Reanimación y edificación

Hay signos de vida. Se manifestó cierto pulso en el oficialismo, desplomado después del proceso electoral. Sólo, por ahora, señales de existencia.

El único latido persistente siempre partió del gobernador, a pesar de su aflicción y contrariedad. Otras pulsaciones dirigenciales emergieron.

Weretilneck se mantendrá aferrado a su gestión, expresado
–especialmente– en sus recorridas y sus contactos. No apareció la planteada reacción gubernamental, prometida con los nuevos ministros. Ellos están encadenados al armado de sus áreas, divisan los límites ya conocidos que el gobernador impone o sugiere cuando alimenta contrapuntos internos.

Una muestra solidaria fue el vehículo de la reaparición. Nada casual. Weretilneck pidió al presidente del bloque, Alejandro Palmieri, que saliera al rescate de Pedro Pesatti, víctima de fuertes críticas del macrismo. El roquense Juan Martín aceptó el pase de Juntos, apartando al vice por su “origen kirchnerista” y por ser “un nostálgico de la política”. El exministro punteó en el socorro, pero no fue el único. Aún no lo absolvió y el gobernador puso en resguardo a Pesatti por su maltrecha fuerza, dejándolo además expuesto en su debilidad. El viernes los reencontró la Fiesta de la Tradición en Bariloche y, atento a las apariencias, Weretilneck fue acogedor; incluso lo ubicó a su lado cuando atendió a periodistas. El apaleo ya fue.

Aporta a la reanimación después de la desolación. Prepara una concentración para el 2 de diciembre (posiblemente, en Las Grutas). Para entonces, si se cumple lo programado, Río Negro habrá logrado 300 millones de dólares con la colocación de sus bonos, dándole cuerpo al megaproyecto (Castello) de obras de Weretilneck. Será otra vida.

El reencuentro de Juntos insinuará sus vertientes. Hay quienes entienden que servirá para posicionar a Palmieri para el 2019. Pesatti también piensa en eso. Hay un problema: Weretilneck no depuso de su pretensión de continuidad.

El progreso de Cambiemos trajo expectativas y, consecuentemente, nuevas disputas. Sergio Wisky defiende su precoz candidatura, argumentando que queda por armar dirigencia, equipo y planes. Trabaja en la “gestión política”. Su proceso alcanzará inicialmente la presidencia del Pro, que se normalizará en marzo o abril.

El mando radical no duda en alinearse con Wisky. Su presidente, Darío Berardi, lo afirmó frente al jefe de Gabinete, Marcos Peña. El intendente José Luis Foulkes se despegó, cuestionando al diputado por apresurado. El viedmense resguarda el mayor bastión de la UCR, pero no puede reelegir, entonces la objeción se inscribe en la búsqueda de su futuro.

Así, Foulkes se desmarcó de la jerarquía radical y macrista. Quedará resolver esa sucesión y el jefe comunal –todavía– no tiene postulante. Si está enrolado el concejal Leandro Massaccesi, que rastrea aliados en su propósito. El cipoleño Aníbal Tortoriello idea su reelección y, en la intención de desplegarse, Cambiemos deberá hurgar en aspirantes para Roca y Bariloche. Existía ilusión por incorporar a Gustavo Gennuso, pero en el gobierno nacional hay desencanto y hoy lo critican por sus desajustes administrativos, sumados a la censura contra la tasa al turismo, liderada por Macri.

Martín Soria guarece lo suyo en su mutismo. Posiblemente en diciembre se concrete una reunión partidaria, forzada por exigencias formales. El intendente y el FpV mantienen activa la supremacía fijada por la elección. Las diferencias se acallaron, pero sobreviven viejos rencores. Así, la senadora Silvina Larraburu –históricamente enemistada con Soria– amaga con su candidatura gubernamental. Lo de Miguel Pichetto se restringe a su empeño senatorial, pero Soria no prometerá –por ahora– nada y persistirá en su sigilo.

El tiempo por delante es demasiado. Julio Cobos, Francisco De Narváez o Sergio Massa siempre recuerdan los riesgos existentes. Imbatibles, dos años antes, y terminaron desertando o ignorados en las elecciones.

El oficialismo se mueve y prepara un acto para diciembre, pensando el gobernador Weretilneck que tendrán los fondos del plan Castello y servirán de reanimación.

Sergio Wisky trabaja

en el armado de su esquema de dirigentes y planes con Cambiemos para el 2019,

aunque asoman los primeros obstáculos en la alianza.

Datos

El oficialismo se mueve y prepara un acto para diciembre, pensando el gobernador Weretilneck que tendrán los fondos del plan Castello y servirán de reanimación.
Sergio Wisky trabaja
en el armado de su esquema de dirigentes y planes con Cambiemos para el 2019,
aunque asoman los primeros obstáculos en la alianza.

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