Regular sin energía

Los persistentes apagones en el Alto Valle en las últimas semanas desnudaron la fragilidad del sistema de provisión de energía eléctrica y volvieron a poner en discusión las falencias de los organismos de control que debieran velar por el interés de los usuarios, que una vez más debieron resignarse a las molestias y pérdidas económicas que genera la situación.

Con temperaturas agobiantes, el sistema colapsó por más de 20 horas en Roca y hubo cortes en todo el Alto Valle, en medio de cruces de acusaciones entre la transportadora, la distribuidora y el gobierno provincial ante de la pasividad del EPRE, que recién en los últimos días activó un plan de contingencia para sortear la crisis, a la espera de soluciones de fondo para un problema que se repite cada verano.

Los entes reguladores fueron creados en los 90, cuando se privatizaron servicios públicos (electricidad, gas, agua, teléfonos, entre otros). Pero aunque el Estado abandonó su rol de prestador directo de servicios esenciales en beneficio de empresas concesionarias no delegó su responsabilidad central: satisfacer las necesidades básicas de la población y su bien común. También dejó de fiscalizar en forma directa, encomendando la tarea a entes separados de su estructura central, especializados en el cumplimiento de los marcos regulatorios de cada sector. Su rol es equilibrar intereses públicos y privados, supervisar la calidad y eficiencia del servicio, revisar y actualizar las tarifas, definir subsidios, mediar ante conflictos y proteger los derechos de los ciudadanos-consumidores ante monopolios u oligopolios naturales. Tras más de 25 años de actuación, el balance en general es negativo. Falta de autonomía, intervenciones, políticos elegidos a dedo en cargos técnicos, falencias en contratos de concesión, escasa representación de los usuarios, corrupción y reestatizaciones desdibujaron su tarea.

Río Negro es ajena a esta situación. En los últimos años ha sido notoria la merma del EPRE en su rol de regulador del servicio eléctrico público provincial. Expertos del sector coinciden en que, sobre todo del año 2000, el organismo ha oscilado entre la cooptación por parte de los privados que debe supervisar y una subordinación excesiva al humor del gobernador de turno, reducido a un rol casi administrativo que ha perjudicado la regularidad y continuidad de su autoridad de contralor y la formulación de políticas de largo plazo, con malas decisiones que hoy repercuten en todo el sistema.

“Estamos trabajando para que la distribuidora realice las inversiones que corresponde para tener una red más adecuada y que estas eventualidades no produzcan el impacto que están produciendo. Una cosa es que estas eventualidades (ola de calor) te agarren con una red en buen estado y otra que te agarren con una en mal estado, como en este caso”. Esta frase corresponde al titular del EPRE en febrero de 2017, pero podrían aplicarse hoy para ver que poco ha cambiado: empresarios quejándose de millonarias quebrantos y usuarios peregrinando por ventanillas para reclamar, a menudo resignados a las pérdidas de artefactos y mercadería. Y un plan de contingencia de cortes rotativos que apenas es un parche y debiera haber sido establecido, chequeado y consensuado con los principales actores del sector hace meses, no tras el colapso del sistema. Edersa, Transcomahue y el gobierno aún no se ponen de acuerdo sobre quién es el responsable de que el nuevo centro de distribución en la Planta Transformadora de Roca, que debiera solucionar el problema, aún no esté operativo, pese a haber sido inaugurado con bombos y platillos hace poco por el gobernador Weretilneck.

Las autoridades parecieran olvidar que cuando el Estado concesiona un servicio público sólo delega su prestación, no la responsabilidad sobre el mismo. Debiera preocupar que organismos que manejan importantes presupuestos mantengan estructuras que no cumplen acabadamente su función. Se impone una reforma que revierta la dispersión de su autoridad y su escasa autonomía, para que puedan servir al ciudadano común, razón principal de su existencia.


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