Los hermanos de leche se distancian

La violencia de la policía hacia los gremios y de éstos hacia la fuerza del jueves en pleno centro de la capital ofició de colofón a los cinco desalojos que hubo el mes pasado en el conflicto, inventado o no, que mantienen el gobierno y el gremio ATE.

Se trata de un serio problema que está en el medio de la relación fluctuante que tienen los gobiernos del Movimiento Popular Neuquino con el sindicalismo estatal. Al partido provincial y a los gremios el intendente Horacio Quiroga los definió como hermanos de leche, con su óptica auténtica de crítica política que siempre cultivó desde su acción pública.

Los hermanos de leche fue una expresión común cuando aún no se había inventado la leche de fórmula, entonces las madres que podían alimentaban a hijos de otras que, por diferentes razones, no podían hacerlo. La expresión hace referencia a la relación que cultivaron los distintos gobiernos que necesitan comprar la paz social para evitar conflictos en momentos específicos, electorales por cierto, y a la ubicación que cada uno de ellos pretende tener en el escenario político.

La bisagra fue, sin duda, el 2007 cuando una represión terminó con la vida de Carlos Fuentealba y el entonces gobierno de Jorge Sobisch buscó ampararse en los sectores de la burguesía que se veían afectados por las protestas. Tal vez no evaluó que éstos también eran hermanos de leche porque, justamente, los empresarios provinciales tienen vinculación directa o indirecta con la economía estatal que derrama fondos para hacer funcionar la burocracia.

El gobierno insistió en marcar la “gran contradicción” que existe en la dirigencia de ATE porque argumenta que supuestamente defiende los derechos laborales pero los debilita al impedir su ingreso a los lugares de trabajo y el ingreso de los insumos. Además se hace referencia a que “hay límites nuevos” que pueden identificarse con la reducción de la tolerancia en función de que se interpreta que el conflicto “fue caprichoso, inventado y demagógico” porque se había acordado que, como tenía un shock salarial de 1.500 millones de pesos, se iba a dejar para tratarlo en marzo del año que viene.

Desde el gremio se adujo que se podría haber avanzado y dejar a cuenta el monto que recibirán en el último trimestre por la recategorización que implica el Convenio Colectivo de Trabajo en el sector Salud. Durante la semana el titular del gremio se mostró en Buenos Aires con la dirigencia de la CTA que plantea una oposición a las reformas laborales y previsionales del macrismo y se identificó, sin sutilezas, en ese extremo político que tiene su eje en el kirchnerismo.

La doctora en historia Orietta Favaro en una investigación sobre el rol de la oposición después de la reforma de la Constitución provincial la definió como “ambivalente con dos caras al igual que toda institución política”. Agregó que tiene una cara “amable y positiva que es la que contribuye a integrar la comunidad política democrática; otra terrible y devastadora, la que ofrece el rostro de la oposición que en lugar de aliviar los conflictos los exacerba y que puede ser una fuerza desintegradora que destruye las bases mismas de esa comunidad”.

En ese planteo incluye a los sindicatos y las minorías de izquierda en Neuquén, “que son los que se oponen, resisten y protestan contra las medidas de gobierno desfavorables a la continuación de la política de bienestar que caracterizó a la provincia y tienen como espacio de expresión la calle y la ruta”.

El Estado neuquino tiene innumerables laberintos por los que se cuela la inoperancia y deja al descubierto los déficits que más duelen a la sociedad y se expresan con brutalidad en los hospitales. Éstos son el signo del orgullo del partido que gobierna, aunque parezca un contrasentido.

Si ese complejo mecanismo es coadministrado como dice Quiroga o es un cuadrilátero donde se disputan las dos caras de la oposición y el gremialismo, no es relevante frente a la violencia.

El equilibrio que se perdió en la relación del gobierno y el gremio estatal ATE tiene lecturas políticas de conveniencia y de interés oportunista.

El sistema de salud cruje por las falencias que deja al descubierto el deterioro de un servicio que fue la bandera del esquema político del MPN.

Datos

El equilibrio que se perdió en la relación del gobierno y el gremio estatal ATE tiene lecturas políticas de conveniencia y de interés oportunista.
El sistema de salud cruje por las falencias que deja al descubierto el deterioro de un servicio que fue la bandera del esquema político del MPN.

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