El policía Lagos admitió que mató a la pareja de su exmujer y pidió perdón

La mujer dijo que con el acusado tuvieron una relación llena de celos y amenazas. La madre de la víctima fatal rechazó las disculpas del uniformado.

“Después de que nos disparó le pedí una ambulancia y me respondió ‘ahora me venís a pedir ayuda’”, fue el crudo relató de Magnolia Salas (19) ayer, en la primera jornada del juicio por jurados contra el policía Alejandro Lagos (34). Al hombre lo acusan del homicidio de Edgardo Soto y el intento de femicidio de Salas, el domingo 27 de noviembre, en el barrio San Lorenzo.

Fue una audiencia cargada de tensión: por segunda vez la víctima y el imputado se volvieron a encontrar desde momento del hecho y, por otro lado, Lagos accedió a declarar y reconoció los delitos que le imputan.

En la sala de audiencias no cabía ni un alfiler más: de un lado estaba la familia de Soto y al otro lado decenas de estudiantes de un colegio secundario y universitarios que asistieron como oyentes.

Magnolia recordó lo que ocurrió aquella madrugada, dijo que ella estaba manteniendo relaciones con Soto cuando escuchó el estruendo de la puerta, luego apareció Lagos en su habitación “corrió el acolchado y nos dijo ‘así los quería agarrar’”, luego disparó 10 veces, seis de los tiros le dieron a Soto en la cabeza y cuatro a la joven, en el pecho, el brazo y en la pelvis.

Relación conflictiva

La muchacha habló de una relación conflictiva con su ex pareja, dijo que era un vínculo plagado de celos y de amenazas. “Me mandaba mensajes todo el tiempo, más de 50 por día”. También señaló que cuando Lagos supo de su relación con Soto las cosas empeoraron. El sábado 26, según la joven, Lagos había pasado por su casa en dos oportunidades y ella lo tuvo que echar. La segunda vez, el policía atacó a Soto.

Apenas empezó la audiencia, Lagos optó por declarar. Entre suspiros y morisquetas, se presentó reiteradamente como una persona trabajadora y “de bien”, aseguró que “estaba perdidamente enamorado” de Magnolia y del hijo de la muchacha, de quien aseguró ser su “padre de crianza”.

Finalmente se tomó casi dos minutos en silencio, levantó la cabeza y reconoció los delitos. Recordó que el día anterior había estado con Magnolia en dos oportunidades, que luego había ido a cenar con sus padres, fue al boliche Las Palmas y a las 4:30 del domingo, decidió ir a la casa de la mujer.

Lagos indicó que ingresó a la casa sin romper la puerta, y que luego de recorrer el living y la cocina fue hasta la habitación. Allí encontró a la joven manteniendo relaciones con otra persona: “encontré al amor de mi vida con otro hombre (…) perdí la razón, no pude controlar mis acciones, mis actos”, relató y luego se dirigió la familia del joven: “pido disculpas por esta persona”, vociferó, pero sus palabras y lágrimas no lograron conmover a los parientes de Soto.

Lagos aseguró que la joven era muy celosa y que él cuidaba al pequeño hijo de la joven, a quien se refirió como “un hijo de crianza”.

Estrategia defensista

Sus defensores plantearon que Lagos tiene tres hijos de una relación anterior y además que “no es violento, fue la primera vez que uso el arma en ocho años de policía”, aseguró la abogada Verónica Zingoni.

En tanto el fiscal Agustín García y la querella de Salas, ejercida por Celina Fernández y Jorgelina Montero, apuntaron que había un contexto de violencia de género en cual Lagos ejercía control sobre la joven, e indicaron que el policía nunca aceptó que la muchacha lo haya dejado.

“No le creo nada, ni el perdón que pidió, porque no está arrepentido. Lo único que le creo es que nos cagó la vida a todos”.

Susana Solís, madre de Edgardo Soto, asesinado por el policía Lagos.

La sala de audiencias estuvo repleta. Había familiares de Soto y decenas de estudiantes de un colegio secundario y universitarios.

“No le creo el perdón; no está arrepentido”

“No le creo nada, ni el perdón que pidió, porque no está arrepentido. Lo único que le creo, de todo lo que dijo, es que nos cagó la vida a todos”, dijo Susana Solís, la madre de Edgardo Soto, cuando salió de la sala de audiencias, en relación a las declaraciones de arrepentimiento de Alejandro Lagos.

Durante la audiencia Lagos intentó convencer al jurado de que está arrepentido: “no quise lastimar a nadie, no fue mi intención”, esgrimió.

Luego pidió perdón a la familia de Soto, pero la respuesta no se hizo esperar. Solís irrumpió con su voz en la audiencia y dijo “no te la acepto -la disculpa-. Soy la madre”.

La defensa oficial, ejercida por Verónica Zingoni y Leandro Seisdedos, apuntan a demostrar que el hombre actuó bajo un estado de emoción violenta y trataron de dejar en claro que cuando cometió el crimen aun mantenía un vínculo afectivo con Salas, pero Magnolia lo negó terminantemente.

Si sufrís o conocés alguna situación de violencia de género llamá las 24 horas a la línea gratuita provincial 148 o nacional 144.

Datos

“No le creo nada, ni el perdón que pidió, porque no está arrepentido. Lo único que le creo es que nos cagó la vida a todos”.
La sala de audiencias estuvo repleta. Había familiares de Soto y decenas de estudiantes de un colegio secundario y universitarios.
Si sufrís o conocés alguna situación de violencia de género llamá las 24 horas a la línea gratuita provincial 148 o nacional 144.

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