Una votación vulnerable

El próximo miércoles, los holandeses acudirán a las urnas para definir quién será el futuro primer ministro del país, en un ambiente político muy tensionado por la idea de que la extrema derecha pueda llegar al poder por primera vez en su historia.

Para estos comicios que considera cruciales para el futuro del país, el gobierno adoptó una drástica decisión que parece ir en contra de la tendencia global: abandonar los sistemas electrónicos de votación e incluso de recuento para volver a las tradicionales boletas de papel y recuento manual. La principal razón es la enorme cantidad de vulnerabilidades descubiertas en este sistema y el temor a un intento de Rusia de manipular la votación, tal como se ha denunciado en los recientes comicios presidenciales en Estados Unidos. “Ante los indicios de que actores estatales (extranjeros) intenten influir en las decisiones políticas y la opinión pública, habrá que recurrir al viejo lápiz y papel para emitir y contar los votos”, señaló el ministro holandés de Interior, Ronald Plasterk.

Holanda tiene amplia experiencia en el uso de sistemas electrónicos para sus votaciones, ya que los incluyó en su ley electoral tan temprano como en 1965. En los 80 comenzó a implementar sistemas informáticos experimentales para la emisión y recuento de votos y en 1994 a usarlos masivamente. Incluso llegó a exportar sus sistemas a otros países europeos, como Irlanda. Pero un grupo de hackers y expertos en informática demostraron recientemente que el sistema permitía violar el secreto del voto desde 25 metros de distancia con tecnología accesible y que el recuento y transmisión de resultados también era pasible de ser intervenido y alterado en forma remota. De allí que decidiera dar marcha atrás y votar este año en la forma tradicional: boletas de papel y recuento manual, a pesar de que la cantidad de partidos que disputarán escaños en el parlamento y a nivel local son más de 30, lo que hará que algunas boletas tengan varios metros de extensión.

Este debate en el mundo desarrollado se produce en momentos en que el gobierno de Mauricio Macri volverá a intentar negociar por estos días, a contra reloj, una reforma electoral que tiene como caballito de batalla a la Boleta Única Electrónica, que ya fue rechazada de plano por la mayoría peronista en el Senado a fines del año pasado. Los principales argumentos para la negativa a tratar el cambio electoral fueron también los temores sobre la vulnerabilidad del chip y a una violación del secreto del voto, aunque el gobierno sostiene que este argumento esconde en realidad la resistencia de los caudillos del peronismo a un sistema más transparente, ya que muchos de ellos utilizan herramientas clientelares y de manipulación del voto para mantener su poder territorial.

A las advertencias de varios expertos informáticos sobre la seguridad del chip que se emite junto a la boleta de votación se sumó en estos días una dura advertencia sobre la exposición a posibles hackeos del escrutinio electoral. La Cámara Nacional Electoral (CNE) advirtió que el sistema informático tiene varias debilidades que pueden poner en riesgo varias etapas del proceso electoral. Entre ellas, que el sitio principal de la CNE (http://www.electoral.gov.ar) no tiene la encriptación propia de los sitios seguros que comienzan con https y podría ser espiada o alterada desde cualquier punto de internet, al igual que el sitio dedicado a los residentes en el exterior, y los sistemas de publicación del escrutinio provisorio y definitivo.

Aunque el calendario electoral aún permite hacer correcciones, el gobierno debiera pensar si no sería mejor enfocarse en un proceso de reforma más limitado, con sistema de boleta única en papel como la que se ha implementado exitosamente en Santa Fe, que logró eliminar la mayoría de los vicios del viejo sistema; mientras se concentra en corregir las vulnerabilidades del esquema actual, en unas elecciones legislativas que se prevén cruciales para el destino tanto del gobierno como de la oposición y no pueden quedar bajo un manto de sospechas.