De trotamundos a mecánico de Vaca Muerta

Apenas se recibió de ingeniero en la Universidad Nacional de La Plata, en la década del 80, Edwin Kaswalder comenzó a trabajar en Propulsora Siderúrgica, empresa del grupo Techint en Ensenada, hoy Siderar. Fueron cuatro años de crecimiento profesional, pero su espíritu aventurero estaba destinado a recorrer el mundo.

“Un día vi un cartel donde Schlumberger pedía ingenieros, me anoté y fui seleccionado. Trabajé allí 15 años donde pasé por todos los puestos, desde ingeniero de campo hasta gerente regional. Empecé en el Mar del Norte, hice algunos pozos en el Ártico, luego pasé a la India, Venezuela, Colombia, México y Estados Unidos”, resume.

En 2002, ya con hijos que andaban de un lado para otro por distintos países, decidió irse de la empresa. Kaswalder había acumulado suficiente experiencia y se especializó en el mantenimiento de equipos muy específicos para el control de presión. Bastante más relajado, su vida laboral continuó prestando servicios de consultoría y dictando cursos de entrenamiento.

Hace algunos años, ante la insistencia de empresas que necesitaban de su experiencia, alquiló un pequeño taller cerca de La Plata, en Villa Elisa, y hasta allí le llevaban los equipos. Así nació KPK Works, una sociedad anónima familiar. “Soy gerente pero puedo comenzar el día barriendo o cambiando el cuerito de una canilla”, explica.

El volumen de trabajo y la cercanía con la industria petrolera finalmente lo trajeron a Neuquén, concretamente al parque industrial de Plottier.

“Esto no es apretar tornillos, se trata de un trabajo muy delicado porque son equipos que se usan en fases críticas de la actividad hidrocarburífera. Los pruebo muchas veces hasta estar seguro de que funcionan bien, acá no hay margen para el error”, asegura Kaswalder.

Por ahora tiene un sólo empleado pero confía en que la actividad va a repuntar. “En realidad el petróleo no tiene años complicados, puede haber momentos de baja de actividad, simplemente”, comenta y agrega que “están dadas las condiciones para que haya un importante incremento en 2018. Seguramente tendré que tomar más personal y además quisiera formar algunos pasantes que hoy estudian en la EPET de aquí”.

Cuenta que cuando la actividad crece mucho “las empresas grandes sufren un estrés importante porque tienen establecido un modo de funcionar. No es fácil de un momento a otro incorporar cinco equipos de perforación y todo lo que trae aparejado”, pero a su vez “esto le abre las puertas a muchas empresas chicas que hoy la están pasando mal”.

La firma también realiza el diseño y fabricación de pórticos para la industria. Son portátiles y se pueden adaptar a las dimensiones de diversos talleres.

El costo neuquino
para las pymes

Quienes viven en Neuquén saben desde hace tiempo que la industria petrolera es fuente de trabajo y buenos ingresos para la provincia, pero que a su vez distorsiona los precios relativos de toda la economía.

Edwin Karswalder llegó este año a la provincia para instalar su empresa y lo vivió en carne propia desde el primer día. “Comencé buscando un lugar para alquilar en Neuquén capital pero por un terreno mediano con una choza a la que llamaban galpón pedían una fortuna. Estuve a punto de volverme”, se quejó.

La búsqueda siguió por las ciudades aledañas y finalmente recaló en Plottier. “Acá sale bastante menos pero los servicios son muy deficientes. Casi no hay presión de agua, no llega el gas, internet parece cosa del futuro y para instalar la luz tuve que hacer mil trámites. Y a esto lo llaman parque industrial”, sintetizó.

Otro capítulo de su largo peregrinaje fue conseguir la licencia comercial del municipio, a tal punto que pagó por 5 meses alquiler sin poder operar. “Me pidieron todo tipo de papeles”, comentó.