La contaminación del río llegó a la Justicia para acelerar el saneamiento

No sólo abarca las cuestionadas plantas de tratamiento de Plottier y Neuquén, sino también los canales y arroyos que vierten al río sus aguas turbias.

Líquidos cloacales que llegan al río son el común denominador de la más de media docena de amparos que en el último año y medio fueron presentados a la justicia provincial y federal con un solo objeto: poner fin a la contaminación del Limay.

Casi como una crónica de una contaminación anunciada, las acciones de amparo se distribuyeron a lo largo y ancho del Limay, y abarcaron no solo a las cuestionadas plantas de tratamiento de líquidos cloacales de Plottier y Neuquén, sino también a los canales y arroyos que vierten al río sus turbias aguas.

El primer amparo presentado por la Defensoría del Pueblo, en septiembre de 2015, se centró en el arroyo Durán, un curso de agua que recorre gran parte de la ciudad y que por su nivel de suciedad ha recibido el mote de ser el “Riachuelo neuquino”.

El 2016 comenzó con un amparo presentado por un grupo de vecinos de Plottier que exigió que se ponga fin a la contaminación que produce la planta de tratamiento de líquidos cloacales. La medida llevó a que en octubre pasado la Cámara de Apelaciones en lo Civil condenara al municipio de Plottier y al gobierno provincial a poner a punto la planta en un plazo de seis meses.

En marzo del año pasado la Defensoría del Pueblo inició otra acción esta vez por un desarrollo urbanístico en la vera del río que modificó el terraplén ribereño, pero en el cual también se señaló que el coqueto barrio privado no contaba con sistema cloacal.

En junio la jueza María Eugenia Grimau ordenó a la municipalidad de Neuquén y al EPAS que pongan fin los desbordes cloacales que se registraban en la zona del canal Necochea, un desagüe que desemboca en el Durán.

Tres meses más tarde el defensor del Pueblo, Ricardo Riva, presentó una acción similar pero por los desbordes en el barrio La Sirena que terminaban escurriendo en el canal Saavedra.

Río Negro no se quedó al margen de lo que ocurre con el principal afluente del río Negro y un grupo de legisladores presentó un amparo que en octubre fue admitido por la jueza federal Carolina Pandolfi, quien otorgó un plazo máximo de seis meses para que la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) presente un plan de remediación y saneamiento, que abarque desde la planta Tronador de Neuquén hasta el final de la Isla Jordán, en Cipolletti.

El 2016 cerró con otra orden judicial. En este caso la jueza Alejandra Bozzano avaló otro amparo presentado por la Defensoría del Pueblo y ordenó al municipio que cese el vertido que, a través del pozo de Purmamarca y Olascoaga, habría llevado a la contaminación del brazo ribereño de los clubes.

Lamentablemente, la crónica de la contaminación anunciada ya se había completado para entonces y la orden judicial llegó luego de que se prohibiera a los veraneantes bañarse en esos día en el río.

Las acciones se distribuyeron a lo largo del Limay. Y llegó a Río Negro: la Justicia le dio un plazo de 6 meses a la AIC para que presente un plan de remediación.

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Las acciones se distribuyeron a lo largo del Limay. Y llegó a Río Negro: la Justicia le dio un plazo de 6 meses a la AIC para que presente un plan de remediación.

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