No tengas sexo delante de tu mascota

“¿Entenderá que estamos teniendo sexo?”... sí, sí, sí......

No tengas sexo delante de tu mascota

“¿Entenderá que estamos teniendo sexo?”… sí, sí, sí……

No tengas sexo delante de tu mascota

“¿Entenderá que estamos teniendo sexo?”… sí, sí, sí……

Hay un momento en que en una situación con tu pareja dejás de estar en “modo franela” para pasar a la acción.

Y tu mascota está ahí.

Pareciera que nada entorpece llegar a la meta de ambos solo una cosa: la mirada de tu mascota.

Hay dos opciones, al menos: seguís como si nada o lo sacás de la habitación. Eso sí depende de cada quien y de la comodidad de las dos personas; aunque a decir verdad, si a uno no le molesta pero al otro sí y no dice nada, ese momento ya perdió toda su magia.

Especialistas advierten que el acto sexual puede verse afecta negativamente porque vos o tu pareja no se sienten cómodo mientras que tu perro o tu gato observan fijamente. Además, porque en muchas ocasiones es justo ahí cuando tu mascota se muestra más curiosa.

“¿Por qué no deja de mirarnos?”, ¿Entenderá que estamos teniendo sexo?” es lo habitual especular en ese momento.

Antes que nada no hay que olvidarse que la situación para él -si por ejemplo el perro duerme con vos todas las noches y justo de la nada llega alguien a adueñarse de ese espacio y aparte de todo a estar con su dueña/o- es novedosa.

A la pregunta que te hacías de si eran conscientes del acto, la respuesta es sí, afirman veterinarios consultados sobre este tema. “Cuando se tienen relaciones sexuales hay un intercambio de fluidos, pero sobre todo las hormonas están literalmente a “flor de piel” y esto es instintivamente atractivo para ellos”, afirman. “Los perros huelen las partes íntimas y la principal razón es que ellos están olfateando información básica del otro como sexo, edad, salud y estado de ánimo de las personas, además de información sexual de la persona”, agregan.

Si tu perro no es voyerista, es decir de los que solo se queda viendo, sino que se entromete, pueden ocurrir dos cosas. La primera y tal vez menos grave, pero no menos incómoda, es que se acerque atraído por los olores para olfatear con más intensidad y hasta lamer. La segunda cosa que puede ocurrir es que se torne agresivo, se sienta celoso y por defender su territorialidad ladre y se torne ansioso.

Por lo tanto, para evitar todas estas situaciones, lo mejor es que antes de tener relaciones sexuales, retires al perro o el gato del cuarto. No lo encerrés en otro cuarto o en el baño, ya que complicarás las cosas y no podrás gozar del momento mientras el perro no deja de ladrar. El encierro para ellos es estresante, así que buscarán la forma de hacerlo saber como ladridos, aullidos o rasgar las cosas.

Lo mejor es darle de comer o su juguete preferido en un lugar alejado de tu sitio de acción.

Agencias


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