Final para el barril criollo: ¿es suficiente?

La caída del precio sostén del crudo no tendrá impacto en los surtidores. Esto implica una transferencia de recursos del upstream al downstream, un mercado oligopólico. La Nación recaudará más vía impuestos. Las provincias cobrarán menos regalías.

Alejandro Einstoss Tinto*

A dos años del inicio de su aplicación, el barril criollo aparece como un instrumento ineficiente para generar estímulos a la inversión y, al mismo tiempo, presenta efectos negativos y contradictorios en toda la economía.

Finalmente, el Ministerio de Energía y Minería (Minem) dio luz verde al aumento del 8% en el precio de los combustibles líquidos (naftas y gasoil) y el mismo recompone los precios en dólares a niveles previos a la devaluación del peso de diciembre de 2015.

Dicho aumento, que estaba acordado desde principios de 2016, fue postergado en julio pasado mediante un convenio entre el Minem y las principales petroleras.

El acuerdo mantuvo congelado el precio de los combustibles por tres meses e incluyó un sendero de reducción del precio sostén del barril de petróleo de producción nacional, por el cual el Estado Nacional –a partir de la Res. 1077/2014– reconoce al productor local de crudo un precio superior al internacional, el barril criollo.

La aplicación de esta política pública implementada por la administración anterior y continuada por la actual, implicó en 2015, según el estudio de la Fundación Centro de Estudios para el Cambio Estructural, una transferencia directa desde los consumidores a los productores locales de petróleo de más de 4.300 millones de dólares.

El aumento del precio internacional de petróleo, la caída de los volúmenes producidos y la reducción del precio sostén explican que la renta apropiada por los productores locales de hidrocarburos durante 2016 se haya reducido a aproximadamente 2.500 millones dólares.

A pesar de mantener los precios internos por encima del precio internacional, la producción de petróleo al tercer trimestre de 2016 muestra una caída interanual de más de 3% y la cantidad de perforaciones realizadas en 2016 disminuirá un 35% respecto a las realizadas en 2015.

Al mismo tiempo, la política explicitada por el Gobierno por la cual en el transcurso de 2017 los precios de producción locales terminarán convergiendo con los precios internacionales (55 dólares para el crudo Medanito y 47 para el Escalante), motivaron que YPF al revaluar sus activos en reservas , lo que reflejó en sus balances una pérdida de más de $36.000 millones al 31 de diciembre.

En resumen, la aplicación la política del barril criollo como mecanismo de impulso a la inversión no muestra los resultados previstos y, peor aún, genera los incentivos contrarios.

Margenes

La posibilidad de obtener un amplio margen de rentabilidad importando combustibles a precios internacionales bajos y venderlos en el mercado local a altos precios que surgen a partir del valor del crudo local –es decir el barril criollo– generó, durante 2016, suficientes incentivos –sobre todo en aquellas petroleras no integradas, aquellas que refinan pero no producen– para que la refinación local caiga casi 6% respecto 2015.

Por sus características técnicas el downstream –refinación– es una actividad fuertemente concentrada: tres empresas explican casi 90% de los combustibles producidos en Argentina: YPF (58%), Esso (Axion) (14%) y Shell –no integrada, es decir sólo refina– (15%). El downstream presenta claras características oligopólicas y sumado a su carácter estratégico, hacen de ésta una actividad cuyos precios se encuentran regulados por el Estado Nacional.

Así las cosas, el aumento previsto a partir de enero sólo permitirá recomponer los márgenes de rentabilidad en dólares para la producción local y destilación, aumentará la recaudación impositiva y mantendrá a los combustibles argentinos como los más caros de la región, con excepción de Uruguay.

A dos años del inicio de su aplicación, el barril criollo aparece como un instrumento ineficiente para generar estímulos a la inversión y, al mismo tiempo, presenta efectos negativos y contradictorios en toda la economía.

En efecto, el sobreprecio en combustibles que implica el barril criollo genera una carga sobre la macroeconomía en general, con multiplicidad de efectos: sobre el nivel de precios, el aumento de costos logísticos y aumentos en el nivel de subsidios al transporte vía costo diferencial al gasoil utilizado en el transporte público.

Así, resulta necesario normalizar el proceso de conformación de precios de los combustibles en Argentina y para lograrlo con sólo con eliminar el precio sostén no alcanza.

Normalizar el sistema de precios de combustibles implica que los mismos reconozcan el real valor del petróleo crudo, su insumo fundamental. Por lo tanto, en las actuales circunstancias donde el precio internacional se ubica en torno a los 50 dólares, por debajo del actual precio sostén (65 por barril), los precios de la nafta y el gasoil en Argentina deberán bajar.

Actualmente la renta que genera la producción de hidrocarburos es apropiada por los estados nacional y provinciales a través de impuestos y regalías, y por las empresas petroleras a partir del precio sostén, a expensas de los altos precios pagados por los consumidores de combustibles.

Si se elimina el barril criollo y el precio de los combustibles no baja, el único cambio que se producirá será en la distribución de la renta petrolera.

Los márgenes de rentabilidad que hoy son apropiados en la producción de petróleo –upstream– se trasladarán al oligopolio de refinación –downstream–. El Estado Nacional aumentará su recaudación vía impuesto a los combustibles mientras que los estados provinciales verán reducido su ingreso por regalías e ingresos brutos.

Lo único que permanecerá sin modificación es quien paga en el surtidor: el usuario.

*Director del Ceres (Universidad de Belgrano). Artículo publicado en el portal www.nuevospapeles.com

A dos años de su aplicación, el barril criollo aparece como un instrumento ineficiente para estimular la inversión y tiene efectos negativos.

Si se elimina el barril criollo y el precio de los combustibles no baja, el único cambio que se producirá será en la distribución de la renta petrolera.

Datos

A dos años de su aplicación, el barril criollo aparece como un instrumento ineficiente para estimular la inversión y tiene efectos negativos.
Si se elimina el barril criollo y el precio de los combustibles no baja, el único cambio que se producirá será en la distribución de la renta petrolera.

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