Media docena de edificios donde sólo habitan las palomas

Llevan varios años paralizados y sin terminar. Problemas legales y fallas en los cálculos estructurales son algunas de las razones. Reiniciar la construcción requiere un nuevo permiso.

Media docena de edificios se encuentran abandonados en Neuquén. Litigios, fallas en los cálculos de obra y cambios en el mercado inmobiliario, son los principales factores que dejan sin terminar las construcciones en altura. Entre los vecinos se generan quejas y molestias por los problemas que acarrea tener de vecino un lugar desocupado.

La baja de los valores inmobiliarios de los terrenos lindantes, la acumulación de basura, nidos de aves y la inseguridad son los principales miedos de quienes viven alrededor de estos lugares. Piden al municipio que tome cartas en el asunto para “embellecer” la ciudad.

En la calle Sargento Cabral al 600, un complejo de dos edificios, con seis pisos cada uno apodado por los vecinos “el palomar”, se encuentra abandonado desde el 2000. La crisis económica frenó la obra y hoy desde la vereda se puede ver una fachada marcada por el paso del tiempo, con vidrios rotos, persianas caídas y el vuelo constante de sus únicos habitantes: palomas y aguiluchos.

“Este es un edificio que se encuentra en un litigio por una empresa que quebró”, aseguró el subsecretario de Obras Particulares del municipio, Luis López de Murillas.

Otro complejo en la misma situación se encuentra en calle Jujuy 324. El responsable se fue abruptamente y dejo todo sin terminar. En este edificio quedaron andamios y cosas peligrosas que nadie las mantiene. El Tribunal de Faltas ordenó retirarlas y el municipio tuvo que hacerlo.

La falta de inversión y de fondos transformaron dos edificios que prometían contar con pileta, sum, gimnasio y más de 10 pisos de departamentos, en una postal del abandono. Los hierros de los balcones están oxidados, el salitre pinta los ladrillos y los pastizales crecen en su planta inferior. “Desde hace 5 años, por lo menos, que esta abandonado” detalló Eve, una vecina de la zona. Los vecinos hicieron denuncias por los distintos problemas que acarrea el edificio, pero aún no han recibido respuestas.

Distinta es la suerte, de los ya históricos edificios abandonados de la ciudad, que se ubica en la intersección de Juan B Justo y Colón. Desde hace más de 30 años que dos torres de cuatro pisos grafiteadas por artistas anónimos y un amplio terreno se encuentran despoblados. Ahoratienen nuevos dueños, quienes se encuentran evaluando el destino que le darán.

“Son negocios en los que invierte a largo plazo. La gente dejó de confiar en esto y se esgrimieron otras estrategias de inversión”,

dijo Diego López de Murillas, presidente del Colegio de Arquitectos.

Reactivar una obra

no es tan simple

Para reactivar una obra no sólo se necesita plata. Ademas, se debe conseguir una nueva autorización del municipio.

“La municipalidad constata si existe deterioro en la estructura. Si la estructura esta sólida, se puede reactivar. Caso contrario hay que demoler lo edificado y empezar de cero”, afirmó Diego López de Murillas, presidente del Colegio de Arquitectos de Neuquén.

Un claro ejemplo de esta situación fue el viejo edificio de Yrigoyen y Belgrano. Frenada la obra, que estaba destinada al Juzgado Federal y al no contar con los recaudos necesarios se procedió a la destrucción para iniciar una construcción nueva.

Desde el cuerpo colegiado, esperan que la situación se revierta. “La construcción “siempre fue un lugar seguro para la inversión y la generación de empleo”, dijeron.

Datos

“Son negocios en los que invierte a largo plazo. La gente dejó de confiar en esto y se esgrimieron otras estrategias de inversión”,

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