La impresión en 3D llegó a los yacimientos

Una joven firma neuquina ofrece un servicio original en la industria. Desarrollaron una máquina para moldear piezas en plástico que reemplazan a las tradicionales <br />salidas de las tornerías. Permite mejorar costos y reducir tiempos.

En momentos de caída de la actividad industrial en general y la hidrocarburífera en particular, Neuquén suma una opción que contribuye al ahorro de costos en las empresas. Se trata de la primera empresa en la zona que no solo vende impresoras 3D sino que también presta el servicio de impresión y diseño.

Luego de presentar la impresora que diseñaron en la feria Neuquén Innova de 2015, tres jóvenes se asociaron para formar la empresa Cacto, que inició sus actividades formalmente hace apenas tres meses. “La idea fue hacer una máquina amigable, fácil de usar, con bajo mantenimiento y atractiva estéticamente”, sintetizó Matías Cervera, gerente de la firma.

Si bien la impresión 3D existe desde 1982, hace diez años se liberaron las patentes y el conocimiento quedó abierto para todos. “Como ocurrió con el software libre, se formó un grupo denominado Reprap con la intención de crear máquinas autorreplicables. Nosotros tomamos parte de ese conocimiento para diseñar nuestra impresora”, explicó.

La impresión 3D se utiliza en sectores tan variados como el arte, medicina, paleontología, arquitectura o ingeniería. En general se aplica para la confección de prototipos o la fabricación de herramientas. “Muchas empresas se dedican a las obras de ingeniería para el petróleo como el montaje de plantas. A través de la impresión 3D el cliente ya no recibe los tradicionales planos sino un modelo tridimensional con el que tendrá una idea más acabada de cómo quedará esa instalación”.

La máquina imprime en plástico PLA (poliácido láctico) cubos de 15 por 15 centímetros. Si las dimensiones requeridas son más grandes se acoplan los cubos hasta llegar al tamaño deseado. Para la fabricación de una pieza la diferencia con el procedimiento habitual es que se agrega material en vez de quitarlo, como ocurre al utilizar un torno o una fresadora.

Para Cervera la gran ventaja de la impresión 3D es que se puede hacer una sola pieza para verificar su funcionamiento sin necesidad de fabricarla en serie. “Se prueba y si no funciona se vuelve a imprimir, en cambio antes había que hacer la matriz para fabricar la pieza, esperar turno en una tornería y encima encargar en cantidad porque no te permiten hacerlo en forma individual”, destacó.

“Muchas fundidoras nos han consultado porque hacer un molde en metal para fabricar una pieza puede salir cuatro veces más que hacerlo en 3D”, señaló y agregó que además del prototipo se puede hacer, por ejemplo, una herramienta que no existe o repuestos que no se consiguen fácilmente en el mercado. “Estamos a mitad de camino entre lo artesanal y la producción en serie”, resumió.

Comentó que al ser una tecnología relativamente nueva las empresas “están evaluando la rentabilidad que pueden obtener si compran una máquina” y que por ese motivo piensan para un futuro hacer capacitaciones para las empresas.

Juan pablo grigioni

jpgrigioni@yahoo.com.ar

Los números

Energía Mundo pyme

Datos

1982
fue el año en que se conoció la impresión 3D en el mundo. Sin embargo, sólo hace diez años se liberaron las patentes.
15 cm²
miden los cubos que imprime la máquina. Si las piezas son más grandes se acoplan.

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