La restauradora de historias que rescata los tesoros del Alto Valle

En los viejos galpones de la zona asegura que se guardan increíbles objetos coleccionables traídos por los inmigrantes que forjaron la etapa productiva.

Una casa donde conviven fragmentos de historia de diversas épocas y estilos, pero en armonía. Donde hay objetos encimados, unos pegados a otros, pero ninguno le roba luz a otro, sino que se adornan entre sí. De fondo un suave jazz decora el aire, mientras que las paredes están cubiertas con pinturas abstractas donde primaban los colores. Los espacios son reducidos pero suficientes.

Así está compuesta la casa donde Mey Gerlini lleva adelante una vida de pasión y arte. Hace cuatro años que montó un taller de arte y venta de antigüedades y hace penas unos meses que se instaló frente al edificio de Vialidad Nacional, en Tucumán 424.

“Estoy con esto hace unos años, empezamos de a poco, primero hacía una feria una vez por mes, después cada fin de semana. Ya después cuando tuve más espacio, empecé a ver que tenía más sentido, le empecé a poner más energía”, cuenta Gerlini. “Empecé reciclando cosas viejas. Esto era una cosa chiquita y de repente se empezó a hacer una cosa más grande”, agrega.

Llegó a Neuquén hace 33 años, desde Bahía Blanca junto a su marido. La contrataron para hacer un trabajo de restauración de cerámica arqueológica. “Ya hacía alfarería, así empecé. Después fuimos haciendo distintas cosas, como cerámicas. Yo pintaba. De apoco me empezaron a mandar más cosas. Empecé con algo específico y fui agrandando la oferta. Trabajé mucho con maderas, metales y piedras”, explica Gerlini, la restauradora neuquina.

Comenzó a viajar en busca de antigüedades, se compró un carro, consiguió una camioneta y empezó a recorrer el Valle hasta Bahía Blanca. “Me encontré con gente que tenía todo tipo de cosas, recolectores de historia”, señala.

Algunas cosas las deja sin restaurar, como las encuentra. “Algunos objetos no los tocamos, si bien compró mucho para poder toquetear, la mayoría no se puede tocar mucho, a veces no se pueden ni limpiar, las monedas, por ejemplo, si las monedas están pulidas, algunos coleccionistas no las compran, los bronces generalmente tampoco”, comenta.

Cuando sale en busca de objetos se encuentra mucho material que para otros es basura. “Siempre encontramos de todo, porque esto es muy amplio, desde cosas de cocina hasta publicidades”, dice. El proceso para dar con las personas que tienen objetos antiguos es por medio de conocidos y clientes.

Entre su colección Mey tiene una bicicleta Bergamasco del año ‘50 totalmente restaurada con todas sus piezas originales. “Era una bici para hacer las compras o para ir a las escuela, son de un rodado chico, por eso viene con un canasto atrás”, dice y agrega que es de la época en que Eva Perón las entregaba y tiene incluso el escudo justicialista en el marco.

Mey contó que hay muchos coleccionistas en Neuquén. “Hay gente que viene a buscar candados, planchas, encendedores, hay coleccionistas de Coca Cola, de armas, de cuchillos, de mates”, cuenta. Hay cosas que tienen un público especifico, a veces pasa gente por al lado de cosas específicas y ni les llama la atención, contó. Y concluyó: “el otro día conseguí en Villa Regina una bolsa vieja de azúcar del año ‘37. A mi marido esas cosas lo vuelven loco. Pero hay gente que busca otras cosas, en este rubro hay clientes para todo”.

De las galerías de arte, a obras incorporadas a los muebles

Durante toda la vida Gerlini pintó, pasó por estilos y técnicas hasta que encontró lo que más la identificaba. Hoy tiene muchísimas pinturas colgadas a lo largo y ancho de su casa y muchas otras guardadas. “Llegó un momento que tenía tanto que empecé a trasladarlo a objetos. Y la verdad que nada es igual, siempre son distintas, a veces es un pequeño detalle, a veces no y otras es sólo una combinación de colores”, explicó la artista.

Los clientes muchas veces le llevan objetos para restaurar y es ella quien sugiere qué hacerles. “Generalmente es gente joven que quiere agregarle color a las cosas, es muy poca la gente que quiere cosas tradicionales. Lo que más nos traen son mesas, sillas, baúles y pequeños muebles”, contó.

A diferencia de las épocas en la exponía en salas de arte, Mey indicó que “la mayoría de la gente dice, que no sabe o no entiende de arte. Acá la gente viene, ve colgado en la pared y listo”.

La unión de la pintura con la restauración surgió precisamente en ese acercamiento: “empecé a intervenir en muebles porque a veces la gente no tiene plata para comprar una obra de arte, pero sí una mesa porque la necesita. Entonces por ahí hacemos una intervención en los muebles, realizo una obra, o le agrego detalles”.

“Este rubro es muy entretenido, es muy lindo. Las cosas que te encontrás metiéndote en los galpones, es impresionante”,

aseguró Mey Gerlini, la restauradora y coleccionista del valle.

Datos

“Este rubro es muy entretenido, es muy lindo. Las cosas que te encontrás metiéndote en los galpones, es impresionante”,

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