Encontraron en la barda de Neuquén un sitio para incluir y recrear

La tarea de una familia para integrarse al barrio al que se habían mudado se convirtió en un evento que tiene el sello neuquino de convivencia en la aridez de la meseta.

El 25 de febrero del 2016 Elizabeth Artiles y Jorge Ancafil llegaron a un barrio recién inaugurado y cumplieron con el sueño de la casa propia. Desembarcaron con sus cuatro hijos para hacer de esa casa un hogar, pero sin darse cuenta hicieron algo más que eso.

Al poco tiempo de haber arribado y con el único objetivo de generar un espacio de contención para sus hijos, fundaron un equipo que realiza deportes al aire libre y al mismo tiempo instruye a sus participantes sobre la flora y fauna del lugar. Así nacieron los Lagartos del Oeste.

El disparador fue que cuando llegaron a la Cuenca XVI no había plazas ni espacios destinados para que sus hijos pudieran jugar y pasar las tardes de manera saludable.

No eran los únicos sumergidos en la misma situación, la necesidad era compartida por sus vecinos.

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El escenario era el mismo para todos los nuevos miembros del barrio Cuenca XVI y para los que ya habitaban la zona con anterioridad.

Rápidamente se generó una peligrosa rivalidad, “se daba la situación donde los nuevos miraban mal a los que ya vivían alrededor porque no los conocían y los otros niños se sentían dueños del territorio. Cosas normales en los niños”, contó Artiles.

Dicen que la creatividad obliga a huir de lo obvio, pero a veces las respuestas están frente a los ojos, y allí estaban las bardas que rodean el barrio.

El matrimonio preparó todo y salieron a recorrer las bardas con sus cuatro hijos.

“Un lugar muy lindo”

“Cuando subimos y vimos toda la naturaleza, nos dimos cuenta que es un lugar muy lindo. Desde abajo no se aprecia, pero cuando subís te encontrás con un paisaje que es extraordinario y muy pocos lo conocen”, expresó la mamá. Fijaron fecha en coincidencia con el fin de semana y decidieron ir de nuevo, pero esta vez invitaron a unos chicos que estaban en el barrio y con la autorización de sus padres, los acompañaron.

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Fue progresivo y con el correr del tiempo fueron sumando más. “Cuando nos quisimos acordar estábamos saliendo con un grupo de entre 25 y 30 nenes. Ahí es cuando realmente nos dimos cuenta que podía ser algo muy útil, que hacía falta”.

Luego decidieron hacerlo responsablemente y darle un día y horario fijo para que los niños se dieran cuenta que esto era una actividad segura y no cuando se les ocurriera pasear.

Proyecto al Estado

Pasó el tiempo y empezaron a derivar notas en busca de respaldos, “cuando se hacen actividades deportivas se corren muchos riesgos y nosotros queríamos consolidarla, no hacerla así no más”.

En función de esa realidad resolvieron presentar un proyecto en la subsecretaría de deportes de la provincia, “el cual fue muy bien recibido”, dijo Artiles.

En ese proyecto el parámetro de edades era de 5 a 17 años. Pero “hoy tenemos no solamente niños del barrio, sino que vienen de otros puntos de Neuquén, en familia, y menores de 5 acompañados de sus papás”.

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Así fue como desde lo más simple y con las mejores intenciones se creó un grupo que fomenta la contención mediante la actividad física, el entretenimiento y lo didáctico.

En total el grupo establecido es de 40 chicos, pero por cuestiones económicas y de tiempo oscila entre 20 y 25 participantes por fin de semana.

Elizabeth Artiles contó: “Esto también nos ayuda a contribuir desde nuestro lugar como ciudadano, vecino y papá, para demostrar que acá tenemos algo que sirve para lo social, para lo familiar, para la salud, para el deporte, y para lo educativo y a su vez para la naturaleza”.

Formación profesional

La formación profesional de Jorge Ancafil le brindó todas las herramientas para poder aventurarse en las bardas de la manera más segura.

Actualmente es bombero de la policía, pero además estuvo ocho años en el ejército argentino.

Es por esto que todo lo que tiene que ver con trabajo en terreno y actividades de aventura en el campo lo tiene incorporado.

Pero a medida que el grupo fue cobrando tamaño empezaron a notar que necesitaban soporte en otras áreas como la pedagogía.

Por suerte para el matrimonio y para el resto, entre los participantes se sumaron docentes, “eso definitivamente nos ayudó muchísimo, porque en el tema de pedagogía nos dieron una cátedra terrible, porque como padres tenemos idea de cómo tratar a los niños, pero en grupos grandes es otra cosa”, relató Elizabeth Artiles.

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Con el tiempo se sumó otra docente que aportó mucho conocimiento de las plantas autóctonas de la barda, lo cual aportó un valor agregado a las caminatas ajenos al deporte. “Todo esto fomenta el trabajo en equipo, el deporte, el contacto y cuidado de la naturaleza, el conocimiento de la geografía de la capital, de la flora y la fauna. Son un montón de cosas que cuando vos las juntas, son un paquete muy rico para que los niños hagan algo”, agregó Artiles.

El 22 de diciembre los Lagartos del Oeste entraron en receso de verano, la idea es retomar en los primeros días de marzo.

Semanas atrás realizaron una actividad especial y tienen pensando realizar otra para mantener el contacto con el grupo.

“Cuando nos quisimos acordar había un grupo de 30 nenes. Nos dimos cuenta de que podía ser algo muy útil, que hacía falta”.

Elizabeth Artiles, la vecina que organizó las salidas.

Los Lagartos del Oeste

El grupo hizo un mapa de la zona para poder establecer senderos categorizados por la seguridad y la indicación de la edad de los recreacionistas.

Un mapa que divide senderos en función

de la edad

Las caminatas no son siempre los mismas, no solo para evitar la monotonía sino también depende de varios factores. Entre ellos uno de los más importantes tiene que ver con las edades de los participantes que se presenten.

Para esto, luego de un tiempo los Lagartos del Oeste crearon un mapa de la barda que divide el lugar por su dificultad. La manera para separar los sectores es con los colores verde, amarillo y rojo, dejando a este último como el que mayor peligrosidad representa.

“Nosotros conocemos los distintos puntos de bardas que tiene la ciudad, y especialmente la barda de la cuenca XVI es virgen, tiene poca obra y no han modificada la estructura”, expresó Elizabeth Artiles. Y detalló que la barda tiene cañadones y precipicios, muchos desniveles naturales, “tiene partes llanas y lo que permite es recorrerla de manera variada”.

Pero las expectativas del grupo van más allá de las bardas de la cuenca. En la proyección que presentaron a provincia subrayan que de reunir los fondos necesarios, tienen en el horizonte realizar viajes para que los chicos puedan conocer diferentes puntos de la provincia.

La meta más cercana es organizar un viaje hacia un sitio turístico de montaña. Muchos niños de la zona desconocen ese paisaje.

Datos

“Cuando nos quisimos acordar había un grupo de 30 nenes. Nos dimos cuenta de que podía ser algo muy útil, que hacía falta”.
40
es el número máximo de participantes que han tenido en el grupo, que encontró en el nombre su identidad.
El grupo hizo un mapa de la zona para poder establecer senderos categorizados por la seguridad y la indicación de la edad de los recreacionistas.
La meta más cercana es organizar un viaje hacia un sitio turístico de montaña. Muchos niños de la zona desconocen ese paisaje.

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