La librería neuquina que encontró la forma de enfrentar la crisis

Formaron una biblioteca de publicaciones antiguas, algunas de 1770, 1780 y 1820. También realizan canjes o compran libros usados.

Los libros traen consigo una marca, un misterio que los define como objetos fundamentales para la sociedad. Esto hace que cada librería tenga secretos, historias y tesoros, que en cualquier lugar no se pueden encontrar.

La librería “El Anticuario” hace 21 años que guarda secretos en sus estanterías. Desde 1996 se encuentra en la ciudad y hasta el momento es la única que nació como librería de libros usados.

“Mi papá empezó con esta librería ‘El Anticuario’ y en lo primero que se destacó fue en los libros usados, aunque tenía libros nuevos, pero muy pocos”, comentó Alberto Jardon, hijo del fundador y actual dueño de la librería.

La idea del canje y de los libros usados, provenía de su padre: “En Buenos Aires, mi papá tenía mucha cantidad de libros y muchas cosas raras. Todo eso lo trajo para acá cuando se inauguró la primera librería de ‘El Anticuario’ en la calle Alcorta” expresó Jardon.

Muchos de los libros que están en las estanterías de la librería, llegaron hace ya varios años. “Hay libros que están en mi vida hace más de 50 años. Algunos los trajimos desde la casa de Buenos Aires y de algunos locales que tenía mi viejo allá. Hay veces que abro algún libro y veo algún sello, alguna firma o algún numero que colocó mi papá”, relató Jardon.

Reestructurada

En 1999, él se hizo cargo de la librería y reestructuró la dinámica del negocio. A partir de allí comenzaron a tener 50% libros nuevos y 50% libros usados. “Para tener la cantidad de libros usados, lo que hacemos es comprar las bibliotecas de gente que fallece, de gente que se muda y también compramos libros de algunas librerías que cierran”.

Muchas de esas compras han traído sorpresas, reliquias y tesoros que valen mucho en la historia. “Gracias a las compras hemos podido armar toda una biblioteca con libros antiguos. Ahí podés encontrar libros de 1770, 1780, 1820 en adelante. Son libros muy valiosos en cuanto a la historia y demás, porque podés encontrar de todo”, explicó.

Si bien en su mayoría son libros antiguos de historia, también hay novelas con algunas reliquias en su interior. “Tenemos ediciones de libros que vienen autografiados por autores como Borges, Cortázar y hasta primeras ediciones que son realmente cosas muy difíciles de conseguir y muy importantes”, comentó el dueño.

Por otro lado, esta librería da la oportunidad a los clientes de canjear o vender los libros que ellos ya no quieran más. “La gente trae sus libros, nosotros le damos una tasación del valor de usado y con esa tasación al valor del libro usado se puede llevar otro libro. Por ejemplo, traes un libro de $50 y nosotros te lo dejamos a $25, para que haya negocio. O sino también podes traer los libros para vender, sin canjear”, sostuvo Jardon.

Esta librería es un mundo. Su venta de usados, ya sean antiguos o modernos, la convirtió en un lugar lleno de historias y sorpresas. Una maravilla para aquellos lectores fanáticos de la literatura y de todas sus narrativas.

“Lo que hacemos es comprar las bibliotecas de gente que fallece, de gente que se muda y libros de algunas librerías que cierran”.

Alberto Jardon, propietario de “El Anticuario”.

Estrategias para sobrevivir en el mercado

Las librerías neuquinas con mucha trayectoria han sobrevivido a la crisis gracias a ciertas modalidades, que ayudaron a sostener las ventas.

La oferta de artículos y libros escolares es un factor que ayudó a librerías como “Libracos”: “Tener un fondo dedicado a libros escolares, además de las otras narrativas, ayuda a que aún se mantenga la venta del libro” afirmó Néstor Rivas, su dueño.

Por su lado, la librería, editorial y distribuidora “Galerna” destaca su exclusividad.

“Nosotros tenemos editoriales a nivel nacional y también muchas editoriales que son de distribución exclusiva. Son más chicas y entregan su distribución a “Galerna”; eso hace que la tengamos de manera exclusiva” afirmó Luciana, empleada de la librería.

“Tener un fondo dedicado a libros escolares, además de las otras narrativas, ayuda a que aún se mantenga la venta del libro” .

Néstor Rivas, propietario de “Libracos”.

Datos

“Lo que hacemos es comprar las bibliotecas de gente que fallece, de gente que se muda y libros de algunas librerías que cierran”.
“Tener un fondo dedicado a libros escolares, además de las otras narrativas, ayuda a que aún se mantenga la venta del libro” .

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