Los neuquinos que se convierten por un rato en un cómic japonés

Cientos de jóvenes participan de la convención Kabuki Oriental, un encuentro para darle rienda suelta al fanatismo por los videojuegos y las series orientales, que termina hoy.

Vestido de negro, por completo: sobretodo largo, galera, una capucha que le tapaba el cabello y en la cara la máscara de un ave. “Soy un médico de la peste negra. En la época de los feudos la gente se contagiaba la y los médicos se vestían así para atemorizar a los curiosos”, explicaba el chico , en medio del salón.

Convertirse en el personaje favorito del videojuego ; ser la chica de ojos redondos de su serie animé favorita; transformarse en ellos, poner la música que suena en sus pantallas y vivir un día de otro mundo. Todo eso llevó ayer a cientos de jóvenes a participar de la quinta edición de la convención Kabuki Neuquén Oriental en el gimnasio del Parque Central.

Los cosplayers –personas que utilizan disfraces para representar a un personaje– ingresaron al salón a las 11 y comenzaron a sacarse fotos, conversar entre ellos o mirar el merchandising. Y así pasaron el día, entre concursos de Karaoke, de Kpop (danza coreana) y comidas típicas japonesas.

Talía (18 años) llevaba un traje blanco y negro, la cara tapada: era un perfecto Monokuma de Dan Garompa. “Es un animé, un director de una escuela que hace que los estudiantes para graduarse tengan que asesinar”, contaba. Hace cinco años que a Talía le gusta el animé, y lo que más la atrae es “la cultura japonesa, sus paisajes y todo lo que sea de ese país”.

Lilia Lemoine recorrió el mundo con esta cultura. Se define como “Lady Lemon Cosplay”. Y explica de qué se trata esta movida: “Somos niños, adolescentes, adultos, a los que nos gusta la fantasía, el animé, el manga. Los chicos se divierten en la escuela o el boliche, pero a los que no les gusta eso, vienen a estos eventos que es felicidad durante el día. No nos gusta emborracharnos, ir a bailar, sino compartir acá hobbies con otros chicos, cosas más creativas”, decía.

Lucía se vistió de mucama, “una Maid”, el personaje que sirve café y atiende a todos en las series. “El animé te lleva a la magia, a la fantasía, te saca de la realidad. Podés proyectar lo que en tu vida no tenés”, decía mientras compartía selfies.

Los chicos explicaban que en un principio, cuando surgieron los otakus, muchos tendieron a ridiculizarlos. Pero ellos se catalogan como artesanos que cosen, aprecian la música que viene de oriente, apuestan a la creatividad y cada vez se consolidan más.

“Escucho música japonesa, porque toda su cultura es muy profunda. Los animé tienen una temática que no se ve en otro lado. Tiene un muy buen rock, KPop, Jpop…”, decía Marina y se acomodaba su cabellera gris que llegaba a su cintura.

Desde las 11 de hasta las 21, el evento continuará hoy. Habrá más animé, más fantasía, y más posibilidades de vivir un día de otro mundo.


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