Testigos e imputados dieron su palabra en el juicio “La Escuelita” V

Cuatro acusados prestaron declaración indagatoria. Camarelli afirmó que en la comisaría de Cipolletti no se torturó.

Se realizó la última audiencia de testimonios del juicio “La Escuelita V” en Neuquén por las torturas de Alipio Quijada y Félix Oga y se espera que los acusados también hagan uso de la palabra.

Durante la audiencia, cuatro de los siete acusados prestaron declaración indagatoria. En la apertura del juicio, el coronel retirado Oscar Reinhold (82) adelantó que no hablará y lo mismo dijo el teniente coronel (re) de inteligencia del Ejército, Sergio San Martín (76).

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Oscar Reinhoold y Sergio San Martín no declarton ante el tribunal. Quienes prestaron declaración fueron: Jorge Molina Escurra, Antonio Camarelli, Gustavo Viton, y Jorge Di Pascuale

Jorge Soza dijo que iba a hablar el 5 de diciembre, lo que podría se atrasar una vez mas el cronograma previsto para los alegatos.

Molina Escurra se reconoció como segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 182 de Neuquén, que estaba a cargo de Mario Gomez Arena.

Camarelli declaró que “iba atrabajar lo que le queda de vida para que se le quite esa ominosa placa de la Comisaría de Cipolletti”. El ex comisario de la policía rionegrina afirmó que “nosotros no torturamos a nadie en Cipoletti”, y que ese lugar “no fue un centro clandestino de nadie”.

Gustavo Vitton negó su participación en los hechos y argumentó que parte de la acusación esta basada en pruebas falsas.

Los jueces del Tribunal Eugenio Krom, Orlando Coscia y Pablo Lacava programaron que el veredicto y la sentencia se den a conocer en febrero de 2018.

Declaración de Nano Balbo

En la jornada de hoy declaró Orlando “Nano” Balbo, quien ya contó sobre su detención en el destacamento de la Policía Federal durante el segundo tramo de los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

Balbo señaló que ”La inspección ocular marcó una cosa importante: Nadie que haya estado en la Federal puede ignorar que pasaba ahí”. “

El testigo describió que “era una casa que no tenía mas de 80 metros cuadrados, muy chuiquita con toda construcción tradicional”, y que “cuando la fui a reconocer me mareó porque habían cambiado todo”. Balbo consideró que las personas que trabajaban en ese reducido espacio era imposible que no escucharan los gritos de las personas que eran detenidas y torturadas. “Creo que los vecinos tenían que conocerlo”, afirmó Balbo.


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