del mundo

“Es una montaña que no te da tregua, no podés permitirte un desliz, una distracción, nada. Desde una peste que te agarraste por no usar alcohol en gel o lavarte los dientes con agua que no era potable, desde ahí hasta un resbalón. El grado de atención que tenés que tener es impresionante”, recordó Fernando Rodríguez de Hoz, pasados cinco años de la experiencia que la cambió la vida.

El próximo miércoles Fernando junto a su compañero de aventuras y coautor, Hernán Carracedo, presentarán el libro “Hermano Everest”. En el escrito, estos dos neuquinos por adopción, narran a través de 270 páginas su historia en primera persona -acompañada de imágenes- sobre las impresiones y sensaciones que atravesaron los hombres en su recorrido hasta la cumbre del mundo.

Carracedo explicó que si bien ellos tenían cierta experiencia en el rubro, acumulada en diferentes excursiones a lo largo de la Cordillera de los Andes, no hay una receta clara para afrontar el desafío de escalar los casi 9.000 metros de altura de la montaña más alta.

Sin embargo, eso no fue un impedimento para llegar a su objetivo: lograron ponerse en forma entrenando en las bardas neuquina y el 30 de marzo del 2012 emprendieron el periplo que los llevaría a la cumbre.

Situaciones peligrosas

El relato revive cientos de momentos, sus 60 días de recorrido y los hombres coinciden en que escribir en ese entonces “fue una forma de descargar los temores, de poder canalizar todo lo que nos pasaba por la cabeza”.

Carracedo contó que una de las situaciones más peligrosas de su travesía fue incluso antes de comenzar a escalar, en la llegada al pequeño aeropuerto Tenzing-Hillary -en Nepal-, que con apenas 450 metros de longitud de pista, es una de los más peligrosos del mundo: “Nosotros veíamos los pedazos de otros aviones desde el cielo y no dimensionábamos donde estábamos, ni en qué viajábamos. Era como un colectivo con alas prácticamente”.

Pero el libro no sólo recuerda los momentos duros, como ver una avalancha, dormir sobre un témpano de hielo y escuchar el crujir de las capas más profundas durante la noche, o afrontar temperaturas de 45 grados bajo cero que en otros momentos se convertían en 40 grados sobre cero. También refrescantes momentos de espiritualidad y todo el culto que existe en torno de la montaña.

El por qué

“¿Por qué eligieron ese nombre para el libro?”, se les preguntó a los escritores y la respuesta fue inmediata: “Primero que nada porque nosotros nos sentimos hermanos, no nos une la sangre pero nos une la vida y la idea era ser hermanos en el Everest. Un día pensando en esta mala fama que tiene la montaña, llegamos a la conclusión de que a nosotros nos trató muy bien, volvimos vivos y con una satisfacción inmensa, por esos decidimos trasladar esa hermandad a la montaña, obviamente sin pretensiones porque hay que respetarla, pero con nosotros fue muy bondadosa”, concluyeron los escaladores.

Aunque habían hecho escaladas en la Cordillera de los Andes, para subir al Everest Fernando y Hernán se pusieron en forma en las bardas neuquina.

El miércoles lo presentan en Neuquèn

El miércoles a las 19,30 en la Sala Alicia Fernández Rego, ubicada en Vuelta de Obligado al 50, Hernán Carracedo y Fernando Rodríguez de Hoz, presentarán su libro al público y aprovecharán para relatar algunas de sus anécdotas en su recorrido a la montaña.

Los montañistas explicaron que “estamos muy interesados en tener un ida y vuelta, poder estar en contacto con quien no quiera leer y también compartir experiencias con otras personas que quieran ir o hayan ido al Everest”. Aclararon que tiene una página de Facebook con el nombre “@HermanoEverest” y un correo electrónico hermanoeverest@gmail.com.