El crecimiento chino se aceleró por primera vez en siete años en el 2017

El riesgo es el fuerte aumento de la deuda pública y privada. Supera el 250% del PIB. Atrás han quedado los ritmos de expansión a doble dígito.

China cerró el 2017 con un crecimiento sólido y sorpresivo. La segunda mayor economía del planeta se expandió un 6,9%, una cifra que supera en dos décimas la tasa registrada en 2016 y supone la primera aceleración –en términos anuales– del gigante asiático desde 2010.

Pekín logró un año más, según las cifras oficiales conocidas ayer, cumplir de forma holgada con su objetivo de crecimiento económico gracias a los efectos de las vastas medidas de estímulo desplegadas, la fortaleza del consumo interno y la recuperación global.

Sin embargo el crecimiento sigue bajo la amenaza de la deuda (pública y privada) del país, que supera el 250% del PIB. Las autoridades han reforzado su legislación pero aún así sigue habiendo “tensiones” que amenazan la estabilidad financiera china, advirtió en diciembre el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La deuda de las administraciones locales se dobló en 2017, a pesar de los esfuerzos del gobierno central para limitarla.

El gigante asiático empezó el año con fuerza, ayudado por los efectos de la abundante liquidez y programas de inversión pública aprobados en 2016. La segunda mitad del año el crecimiento perdió algo de fuerza por el fin de estos vientos de cola y un incipiente cambio de prioridades dirigidas a atajar los riesgos financieros –principalmente deuda– que se ciernen sobre el país.

Pero el consumo de los ciudadanos resistió estoicamente (las ventas al por menor se incrementaron un 10,2%), las grandes empresas han registrado beneficios récord y la recuperación económica de los principales socios comerciales de China disparó las exportaciones un 10,8%, la mejor cifra del último lustro.

China ha dejado atrás los ritmos de expansión a doble dígito que la convirtieron en la gran potencia emergente del mundo. Este crecimiento a toda costa dejó de rastro un medio ambiente devastado, un sector inmobiliario que burbujea y una montaña de deuda, especialmente por parte de las empresas, que preocupa a analistas y gobernantes de dentro y fuera del país.

Pekín ha tratado en los últimos años de atajar estos problemas sin que ello afecte demasiado al crecimiento económico, garante de la preciada estabilidad social.

Una tarea que por el momento ha logrado cumplir a base de la abundante munición inyectada por su Banco Central y un control de las autoridades, en ocasiones draconiano, hacia cualquier indicio de riesgo que pueda sufrir la economía.

“Pekín tiene aún mucho que hacer. El consumo privado debe jugar en el futuro un papel más importante en el crecimiento”.

Hu Xingdou, profesor de economía pequinés.

Datos

“Pekín tiene aún mucho que hacer. El consumo privado debe jugar en el futuro un papel más importante en el crecimiento”.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios