Motivos y números austeros

No hay motivación, a pesar de que nos jugamos todo”. Esa mirada oficialista tiene su réplica en la totalidad del espectro político a tres semanas de las primarias.

Weretilneck reunió a fines de junio a sus diputados. Arengó su plan, y casi no hubo respuestas. Extraño, cuando se conoce cuánto moviliza un frente electoral a esa especie.

El gobernador tiene un acicate, pero no lo ha utilizado. “Debemos saber que si no ganamos nadie tiene futuro”, reflexionó luego un legislador partícipe. Weretilneck lo calla, a pesar de que rezonga por el desapego. ¿Acepta la situación para emerger como único autor si el triunfo lo abraza? Es posible, sumando a las ya sabidas deserciones ajenas de las actuales candidaturas.

El FpV tiene su inmovilidad, cerrado en torno al intendente Martín Soria. Manda la sospecha interna y el roquense prioriza un grupo reducido. La dirigencia del PJ se reencontró por última vez en abril, previo al tratamiento del plan Castello. Vagan los intendentes del FpV mientras el mandamás prescinde de ellos. Soria confía demasiado en el espontáneo caudal peronista.

Weretilneck tiene su dilema con sus municipios. Esos gobiernos locales –según Eco Consultores– registran ponderaciones muy inferiores a las del gobernador. No aportan, y posiblemente resten. Sólo suma realmente el jefe barilochense, Gustavo Gennuso.

La central nuclear promete su impacto. Su resistencia se instala en la zona atlántica y moviliza a la franja ambientalista andina. El rechazo recae en el oficialismo aunque, curiosamente, Cambiemos se asoció al costo, llegando con su referente nacional, Julián Gadano, a Sierra Grande. La negativa crece mientras la defensa ciudadana, aún, es débil.

Weretilneck se corre cuanto puede y continúa apartándose del gobierno de Macri. “Estamos peor que antes”, redireccionó. La campaña, también, está bajo su reinado y esfuerzo. El vicegobernador Pedro Pesatti se sumará esta semana después de sus vacaciones en el exterior.

Así, Juntos debutará en agosto en un comicio nacional y esa incursión modificará cualquier plano. Vale repasar los antecedentes.

Se sucedieron ocho elecciones de diputados –con las PASO– en los últimos diez años. La izquierda promedió un 8% –llegando al 16,6% en el 2009, con cuatro listas, y un 4,5% en el 2015– y el voto en blanco es un componente extraño, con una media del 10%. Llegó a un tercio en el 2015 por la incidencia presidencial de Sergio Massa, sin tramo de diputados en Río Negro.

ARI logró sus mejores números en las legislativas del 2009 y 2011, superando el 23%, aunque en las restantes cayó al 5%. Magdalena Odarda entiende que la elección clave es la de agosto. Teme al desbande si su caudal es demasiado bajo y su electorado concluye en octubre volcarse a un voto útil. Se instala una fuerte polarización de macrismo o kirchnerismo, o su equivalente provincial, entre oficialismo y sorismo. Si esta disputa asoma, Cambiemos también puede quedar herido de muerte para octubre.

El PJ tuvo su peor votación en el 2007, con un 27,8%, y la mejor de medio turno en el 2013, con un 48% cuando aún anidaba en el oficialismo provincial. Obtuvo un 39% en el 2015 y segundo fue Cambiemos con 20,8%. Esa UCR se asociaba y repuntaba, con Macri, después del 10% en el 2011 y del 15% en el 2013.

Juntos no participó en el 2015. Desconfió de la volatilidad de ese mundo, con su núcleo peronista. Ahora no tuvo opción. Para triunfar, Weretilneck quiere apropiarse de los votos más fluctuantes, de un 35 a 40%. El objetivo no es menor, pero dispone del Estado. Igual, esa herramienta hoy está bien limitada, pues faltan recursos.

Economía estará obligado a negociar sus 1.200 millones del remanente de títulos en un mercado encarecido. Río Negro debe pagar a principios de agosto más de 723 millones por vencimientos de letras. Equivale a otro aguinaldo. Y no hay margen cuando un traspié financiero puede ser letal en la construcción política.

La carencia de motivación es la característica electoral. Weretilneck teme por el rechazo a sus intendentes, y el proceso del FpV está reducido a Soria.

El componente estatal está acotado por falta de recursos. Río Negro se ve obligado a negociar sus bonos para sus obligaciones de agosto y fuertes vencimientos de letras.

Datos

La carencia de motivación es la característica electoral. Weretilneck teme por el rechazo a sus intendentes, y el proceso del FpV está reducido a Soria.
El componente estatal está acotado por falta de recursos. Río Negro se ve obligado a negociar sus bonos para sus obligaciones de agosto y fuertes vencimientos de letras.

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