El defensor del pueblo reclama por paseo abandonado en Neuquén

Ricardo Riva quiere que el intendente Quiroga explique por qué se suspendieron las visitas al camino hacia la confluencia de los ríos. En febrero “Río Negro” alertó sobre el pésimo estado del sector.

El defensor del pueblo, Ricardo Riva, le solicitó al Ejecutivo municipal que informe el por qué de la suspensión de las visitas guiadas al Paseo de la Confluencia y diseñe un plan integral para remediar una de las áreas naturales más importantes de la ciudad, que fue arrasada por incendios durante el verano.

El pedido se canalizó hacia la subsecretaría de Turismo del municipio, área desde la cual en 2016 se organizaron visitas guiadas a grupo de turistas y escuelas a la zona de la Confluencia donde se puede apreciar la unión de los ríos Neuquén y Limay y disfrutar del avistaje de flora y fauna autóctona. El municipio colocó mobiliario urbano y cartelería informativa y delimitó senderos naturales a lo largo de 1.500 metros, cuyo punto final muestra las dos corrientes de agua de diferentes colores que se unen para formar el río Negro.

Los paseos se realizaron sólo un verano, luego quedó en el olvido. En febrero de este año, “Río Negro” realizó una recorrida por la Confluencia y pudo constatar serios daños en la vegetación ocasionado por los incendios recurrentes. Existen árboles tan quemados que un viento patagónico puede voltearlos. Donde el fuego no llegó abundan los pastizales que invaden bancos y cestos de basura y pequeños microbasurales. Donde funcionó una playa de estacionamiento proliferan los yuyos y gran parte de la cartelería está calcinada. El incendio hizo estragos, pero también lo hizo la desidia del estado municipal que nada hizo para preservar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad capital.

La Defensoría del Pueblo intervino de oficio y remitió una actuación al Ejecutivo pidiendo explicaciones. “Se pide que para el caso que no haya sido habilitado este año el paseo, se informe las razones que impidieron hacerlo y se lleven a cabo las acciones que permitan su apertura para el uso público.

A la vez, se solicita un plan integral para el sector de la Confluencia de los ríos Limay y Neuquén, desde la prolongación de calle Tronador hasta la península y desde el puente carretero por el río Neuquén hasta la unión de ambos ríos”, dice el texto del pedido enviado ayer.

Riva agregó que en enero realizó una inspección del lugar y constató el abandono del sector, pastizales altos, sin registro de visitas ni presencia de personal municipal que controle el lugar.

“Hay que trabajar en aumentar las posibilidades de acceso público y gratuito a las costas de los ríos y el uso de áreas recreativas”, dijo el defensor.

Los senderos fueron inaugurados en el 2016. Sólo ese verano se realizaron excursiones guiadas. A partir de entonces el paseo quedó olvidado.

Datos

Los senderos fueron inaugurados en el 2016. Sólo ese verano se realizaron excursiones guiadas. A partir de entonces el paseo quedó olvidado.

La confluencia de los ríos Limay y Neuquén es uno de los principales pulmones verdes que aún le quedan a la ciudad. Hace dos años el municipio le incorporó senderos y mobiliarios urbanos para habilitarlo como paseo público, pero tan solo duró un verano. En la actualidad gran parte de la abundante vegetación se quemó y en muchos rincones abunda la basura. Desde hace un año tampoco se realizan las visitas guiadas promocionadas por la municipalidad.

Llegar hasta esa esquina escondida donde los dos cursos de agua se juntan con diferentes colores hoy no es tan sencillo. Hay que atravesar 1.500 metros de árboles calcinados, tan débiles que un viento patagónico puede voltearlos, y senderos repletos de cenizas de lo que fue la vegetación autóctona. En algunos sectores se acumula basura que ocasionales visitantes tiraron en el suelo. Donde el fuego de los últimos incendios de pastizales no llegó se puede ver la maleza invadiendo los bancos y mesas ubicadas en las zonas de descanso.

Los pocos cestos de basura que se encuentran en pie desbordan de latas, plásticos y cartones. A la orilla de un pequeño brazo del río permanecen un colchón viejo, juguetes rotos, pañales y restos de envoltorios de alimentos.

Donde el fuego llegó hizo estragos. A la vera de los senderos se encolumnan grandes sectores cenicientos, el olor aún es persiste y es difícil adivinar qué tipo de vegetación creció allí.

Sólo algunos vecinos se animan todavía a realizar caminatas por esa zona. Es que “el paisaje final de la confluencia vale la pena”, aunque el negro y gris predominan en la mayor parte del recorrido.

Todo está abandonado, hay carteles que informan sobre la existencia de aves originarias que están derrumbados, quemados o grafiteados y que ya no cumplen la función para la que nacieron. Lo que se pensó originalmente como una playa de estacionamiento para los visitantes es tan sólo un pastizal más que tuvo la suerte de no ser alcanzado por las llamas.

Pese a que existe la prohibición de transitar en autos, motos y cuatricicos y de que ese cartel se mantiene, no falta quien aprovecha la soledad del lugar y la belleza del río para la práctica de esa actividad.

En una recorrida que realizó Río Negro se pudo constatar el daño que ocasionaron los incendios, pero también la desidia y el abandono por parte del estado municipal sobre uno de los espacios más emblemáticos de la capital neuquina.

Los pocos cestos para la basura que están en pie desbordan de latas, plásticos y cartones. Incluso la cartelería está quemada.

matías subat

Sendero peligroso

Una recuperación del paseo que duró poco

En 2016, luego del anuncio del intendente Horacio Quiroga de recuperar para vecinos y turistas el Paseo de la Confluencia, desde el área de Turismo organizaron visitas guiadas al lugar. Los visitantes debían concurrir los domingos a las 11 al punto de encuentro ubicado en Obrero Argentino en su intersección con la costa del río Limay. Allí los esperaban los guias turísticos y personal policial, que acompañaban la caminata y custiodaban los autos estacionados. La primera recomendación era no realizar el recorrido en soledad “por cuestiones de seguridad”. La segunda: “ir munidos de gorros, botellas de agua fresca, calzado y vestimenta cómoda y repelente de incestos.

Datos

Los pocos cestos para la basura que están en pie desbordan de latas, plásticos y cartones. Incluso la cartelería está quemada.
1.500
metros de camino con árboles quemados hay que atravesar para llegar al lugar, con riesgo de que el viento los voltee.

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