Ríos enfermos

Editorial

Otro año transcurrió, faltan pocos días para el inicio de la temporada veraniega en varias ciudades y los ríos de la región siguen mostrando niveles preocupantes de contaminación y bajo caudal, que podrían complicar la habilitación de varios balnearios. Aunque desde ambas provincias se han tomado en estos meses algunas medidas para mejorar la situación, muchos de los problemas históricos y otros que salieron a la luz el verano pasado se mantienen.

Una enorme mortandad de peces en días pasados por una intoxicación con agroquímicos en un brazo del río Negro a la altura de Allen permanece en el misterio. Descartadas las sospechas sobre una sidrera cercana, los chacareros de la zona también se desligaron del hecho, ya que por las características del producto sería más bien de uso en frigoríficos antes que en montes frutales. La investigación del DPA aún no arrojó resultados concluyentes, menos aún estableció sanciones.

Aguas abajo, en la zona de Valle inferior, comerciantes e industriales de Viedma y Patagones realizaron hace días una propuesta a sus municipios para disminuir el impacto de los desagües pluviales, que arrastran basura de todo tipo a cauces ya afectados por hidrocarburos, efluentes cloacales y los mencionados pesticidas. Por ahora no hubo respuestas.

En Neuquén, en tanto, se mantiene el retraso en la reglamentación de la ley 3076 de Alerta Hídrica, que obliga a remediar los ríos contaminados en la provincia, en especial el Limay y el Neuquén. La norma fue sancionada el 14 de junio y promulgada el 21 de julio, luego de las fuertes críticas que recibieran durante el verano tanto la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) como la Provincia y varios municipios por la falta de acciones para disminuir la contaminación de los ríos en la zona de la Confluencia. El caso más emblemático fue la clausura del balneario Albino Cotro por elevados niveles de bacteria escherichia coli.

La norma debería haberse reglamentado antes del 19 de septiembre para hacerse operativa, pero desde el gobierno neuquino no han mostrado avances al respecto. Las explicaciones oficiales alegando la necesidad de armonizar legislaciones y organismos intervinientes no convencieron ya que, como señalaron ambientalistas y diputados opositores, en los 60 días de plazo fueron escasas las reuniones para remediar la situación.

Es así que, a dos semanas de iniciar oficialmente la temporada en balnearios neuquinos, recién se tomaron las primeras muestras en el Albino Cotro. Según trascendió, los niveles bacteriales serían menores a los del año pasado, aunque preocupa el bajo caudal que presenta el brazo del Limay en esa zona, producto de las menores erogaciones en los embalses aguas arriba. Su habilitación aún está en duda. El gobierno neuquino también destacó las obras en la Planta Tronador de la capital y la Colectora Central Máxima; además del inicio de obras en la Colectora del Oeste II. Sin embargo, permanecen como problemas los desagotes cloacales en Plottier y Centenario, en este último caso sobre el Neuquén, y la situación de asentamientos sin servicios que arrojan aguas servidas en calles y canales que desembocan en los ríos. Se suma a la basura y residuos que desaprensivos tiran a diario en desagües que también desembocan en la cuenca.

Hace más de dos décadas que los cursos de agua –que no sólo albergan a más de 30 balnearios sino que proveen agua de riego y potable para consumo de la población de las dos provincias– viven un proceso de degradación constante producto de la contaminación y el mal manejo de caudales.

Es necesario que en todos los niveles estatales (Nación, AIC, organismos provinciales como el EPAS y DPA y municipios) aceleren la cooperación e inversiones para remediar las situaciones más urgentes, especialmente la meta de llegar al “volcado cero” de efluentes cloacales sin tratar a los ríos. Y en el caso de Neuquén, la reglamentación inmediata de la ley 3076 , una herramienta clave para prevenir, monitorear y sancionar en forma eficaz la contaminación de nuestras principales fuentes de agua.