Clima: ¿nuevos liderazgos?

La reciente Cumbre en Marrakesh (Marruecos) sobre Cambio Climático no tuvo la atención global que su antecesora de hace un año en París. Sin embargo, varios de sus acuerdos podrían definir la lucha contra el calentamiento global que había alcanzado un inédito consenso internacional, que ahora luce amenazado por el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos.

“Imprevisible” fue la palabra que más se escuchó sobre el millonario estadounidense, un abierto negador la incidencia humana en el cambio experimentado en la temperatura del planeta en los últimos años, llegando a decir que era “un invento chino” parab perjudicar a su país.

En su campaña, Trump prometió denunciar el Tratado de París, restablecer el apoyo estatal a las fuentes energéticas fósiles como el carbón y cortar aportes al financiamiento internacional para el desarrollo de energías renovables. El eje Washington-Pekín que sustentó el pacto parisino amenaza con quebrarse apenas arrancar.

Como en varios aspectos de su retórica electoral incendiaria, luego del triunfo Trump parece haber bajado los decibeles. En una entrevista con el New York Times, afirmó tener “la mente abierta” para estudiar el Acuerdo de París y admitió la posibilidad de que el aumento de las temperaturas de las últimas décadas esté “parcialmente relacionado” con la actividad humana.

Por eso, en la cumbre de Marruecos no hubo escenas de pánico como las que causó en el 2000 la elección de George W. Bush, un hombre del riñón de la industria petrolera, clave en el fracaso del protocolo de Kyoto. Quizás porque saben que Trump es un práctico hombre de negocios, más allá de su ideología ultraconservadora. Y rechazar de plano todo el acuerdo firmado en 2015 podría ocasionarle más pérdidas que beneficios a su país, estiman.

Los principales riesgos que ven los expertos es que el líder republicano renuncie a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, procedentes principalmente del gas, petróleo y carbón, y deje de financiar el desarrollo de energías no contaminantes, como la eólica y solar, entre otras. La posibilidad de que el resto del planeta “compense” la baja estadounidense en estos ítems es casi imposible, por el tamaño y peso de su economía a nivel global.

El relativo optimismo de que esto no sucederá del todo tiene que ver con las limitaciones que tendrá el presidente de EE.UU. En la cumbre, la poderosa California (séptima economía mundial en sí misma), Washington, Vermont y hasta el petrolero estado de Texas ratificaron que continuarán produciendo energías “limpias”, donde tienen invertidos miles de millones de dólares y de los cuales dependen miles de puestos de trabajo. Contener el calentamiento con nuevas fuentes de energía puede dar ganancias y empleo, fue el mensaje de la cumbre marroquí. El retiro de apoyo de Trump podría implicar la localización de estos puestos en China y Europa, advirtieron empresarios, un pecado que el magnate prometió no cometer.

Por otra parte, para los analistas fue clave que China, India, los países europeos y potencias energéticas como Arabia Saudita ratificaran su respaldo al acuerdo de París.

China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero y con un trágico historial de contaminador serial del medioambiente, podría tornarse decisivo para proteger el clima del planeta. En esto tiene mucho que ver con la pretensión china de transformarse en un líder internacional más influyente, compensando su falta de influencia militar con “poder blando”, como el que le puede dar este terna. Además, enfrenta una creciente presión interna para mejorar sus credenciales ambientales: la contaminación de sus áreas industriales se ha tornado insoportable para la población y ha derivado en varias revueltas sociales. De hecho, su actual plan quinquenal prevé un desarrollo más sostenible y lo ha llevado ser el mayor productor de energía eólica y solar del planeta.

La cuestión es si el compromiso chino y de los países en desarrollo será suficiente. O si, en un nuevo giro pragmático de Trump, EE.UU. termine sumándose, aunque sea a medias, a este esfuerzo clave para el futuro del planeta.