Lula preso o futuro presidente, la grieta que divide Brasil

Según una encuesta realizada en septiembre pasado el 54% de la población quiere que pague su condena, sin embargo es el que mayor intención de voto tiene.

La mitad de los brasileños quiere que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva gane las elecciones del año que viene y regrese al cargo que ocupó entre 2003 y 2010. La otra mitad lo quiere en prisión por una condena por corrupción. Esos sentimientos enfrentados dan contexto a una importante cuestión mientras las campañas electorales calientan motores para los comicios de 2018: ¿Podrá Lula, que ha apelado la condena, presentarse a las elecciones?

“Que Lula se presente o no marca toda la diferencia en las próximas elecciones”, dijo Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de Sao Paulo. “Aunque esté en la cárcel no estará fuera de la campaña, ya que cualquiera a quien él apoye podría ser un candidato competitivo”.

Lula lidera los sondeos y está haciendo campaña en todo el país mientras apela el veredicto de culpabilidad. Si se respalda el fallo, podría ir a prisión y verse inhabilitado como candidato. Si se revoca, Lula afronta otros procesos judiciales que podrían interferir con su campaña. Pese a los reveses, Lula ha visto subir su popularidad desde la condena, confirmando el hecho de que probablemente sea una fuerza a tener en cuenta en las elecciones de una manera o de otra.

El presidente de un grupo de tres magistrados ha dicho que espera que la corte falle en la apelación de Lula antes de agosto 2018, unos meses antes de los comicios previstos para octubre.

Lula fue condenado a 9 años y medio de prisión e inhabilitado de ejercer un cargo público durante siete años. Pero mientras los candidatos buscan la forma de posicionarse en función del destino legal de Lula, también hay dudas sobre si su Partido de los Trabajadores tiene un plan B.

“La candidatura de Lula es irreversible”, dijo a The Associated Press la presidenta de la formación, Gleisi Hoffmann.

Ciro Gomes, exministro en un gobierno de Lula y aspirante a la presidencia, tiene otra opinión. “El Partido de los Trabajadores tendrá un candidato, pero no será Lula”, afirmó.

Las elecciones son el 7 de octubre de 2018, con una probable segunda vuelta tres semanas más tarde si ninguno de los candidatos obtiene más del 50% del voto.

Lula tiene un apoyo del 30% para la primera ronda, según un sondeo de la encuestadora Datafolha, en comparación con el 20% de su rival más cercano, el congresista Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército que se deshace en elogios sobre la dictadura que dominó Brasil de 1964 a 1985.

El sondeo también indica que Lula derrotaría a cualquier adversario en segunda vuelta excepto por un empate con Moro, el juez que lo condenó y que ha reiterado que no se presentará. Por otro lado, el 54% de los brasileños encuestados dijeron que quieren al expresidente en prisión.

La condena dictada al expresidente brasileño

Lula fue condenado en julio de este año a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

El expresidente fue hallado culpable de aceptar sobornos por u$s 1,1 millones de la constructora OAS, una de las empresas implicadas en el escándalo de Petrobras.

Lula afirma que los cargos en su contra tienen motivaciones políticas y promete tiempos mejores en la economía, un mensaje que cala fuerte.

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Lula afirma que los cargos en su contra tienen motivaciones políticas y promete tiempos mejores en la economía, un mensaje que cala fuerte.

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