Recorrida por Tronador, la mayor planta cloacal de la Patagonia

El complejo funciona al 100% y aseguran que ya no se arrojan líquidos crudos al Limay. Avanzan los trabajos para conectar la colectora del oeste.

“Ahora que contamos con los 12 módulos podemos decir que es la planta de tratamientos de residuos cloacales más grande de toda la Patagonia”, manifestó el presidente del Ente Provincial de Aguas y Saneamiento (EPAS), Mauro Millán, en medio de una recorrida entre los cinco nuevos reactores biológicos de la planta Tronador. Estiman que ahora tiene una previsibilidad de 15 años.

Dejando de lado el potente olor, que adormece cualquier nariz en cuestión de segundos, dentro del predio de 60.000 metros cuadrados donde hoy funcionan los equipamientos que tratan los residuos cloacales, de casi la totalidad de la ciudad de Neuquén, todo reluce. Las máquinas trabajan con eficiencia y el agua que termina en el río Limay se ve traslúcida.

Durante una recorrida, Millán comenzó su explicación técnica derribando un mito: “la gente tiene que dejar de creer que el agua que sale de esta planta es agua potable, y que las autoridades tienen que venir con un vaso y beber para comprobar que todo funciona bien. Nosotros no potabilizamos agua, nosotros la tratamos y la vertimos depurada, dentro de los parámetros establecidos”.

El sistema funciona por gravedad y, como lo indican los libros, la planta se aloja en la parte más baja de toda la ciudad, en este caso es el extremo sureste, pegada al cause del río Limay.

Todo se facilita porque Neuquén tiene una gran pendiente natural.

Actualmente son ocho las colectoras de diverso tamaño que ingresan a Tronador. En dos años será se incorporía al sistema la colectora máxima del oeste, que será la única que , en su último tramo, llevará por bombeo los efluentes durante unos ocho kilómetros, desde el barrio Valentina Sur.

El tamaño de los caños colectores es variado, pero “en promedio tiene un diámetro de 1.500 milímetros, o sea un metro y medio”, explicó Millán. Si bien no se explicitó el volumen total que recibe la planta, si se informó que por hora se vierten alrededor de 4.000 metros cúbicos de agua clarificada, equivalentes a unos 8.000 tanques domiciliarios.

¿Cómo es el proceso?

Sobre los líquido cloacales que ingresan se realizan seis procesos que alternan entre físicos y químicos, para que al final del recorrido se vea el agua clara. Primero pasa por la sala de rejas, que es un tamizador que filtra sólidos ajenos a las aguas servidas: pañales, profilácticos, algodones y basura. Luego el líquido es conducido a un sedimentador primario donde, por decantación, se retira el exceso de arena.

De allí el ducto lleva los fluidos hasta los módulos, que constan de tres partes. El primero es reactor biológico que se puede graficar como un gran tanque donde se efectúa la depuración de materia orgánica con bacterias. Este se divide en dos: de un lado se realiza una depuración aeróbica, que alimenta la colonia de microorganismo con aire y, al otro lado, anaeróbica.

Luego pasa al sedimentador secundario, que retira el exceso de lodo y lo deriva al espesador de barro. Luego emana el agua clara por bombeó hasta la última etapa, que es la desinfección y que en este caso se realiza con tubos de rayos ultravioletas.

En números

Se incluyó en las obras la construcción de una válvula antiretorno, que impide que los líquidos vertidos regresen por el caño cuando aumenta el caudal del río Limay.

El último módulo de la planta se encuentra ocioso y lo pondrán en funcionamiento antes de que concluya el plazo de garantía de la obra, que es de un año.

Datos

360.000
es la capacidad de usuarios que pueden contener los 12 módulos Tronador. La ciudad tiene 280.000 habitantes.
$320
millones fue lo que se
invirtió en la instalación
de los 5 nuevos módulos.
95%
es la población estimada oficialmente que tiene cobertura cloacal en la
ciudad de Neuquén. La media nacional es del 50%.
4.000
son los metros cúbicos de agua saneada que la planta vierte por hora en el río Limay.
Se incluyó en las obras la construcción de una válvula antiretorno, que impide que los líquidos vertidos regresen por el caño cuando aumenta el caudal del río Limay.
El último módulo de la planta se encuentra ocioso y lo pondrán en funcionamiento antes de que concluya el plazo de garantía de la obra, que es de un año.

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