Cómo se compone la factura de la luz

Una factura del servicio eléctrico está compuesta principalmente por tres grandes componentes: el valor de la energía, el VAD (valor agregado de distribución) y los impuestos calculados sobre los dos primeros ítems.

El peso de cada uno, consecutivamente, se distribuye en partes casi inmóviles: 27%, 46% y 26%. Sin embargo el cuadro tarifario lo define cada distribuidora y allí pueden variar las bandas de consumo para cada categoría y esto termina por arrastrar los valores cada vez que el usuario se mueve dentro del cuadro.

Generalmente las distribuidoras utilizan un criterio creciente en el caso de los usuarios residenciales y otro inverso para los comerciales. La lógica de ese esquema responde a entender que quienes más consumen son aquellos hogares con mayor poder adquisitivo.

Cuando se observan las tarifas de todas las distribuidoras se puede constatar que en las franjas iniciales de consumo hasta trepar por encima de los 150 kWh/m, casi no existe diferencia en los precios que si se distancian con las bandas de mayor demanda.

En el caso de las facturas comerciales la lógica se invierte. Se entiende que quienes mayor energía consumen son los que más recursos generan y por lo tanto tienen una incidencia significativa en el empleo y en la generación de recursos locales, por lo que se los busca cargar menos con las boletas del servicio.

Además en todos los casos hay descuentos que se consiguen consumiendo por encima de un 10% menos que en el mismo periodo del año anterior.


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