Cada vez aparecen más ballenas muertas

Más del 90 por ciento son crías. Los científicos aseguran que trabajan “al límite” por la cantidad de varamientos. Los datos comenzaron a tomarse en 2003.

PENÍNSULA VALDÉS

El incremento de los niveles de mortandad de ballenas en Península Valdés alarma a científicos de la región. “La cantidad de animales muertos en lo que va de esta temporada ya ha alcanzado los altos niveles de 2009 para el mismo periodo, por lo cual hemos alertado a las autoridades de Chubut. En estas condiciones, la capacidad de trabajo para atender todos los varamientos se ve excedida, y se hace muy difícil obtener muestras biomédicas frescas para diagnosticar posibles causas de muerte”, afirmó Marcela Uhart, codirectora del Programa de Monitoreo Sanitario de Ballena Franca Austral, que estudia las ballenas que mueren en las costas de Chubut. El monitoreo responde al Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Wildlife Conservation Society (WCS), Fundación Patagonia Natural y Ocean Alliance (OA).

Desde el inicio el programa registró un total de 489 ballenas muertas. Entre 2007 y 2009 se registró el trienio de mayor mortandad con un promedio de 79 ballenatos muertos por año en Península Valdés.

El doctor Mariano Sironi, asesor científico del programa, detalló que “según los datos, tendencias y modelos poblacionales históricos, entre los años 2007 y 2009 deberían haber muerto un total de 87 crías. Sin embargo, murieron al menos 235”.

Sironi mencionó, a su vez, que en 2008 “murieron tantas crías (87) como deberían haber muerto en tres. O lo que es lo mismo, la mortalidad de crías entre 2007 y 2009 fue 170 por ciento más de lo esperado según las proyecciones históricas basadas en cuatro décadas de datos poblacionales. Estos incrementos son muchísimo mayores que el incremento poblacional estimado para estos mismos períodos”.

Trabajar al límite

En el campo veterinarios y biólogos toman fotografías, registran la localización geográfica y realizan exámenes forenses según lo permita el estado de los cuerpos de las ballenas que mueren. Las muestras de tejidos se utilizan para estudiar posibles patologías, estructura genética de la población, presencia de toxinas, isótopos estables para determinar áreas de alimentación, y se realizan innumerables estudios anexos con el fin de determinar el estado de salud general de los animales. Dado que en Península Valdés se registra el mayor número de ballenas muertas de esta especie, la información que genera este estudio es muy importante para comprender más acerca de la biología de las ballenas francas a nivel mundial.

“Por ahora estamos en condiciones similares a 2008 o 2009, es decir trabajando al límite de nuestra capacidad. Habrá que ver qué ocurre en las próximas semanas”, sostiene Matías di Martino, coordinador de campo del programa.

Di Martino agregó que, a pesar de los esfuerzos, “con el aumento de la cantidad de animales muertos se dificulta llegar a tiempo para tomar muestras de los animales cuando aún están frescos. Esto es fundamental para diagnosticar el estado de salud de la población y establecer posibles causas de muerte. Es importante destacar el rol de la “Red de aviso” establecida por el Programa para localizar tempranamente a los animales varados y así tomar muestras antes de que se inicie su descomposición y pierdan valor diagnóstico”.

Causas de muerte

Durante el taller realizado en 2010 se establecieron tres hipótesis principales para explicar los picos de mortandad de ballenatos: disminución en la disponibilidad de alimento, exposición a biotoxinas y enfermedades infecciosas. Aunque no fue posible determinar cuál de estas hipótesis es la más probable, se reconoció que la combinación de dos o más factores podría ser responsable del alto nivel de mortalidad observado en los últimos años.

Marcela Uhart y Vicky Rowntree, codirectoras del programa, explican que “las crías comprenden más del 90 por ciento de las muertes registradas. La cantidad de varamientos de los últimos años es mucho mayor a la de los primeros años de relevamiento, y no hemos podido identificar el origen de dicho cambio. Si bien es esperable que junto al sostenido crecimiento poblacional de las ballenas que llegan a Valdés el número de ballenas muertas también aumente, este factor por sí solo no parece explicar las diferencias observadas. Por esta razón, es fundamental continuar con el seguimiento que desarrolla el Programa de Monitoreo Sanitario que, entre otras cosas, permite alertar a las autoridades ante incrementos de los niveles de mortandad como los que venimos observando en años recientes”, afirmaron.

Diario: La Jornada de Chubut


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