión preventiva según la llamada doctrina Irurzun, por el camarista que amplió los criterios para su aplicación y disparó la serie de detenciones de exfuncionarios kirchneristas de los últimos meses. Se sabía que el uso discrecional de ese instrumento podía estar escondiendo otras cosas. Lijo es uno de los fundadores de la Asociación de Jueces Federales, un club con el que algunos magistrados buscaron acomodarse a la corriente de época. También es uno de los apuntados por el gobierno en su iniciativa de depuración de la Justicia federal: se lo acusa de haber jugado un papel central en el sistema de protección durante los años del kirchnerismo. Lijo es uno de los jueces que no merecen ser jueces, según la definición que dio una semana atrás a “Río Negro” Fernando Sánchez, hombre de Elisa Carrió y flamante incorporación de la jefatura de Gabinete. El camino de la regeneración institucional es escarpado.

El gobierno confía en que antes de julio debería haber condena para Boudou en el juicio oral por la imprenta Ciccone. De vuelta a prisión en seis meses. ¿Hasta dónde llegará la apuesta con los Moyano? Un organismo de la Procuración denunció a Hugo y Pablo por evasión impositiva y lavado de dinero a través de un vasto circuito de empresas de la familia. Emprendedorismo, otro rasgo de época. El presidente Macri habilitó la primera semana del año que se prorrogue la licencia de OCA otros 40 días, mientras se resuelve la millonaria deuda con la AFIP del correo privado que se atribuye también a Moyano. Pero el juego de presiones continúa. “Las pruebas están. Depende de los jueces y de los fiscales”, apunta una fuente calificada de la Oficina Anticorrupción.

“El año de los resultados” depende sobre todo de la baja del déficit. La llave maestra ha sido el ajuste en las jubilaciones al que tan atento se mostró Boudou a la salida de la cárcel. En la jefatura de Gabinete sostienen que el cambio en la fórmula de la actualización garantiza el cumplimiento de la meta. Por eso se decidió pagar lo que costó. Pero el recorte sigue: la oficina de Peña dará a conocer en su próximo informe periódico qué se propone hacer con el sistema de medios públicos y el manejo de la pauta oficial. En algunos despachos se habla de un acuerdo del tipo “Vaca Muerta” para los medios, pero son ilusiones. “Hay gente que está presa a la que le seguimos pagando deudas por publicidad”, dicen allí por Cristóbal López, del Grupo Indalo. ¿Mandará el criterio de “Paritarias Cero” que ya está en vigencia en la TV Pública? Cero aumento con una inflación, estimada, del 19%. Darwinismo mediático.